Día 1
Como príncipe de las tinieblas me enseñaron a eliminar cualquier sombra corrupta indiferentemente de su forma, sin vacilar. Mis ataques son naturales, pero letales.
El motivo; cometí uno de los más grandes pecados que te cierran instantáneamente las puertas al cielo. Soy Darrien, aunque la gran mayoría me ha puesto el sobrenombre de ángel de la oscuridad.
Día 1:
Acto seguido de que me sonará el despertador me llegó una notificación de un trabajo que debía realizar. Me miré al espejo y me alboroté mi cabello negro, me coloqué mi atuendo y me puse mis pistolas a un lado y lado de las piernas. Miré por la ventana, un día lluvioso donde las grandes nubes negras cubrían el cielo, la nitidez de la mañana se había desvanecido. Caminé hasta la puerta principal arrastrando los pies. Tenía que dirigirme a la gran plaza del centro de la ciudad.
Mi objetivo caminaba tranquilamente por el paso de zebra, mirando el móvil. Sentía la gente caminar a mi alrededor sin percatarse de mi presencia, invisible ante ojos humanos. Cogí la pistola de la pierna derecha y sin miramientos disparé una de mis balas más letales, provocando que mi objetivo cayera al suelo sin previo aviso.
- ¿Qué ha pasado?-las voces casi inteligibles murmuraban en distancias. Varios peatones se colocaban alrededor del cuerpo que minutos antes se había desplomado como un muñeco al suelo.
- ¡Llamar a una ambulancia! – la gente parecía alterada. El sonido de los gritos y los frenazos se mezclaban con el de la lluvia, hueco y sonoro. Las luces de los intermitentes y las señales de alerta se desenfocaban con la lluvia insistente que no parecía cesar.
Observé por unos minutos la escena tan gratificante que mis ojos estaban visualizando. Cualquier sombra debe ser eliminada.
Me giré para volver a casa y en la distancia podía ver una silueta femenina aterrada mirando directamente hacia mi. Parecía en estado de shock. Era consciente que no podía percibir mi presencia así que continué en su dirección, la misma que me llevaba a mi habitáculo. En mis manos aún tenía el arma de la que el humo de las tinieblas no dejaba de salir. Su mirada se dirigió a mi arma y nuevamente a mi rostro.
- No puede ser...-no podía dar a crédito. Antes de que pudiera defenderme con palabras la muchacha empezó a correr aún aterrada, sin dirección aparente.
No entendía el motivo, pero mis piernas decidieron reaccionar yendo tras ella. Llegamos a un callejón sin salida donde una única luz parpadeante era la protagonista.
Esa pequeña luz me permitía ver con más detalle el aspecto de esa muchacha. Tenía el cabello castaño ondulado, húmedo por haber corrido bajo la lluvia durante tanto tiempo. Sus ojos destacaban bajo su flequillo, ámbares. Su tez era pálida. Su mirada intensa pero ahora solo se podía ver el terror a través de ella. Vestía una faldilla de volantes negras y unas botas militares junta con unas medias del mismo color. Llevaba una camiseta amarilla que hacían juego con sus ojos acompañada de una cazadora ancha negra.
- No...No...me...mates....- su voz casi imperceptible y llena de terror. Sus manos estaban colocadas encima de su boca y de sus ojos no cesaban las lágrimas, las mismas que se mezclaban con las gotas de lluvia.
Le miré fijamente a los ojos sin saber como reaccionar y sin decir una palabra me desvanecí provocando que la muchacha cayera al suelo de rodillas sin saber como reaccionar a lo que acababa de vivir.
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Ángel de la Oscuridad (Príncipe de las tinieblas)
FantasyComo príncipe de las tinieblas me enseñaron a eliminar cualquier sombra corrupta indiferentemente de su forma, sin vacilar. Mis ataques son naturales, pero letales. El motivo; cometí uno de los más grandes pecados que te cierran instantáneamente las...