«Cuando el portal se activa,
es que las coordenadas no son incorrectas.»
Aforismo de los pintores de portales
Pero esto es imposible, Caliandra —dijo Tabit—. No se puede descubrir una localización concreta solo
con la lista de coordenadas.
—Dile entonces a maese Saidon que su asignatura de Interpretación de Coordenadas no sirve para
nada —lo desafió ella.
—No he querido insinuar eso. Por supuesto, el estudio de las coordenadas de un portal nos puede
decir mucho acerca de su punto de destino, pero no nos puede indicar cuál es el lugar exacto, a no ser que
atravesemos el portal y lo descubramos por nosotros mismos.
Cali suspiró y volvió a contemplar aquel papel sucio y arrugado que había sido el origen de la
discusión. Se encontraban ambos de vuelta en la Academia, en la sala de estudio de Tabit, donde se
habían encerrado para debatir acerca del mensaje que habían traído desde Vanicia. Tras sacar todos sus
apuntes sobre la materia, Tabit se había apresurado a pasar a limpio las coordenadas para no perderlas.
Cali, por su parte, se limitaba a observar el papel con reconcentrada intensidad.
—Y, de todas formas —añadió el joven—, nada nos asegura que estas coordenadas indiquen el lugar
donde se encuentra maese Belban.
—¿Y por qué iba a dárnoslas su hermana, si no?
—Bueno… era una mujer un poco rara.
Cali sacudió la cabeza.
—¡Pero nos estaba esperando a nosotros, Tabit! O, mejor dicho… ¡me estaba esperando a mí! Por
eso reaccionó cuando mencionaste mi nombre y me sometió a una especie de prueba… que solo el
ayudante de maese Belban pasaría.
Tabit la contempló con escepticismo.
—Te recuerdo que nos dijo que llevaba treinta años sin ver a su hermano, Caliandra. ¿Cómo iba a
saber…?
Ella rió sin alegría.
—Tabit, tienes que asumir que la gente miente a menudo —le recordó—. Sobre todo si quieren
proteger algo… o a alguien. Sin duda maese Belban fue a ver a su hermana y le dejó esa pista para
nosotros, porque sabía que tarde o temprano iríamos a visitarla. Pero quizá era consciente también de que
había gente buscándolo… y por eso se aseguró de que solo yo llegaría a recibir estas coordenadas.
—¿Quieres decir que maese Belban está huyendo de la Academia? ¿Como si les temiera, o algo así?
—Quizá «huir» no sea la palabra adecuada —reconoció Cali—. Tal vez no quiere que lo encuentren
todavía. Piensa que, si es verdad que está tratando de cambiar el pasado, quizá se haya escondido en
algún lugar donde sabe que nadie va a molestarlo mientras trabaja en ello.
Tabit volvió a contemplar las coordenadas, pensativo.
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El libro de los portales
Science FictionNo existen fronteras para aquellos que se atreven a mirar más allá. Los pintores de la Academia de los Portales son los únicos que saben cómo dibujar los extraordinarios portales de viaje que constituyen la red de comunicación y transporte más impor...