Capítulo 8

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Mierda.

Bufó para sí mismo. Estaba demasiado nervioso ante la cercanía del más alto. Taehyung tomó su barbilla con suavidad, como si fuera poco, Jimin cerró sus ojos anhelando el ansiado beso de cuentos de hadas. Mientras, el castaño se humedeció los labios, estaba a punto de atraerlo hacia su persona y darle un beso, pero el ruido proveniente de la puerta hizo desviarse del rostro de su chico a las manos de la persona que estaba detrás de la puerta. Sabiendo la situación, se separó de manera rápida de Jimin.

—¿Tae? —susurró con sus ojos aún cerrados.

—Buenas tardes, oh, Joven Kim, ¿cómo está? —dijo el doctor Choi con una sonrisa, estrechando su mano con el castaño.

Al escuchar la voz, Jimin abrió los ojos con asombro por lo que estaba viendo. Ambos hombres se estaban saludando de una manera, que le parecía poco común.

—Buenas tardes —respondió con educación. —. He estado mejor, acabo de salir del trabajo y vine a saludar a Jiminie.

—Qué bueno, ¿y cómo está nuestro paciente?

Jimin seguía mirando la escena confusa, ¿desde cuándo el doctor conocía a Taehyung?

—Estoy bien —contestó, en tono molesto. —. Un momento, ¿desde cuándo ustedes se conocen?

Taehyung alzó una ceja asombrado por el actuar del rubio. Evitando reírse, se acercó a pasos lentos a su persona y permaneció a su lado.

—Es el chico que te trajo aquí, Park —dijo Choi con voz calmada. —. He venido a darte el alta, ya puedes irte a tu casa, pero con la condición de descansar.

Jimin rodó los ojos, asintió con los brazos cruzados. Estaba enojado. Pensaba cumplir con lo que pedía el médico, pero si algo no le gustaba era quedarse en su departamento sin hacer nada o quedarse acostado y ver la televisión. Aunque lo último podía rescatar, de vez en cuando lo hacía y conociendo su condición aun le hacía difícil hacer esa sencilla tarea.

—Por precaución, si es que son cercanos o familia, él será testigo sobre tus avances —murmuró divertido, el rubio se ruborizó ante eso. —. Fuera de bromas, te veo dentro de dos semanas para ver cómo sigues. Tengan una buena tarde, chicos. —finalizó haciendo una reverencia y salir de la habitación.

Algunos minutos pasaron, Jimin se sentó sobre el colchón de la cama y empezó a colocarse sus zapatos. Agradecía que haya un poco de silencio, tranquilidad y nada de regaños por parte de su mejor amigo, cercano o medico por su salud.

—Jimin-ah —murmuró Taehyung con voz ronca. —. ¿Quieres que te lleve?

Excepto el chico alto, lindo y cursi que estaba presente en la habitación. A él le notaba bastante serio y callado, pero si se trata de escribir o demostrar sus emociones lo hacía con tanta tranquilidad sin ninguna traba alguna y eso le gustaba.

—Jimin-ah.

Saliendo de su pensar, terminó de atarse los cordones y le miró. La cara relajada, seria y con una breve sonrisa, le hizo sentirse muy nervioso. Desvió su vista del chico, jugueteo un poco con sus manos y empezó a levantarse de la cama.

—Yo... e-espera. —tartamudeó. —. ¿C-cómo...?

Viendo que estaba haciendo dos cosas a la vez, no lo pensó mucho y le ayudó a su chico a levantarse de un tirón. Ante eso, Jimin se tambaleó un poco y chocó su cara en el torso ajeno. Al intentar incorporarse, alejarse y disculparse por su actuar tan tonto, el olor varonil de almendras que poseía inundó su nariz y con sus manitas con fuerza se aferró a su ropa negra.

Joder... hueles muy rico, Taehyung pensó como un chico enamorado, inhalando un poco más de su perfume y separarse poco a poco del más alto. Se posicionó bien, miró abajo y sonrió al ver sus piernas sin temblar como una gelatina.

El chico de la cafetería • 𝐕𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora