ÉL - Un Verano En California [US #1#]

C A P Í T U L O 47

 N/A: Os recomiendo leer este capítulo escuchando la canción de Shaylen titulada: Forgive Myself. Será mucho más gratificante y os podréis adentrar más a la escena que se describe.

  Después de pasar la mayor parte de la tarde en el Veterans Memorial Park, nos montamos en el coche. Me lo pasé genial contemplando el ambiente que se aspiraba por allí en un día como lo era aquel. Habían un montón de niños correteando por el parque y personales repartiendo porciones de tarta de los colores de la bandera y repartían globos de los mismos colores: azul, blanco y rojo. 

  Aquella tarde conocí una parte de Justin, que hizo que todavía me gustara más. Sus chistes habían resultado demasiado malos; pero aún de la misma forma, no paré de reír en toda la tarde, y a pesar de que hubiese dejado de ser el chico rudo y desagradable aparentemente, no perdía esa tan suya característica que me había hecho sentirme atraída hacia él. Ese chico cada día me sorprendía un poco más y eso era lo que me mantenía adicta... Mis padres siempre me habían advertido sobre lo adictas que resultaban ser las drogas, pero... ¿quién me advertía de que el amor era la droga más peligrosa, adictiva y complicada de superar?

  Solo él, solo él me lo decía cada vez que le miraba a los ojos, pero, siempre iba a ser yo: lo difícil siempre me resultaría más intenso y lo perfecto demasiado aburrido.

  ...

  Puse un pie fuera del Ferrari y miré hacia arriba sorprendida. Lo que tenía delante de mí parecía el escenario de un película animada de Disney Chanel. Aquello era digno de un cuento de hadas. En cuanto salí del coche me quedé completamente absorta y ocupada admirando lo que a mi alrededor parecía completamente increíble de creer.

  Miré a Justin atónita. Supe que mis ojos irradiaban felicidad, porque así era como me sentía: feliz. Este me estaba mirando, tal vez esperando mi reacción al ver aquel sitio y cuando obtuvo lo que quería, se relamió el labio inferior para después mostrar una preciosa sonrisa juguetona que tanto me gustaba.

  Ambos nos cogimos de la mano, me acomodé el bolso para que pendiera de mi hombro con facilidad y no resultara molesto y en un paso acompasado llegamos hasta la recepción del hotel.

  El hall estaba muy abarrotado, era un montón de gente la que se paseaba por allí, a penas se podía mover uno por allí. Solamente allí, podías distinguir un montón de estilos diferentes con tan solo gritar la vista. Un montón de personas iban con cámara de fotos, con total seguridad era para rememorar el momento en el Bellagio.

  Me mantuve al margen de la tan concurrida entrada y a la espera de que Justin estuviera de vuelta. Me gustó observar a la gente que caminaba por allí. Algunos otros caminaban arrastrando maletas grandísimas y por último me fijé en la decoración, la dimensión y la distribución del hotel, ya que me interesaban mucho.

  Una inmensa alfombra recorría el suelo desde la entrada hasta el mostrador de la recepción. Sobre nosotros, el original techo era precioso con tantos colores. El suelo brillaba muchísimo y poseía líneas granates formando dibujos y aunque el hall no era mucho de mi estilo, era magnífico y encantador.

  Pocos minutos más tarde, pude divisar a Justin caminando entre la multitud. Caminaba con aire despreocupado y con una mano en el interior del bolsillo de sus pantalones a cuadros, ¿por qué aquel hombre me resultaba tan sumamente sexy? Lo entendí en cuanto un grupo de tres chicas se giraron descaradamente para seguirle con la mirada. Instantáneamente sentí la necesidad de ir hasta ellas y arrastrarlas de ese pelo de plástico rubio.

  Cuando Justin llegó, le atraje hacia mí de la solapa de la camisa y le planté un intenso beso que él correspondió e hizo que las tres mojigatas apartaran sus inquisitivas miradas de mi novio. No era de las que andaba morreándose con mi novio por la calle donde todo el público era capaz de ver nuestra intimidad, pero con ese chico era imposible controlar mis celos.