OO8; sᴛʀᴏᴋɪɴɢ

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No sé cómo había hecho para librarme de cada insinuación de YeoJoo. Aunque mi impulso me gritara que le diera lo que quería, esta vez mi parte moral lo impedía, no sería descuidado, claro que no.

Habían pasado dos días desde que habíamos llegado y los pasé con astucia, no me apartaba de YeoJoo, claro. Pero cada que se me pegaba de más, que 'accidentalmente' pasaba su mano por mi entrepierna, que su ropa se desarreglaba, intentaba huir pero tampoco era muy fácil. Si no me seguía ella, SangAh lo hacía, de forma más sutil e ingenua que YeoJoo.

Esa noche mi bochorno estaba en aumento a cada minuto, tener las sábanas sobre mi piel me quemaba, estaba en ropa interior, sufriendo. Miré a la luna, estaba triste, era una luna llena de brillo bajo, de calidez casi inexistente.

Me levanté al baño de la habitación, me miré unos segundos al espejo y me mandé un beso al verme tan atractivo. Lavé mi rostro con agua helada y eso pareció tranquilizarme solo que al salir no esperaba para nada lo que estaba sobre mi cama.

YeoJoo estaba con las sábanas enredadas entre sus brazos y piernas de forma poco inocente. Parpadeé dos veces y ella seguía ahí, sonriéndome. Pude notar que sólo llevaba un delgado short para dormir, seguro sus bragas también pero por lo poco que me dejaba ver la luz de la luna esa noche, supuse que ni siquiera una simple camiseta llevaba puesta arriba.

Le di la espalda al terminar de verla y el aire me faltó, no podía creer que la misma YeoJoo inocente del primer día era la misma que estaba en mi cama de esa manera.

Aún sin mirarla, posé mi brazo sobre el marco de la puerta y sobé el tabique de mi nariz con frustración, era sofocante.

—YeoJoo, ¿qué haces aquí?

—No puedo dormir, profesor Lee. Esperaba que me dejara hacerlo con usted.

—Dime por favor que tienes algo puesto en tu pecho.

—Hace calor, ¿es siquiera necesario?

Sentía que me iba a desvanecer justo en ese marco, esa tranquilidad que había conseguido se había ido al diablo, ahora estaba impaciente. Si YeoJoo seguía ahí y así, iba a hacer algo de lo que seguro no me arrepentiría por años.

—YeoJoo, vete.

—¿Y si no qué?

—Por favor.

—¿No le gusto, profesor?

—YeoJoo, me meterás en problemas.

—Míreme.

—Eres una niña, ¿cómo puedes estar haciendo estas cosas?

—Le dije que no era tonta.

Por fin me digné a mirarla, ella estaba recostada sobre la cama boca arriba con su espalda ligeramente curvada, parecía que se estiraba como un lindo felino. La luz que entraba por la ventana caía en el cuerpo de YeoJoo, creando sólo sombra del lado que la miraba. Vi su silueta y mordí mi labio inferior, comenzaba a perder paciencia.

—Última oportunidad.

—Oportunidad que no tomaré.

Nínfula, ninfa, musa, niña, YeoJoo.

YeoJoo tenía ese lado que me dejaba intrigado y justamente me lo estaba mostrando mientras la tenue luz que entraba a la habitación contorneaba su cuerpo, desde su bonito rostro, a sus senos terminando en la punta de sus pies. La luna tenía el brillo bajo del tono anaranjado que daba un aura de profundidad, no como el brillo azul que daba destellos de melancolía.

No entendía a YeoJoo. Sabía que era una niña inocente en muchísimos aspectos pero no lo parecía en este, desde la primera vez que me abrazó poniéndose en mi regazo, detecté que un ámbito en el que su inocencia se perdía; en lo sexual, lo que me desconcertaba, lo que me dejaba incógnitas sobre el por qué.

—He visto a mi madre hacer estas cosas con muchos hombres.

Y como si leyera mi mente respondió, su madre había acelerado ese interés, su madre había despertado ese deseo y no era algo fuera de lo común, ella quería probar y me sentía halagado de que quisiera hacerlo conmigo, le gustaba entonces de verdad pero tampoco era idiota.

—Por favor, profesor.

Pidió en un suspiro y se sentó sobre la cama, dándome la espalda y viendo la sensual luna deprimente.

Lo dudé, claro que lo dudé pero no podía resistirme más, no cuando mi entrepierna dolía de tanta retención. Caminé hasta la ventana y cerré las cortinas, después fui a las puertas y las cerré con el seguro. YeoJoo sonrió al verme acercarme a ella pero mis intenciones no eran darle lo que pedía.

—Durmamos.

—Pero-

—He dicho.

Me acomodé en la cama, dándole la espalda por completo, no importaba si mi entrepierna dolía, pero grande fue mi sorpresa al ver como se escabullía entre las sábanas hasta quedar delante mío con su espalda desnuda recargada en mi pecho, su cuerpo tan pequeño encajaba en mí.

Me rendí y simplemente la abracé por su delgado abdomen dejando que nuestros cuerpos se pegaran.

Podía oler su cabello y podía sentir como su piel chocaba con mi entrepierna, imposible que no se haya dado cuenta ya.

Di algunas caricias con mis dedos en su abdomen para que se relajara pero ella respondió con un jadeo, tragué en seco de nuevo y solamente esperé que nadie me perdonara por lo que iba a hacer.

YeoJoo tenía una mano suya sobre la mía que estaba en su abdomen. Sin impedimento alguno, subí con una caricia hasta su pecho descubierto, un pecho que ni siquiera estaba desarrollado, sólo había una curvatura y eso era suficiente para hacerme perder el control.

Lo toqué y YeoJoo no hizo nada para detenerme, sólo pegó más su cuerpo al mío y jadeó nuevamente, me estaba haciendo mal.

Dejé un beso en su hombro desnudo y bajé mi mano nuevamente a su abdomen pero para seguir el camino más y más abajo, hasta la zona más prohibida e íntima de una mujer.

Ella no hizo nada más que dejarse hacer, abriendo levemente sus piernas y dejando que mi mano tocara esas zonas recónditas que no me debería dejar ni imaginar.

Mordió una almohada, sabía que tampoco podía hacer ruido, al parecer.

La toqué sabiendo que ella no sabía qué sentidos estaban atentos, sin saber que pasaba en realidad. Sus gritos de extrañeza eran ahogados en la tersa superficie de la almohada, mis dedos se movían con agilidad, mis labios daban besos por su cuello y hombros, ni siquiera pasó tanto tiempo hasta que el ruido se desvaneció y ella cayó dormida en mis brazos sin saber más del desastre en su ropa interior.

Un poco de líquido sagrado sobre mi piel y terminaría ardiendo en mil infiernos. ¿Alguien estaba realmente mirando a esta alma perdida?













































ʟᴏʟɪᴛᴀ ¡! ᴋɪʜᴏ ғʀᴏᴍ ᴍᴏɴsᴛᴀ xDonde viven las historias. Descúbrelo ahora