Libertad Soberana, Cuentos Obscenos

LA HIJA DEL PASTOR

Por primera vez había salido de la ciudad, fui a pasarme las vacaciones de fin de año en casa de una tía que nunca había visto. Vivía casi completamente a un día de viaje en bus, pero por cosas de la vida pude viajar en avión. Luego de haber llegado me reposé, me di un baño con la helada agua que corría por las frías tuberías de la ciudad que se encontraba cerca de las montañas. Los días pasaban, los fines de semanas salíamos a pasear por algunos lugares interesantes de la ciudad, todos íbamos, por supuesto: mi tía, su esposo y mis dos primos. Un domingo muy temprano fui despertado para ir con la tía a la iglesia; ella era muy religiosa y por obligación todos los días iba a escuchar la palabra de Dios. Yo no era un tipo religioso, ni siquiera me gustaba ir a alguna iglesia, pero no me quedaba opción si no ir con toda su familia, ya que, me encontraba viviendo en su casa.

Me bañé, me alisté y todos desayunamos para salir temprano. A unas cuadras estaba la iglesia, unos diez minutos caminando llegamos, entramos buscando algún lugar para sentarnos y mi tía nos guío hacia los puestos que se encontraban precisamente delante de todo el salón.— ¿Joder enserio? —, me digo mentalmente al sentarnos delante de todos. Mis ojos se pierden recorriendo todo el lugar, observando algunas carteleras coloridas con mensajes de la biblia o cosas por el estilo, además miraba el rostro de una que otra persona que estaba ahí, prestando atención lo que decía el pastor.Después de sufrir dos horas sentado, por fin nos iremos a casa. Nos levantamos, pero mi tía empieza a saludar algunas personas y al acabar busca al pastor para saludarle; llegamos dónde estaba él, acompañado de su esposa y su hija, me quedé viéndola de arriba abajo, era una chica muy bonita, por debajo de su vestido unos pequeños senos se resaltaban, mis ojos en cómplice con mi mente me empezaban a excitar y mi entrepierna empezaba a hincharse delante de ella. Creo que lo notó por la forma en cómo sus ojos bajaron mientras me analizaba y, me sonreía, pero todo se veía normal. Antes de salir de allí, una chica se me acerca y me entrega un papelito susurrándome — ya sabes quién te lo manda —.

Llegamos a casa otra vez, me tiré en la cama y me dije a mi mismo — por fin paz— de repente recordé el, lo busqué y lo desarrugué, decía: "hola aquí mi número 3058256378, escríbeme", cogí el celular, agendé el teléfono y escribí — Hola, que tal —, a los tres minutos el celular suena como cuando un mensaje llega, lo tomé y ella me había respondido:— Bien gracias, soy María recuerdas la hija del señor que estaba hablando hace un ratico en la iglesia, ¿tú no eres de acá cierto?, primera vez que te veo con la señora Raquel.— Soy de Barranquilla, llegué acá hace unas semanas y vine a pasarme las vacaciones de Diciembre.— Ah vaya que bien, espero que las disfrutes en esta ciudad tan inmensa, si quieres puedo ser tu guía— Claro, como no, si quieres podemos empezar hoy.— Bueno está bien, si puedes llégate a la iglesia, al lado vivo yo – contesta ella invitándome a su casa.— Dale, no hay problema nos vemos a las tres después de almuerzo, hablamos luego chao.Vuelvo y tomo un baño, almuerzo, reposo una hora y espero a que sean quince minutos antes de las tres. El tiempo corre rápido y salgo, pero claro. Antes pido permiso para que me dejen salir; al salir de la casa la llamo y le aviso que ya voy en camino. Por fin llego, toco la puerta de aluminio y en menos de dos minutos ella sale, algo nerviosa mira a todas partes como si dejarme entrar fuera algo prohibido. Subiendo las escaleras me fijo en su lindo culo redondo que medio se veía por debajo de su falda, me señaló una silla para que me sentara, asentí de buena gana y descansé por un momento, me ofreció algo de beber y acepté un vaso deagua. Mientras iba y lo traía, mis ojos analizaron todo el lugar y por el pasillo por donde ella se había ido, noté una puerta entreabierta, era una habitación, por lo que pude ver había una cama grande y en la pared había un cuadro de Jesucristo, eso no me importaba, me imaginaba que era la habitación de sus padres. Al regresar le pregunté qué en donde estaban sus papás, además pregunté si ellos sabían que yo estaba aquí, ella me dice que eso no importa y, además. se iban a demorar.

Me invitó a pasar a su habitación y a sentarme en su cama, ella se sentó al lado y empezamos hablar un poco de nuestras vidas y cosas por el estilo. Después de un rato caí acostado en su cama con sueño, en ese momento ella se me pone encima y me besa, fue algo que no esperaba de alguien como ella, pero no me molestó, respondiendo con mis labios en sus labios, entre beso y beso, la respiración se hacía más difícil, la excitación subía a niveles elevados, mi polla se empezó a poner dura, ella la sintió por debajo de su ropa interior y, sonriéndome me preguntó que si recordaba cuando esta mañana nos habíamos visto, le dije que sí, como olvidar ese suceso que apenas hace unas horas había pasado, ella me dice — me mirabas mucho incluso vi que en tu pantalón se marcaba algo —, yo le dije — ven y averigua qué es — ella muy traviesa mete su mano por la cremallera y empieza a tocarme, lo saca de mi pantalón y lo roza entre sus piernas, toco por debajo de su falda, la beso otra vez y ella excitada hace a un lado su ropa interior y se acaricia hasta que lo introduce dentro de ella, ella inicia a moverse lentamente. Mis manos se dejan llevar buscando la forma de quitarle la blusa, pero ella me gana y se la quita, veo su sostén negro. Se lo quito de un solo jalón y con mi brazo derecho la abrazo y la acerco más a mí para besarla y poder lamer sus pequeños senos que son adornados con unos pezoncitos rojizos.Me levanto de la cama y me quedo de pie frente a ella, mi erección muy dura apunta hacia la cara de María, la cual lo toma con sus manos y empieza a chupármela, succionándola y moviéndola de arriba abajo, con movimientos suaves y en instantes rápidos. Pareciera que no fuera la hija ejemplar de un predicador, por su forma de mamármela y de follar, era una puta pecadora, pero me encantaba que disfrutara de aquello y me diera ese placer tan inesperado — joder me voy a venir María — le digo a ella muy excitado — vente en mi boca, hazlo — contesta ella mientras me lo menea rápidamente, mientras mi verga le apunta en la cara. No aguanté más, mi esperma salió disparado como si fuera el agua saliendo a presión de una manguera, toda su cara quedó empapada de mi semen, ella muy excitada pasa su lengua por sus labios mojados del líquido espeso, mientras se acerca a mi polla y la empieza a chupar otra vez tratando de sacar lo poco que quedaba, me acosté un rato, ella salió para el baño a limpiarse, y de repente escuché como si abrieran aquella puerta de aluminio, ¡mierda!, podrían ser... sus papás. Escuché la voz del señor que decía — ¿María estás aquí? — ella contesta que sí, mi corazón latía con fuerza, pensé que se me iba a estallar si me llegaran a encontrar acá, tome mi camiseta y mis zapatos y me metí debajo de la cama a esperar a que María se ingeniara la forma de que yo saliera de ahí. Por fin salió del baño, y se encerró en la habitación, en voz bajita me llamó y salí de donde me encontraba, le pregunté qué íbamos hacer, no me podían ver acá, nos matarían a ambos. Duramos pensando mientras ella se vestía, arreglaba la habitación y de repente me dijo — mira, cuando yo te avise baja por las escaleras, yo saldré contigo —, y haré como si fuera a comprar algo —, asentí con la cabeza y esperé detrás de la puerta por su señal. Me asomé y no había nadie por ahí, esperaba a que solo ella me dijera que bajara por las escaleras y la esperara en la puerta. Y así fue, vi su señal y caminé de puntas hacia la puerta. Al dirigirse a las escaleras, su papá sale de su habitación para decirle que le compre una pastilla para el dolor de cabeza, ella nerviosa dice que sí, y baja y abre. Ya afuera pudimos respirar tranquilos y sin miedo a que nos descubrieran, así que con un beso en la mejilla nos despedimos y prometimos vernos algún día para volver a follar.