t r e s

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Louisa salió de clase y se recargó en una barda frente al estacionamiento a esperar a su tía, ese día salía temprano y pasaría por ella al instituto

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Louisa salió de clase y se recargó en una barda frente al estacionamiento a esperar a su tía, ese día salía temprano y pasaría por ella al instituto.

Vio cómo los alumnos iban desapareciendo uno a uno, dejando el estacionamiento casi vacío. Louisa miraba nerviosa a la calle, su tía ya había demorado mucho, normalmente sólo tardaba unos quince minutos después de la hora de salida; pero ya habían pasado más de cuarenta minutos y ni siquiera le había dejado un mensaje.

Supuso que iba a llover, no sería nada raro, en Forks la lluvia era cosa de diario. Y tenía razón, porque a los cinco minutos de ese pensamiento comenzó a llover a caudales.

No tardó en estar calada de pies a cabeza, y eso sólo por el tiempo que tardó en llegar a una cubierta.

Odió a su tía en silencio, ahora no había forma de irse caminando ni tampoco podía pedirle a alguien que la llevara porque el instituto se encontraba desierto. Pudo haberle avisado, entendía que su trabajo fuera demandante, pero un mensaje de texto no demora más de treinta segundos.

Aún así no le molestaba vivir con Marianne, existían desventajas como esa, pero la verdad era que tenía la casa para ella sola la mayor parte del tiempo; además de que Marianne se encargaba de hacer las compras. Louisa ni siquiera se atrevía a reclamarle, no después de todo lo que hacía su tía por ella.

Terminó por sentarse en los escalones y se dedicó a leer 'historia de dos ciudades' de Charles Dickens, su clásico favorito.

—Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos... —citó una voz a sus espaldas causándole un escalofrío.

Louisa volteó y vio a Jasper Hale mirándola con una sonrisa ladeada, la castaña sonrió ligeramente.

—Lo conoces.

—¿Hay alguien que no lo haga? —preguntó el rubio sentándose a su lado, Louisa sentía el corazón latiéndole con fuerza en el pecho.

—Por lo menos dos terceras partes de los alumnos.

Jasper sonrió.

Se quedaron un momento en silencio, a Louisa le gustaba tener a Jasper tan cerca, se sentía... no sabía describirlo, simplemente había una paz que la invadía cuando él estaba cerca.

—¿No deberías haberte ido ya? —preguntó el rubio al cabo de un rato.

Louisa se encogió de hombros.

—Creo que mi tía me olvidó.

Jasper rió y Louisa volteó a verlo, le hubiera gustado poder congelarlo en ese momento, con el cabello rubio moviéndose con el viento, sus ojos dorados brillantes, su sonrisa... se veía tan natural, parecía no esforzarse en lucir perfecto y siempre lograba hacerlo.

—¿Quieres que te lleve? —preguntó Jasper finalmente, mirándola con su clásica profundidad.

—No quiero ser una molestia... —comenzó Louisa.

brown eyes || jasper h. & paul l.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora