La noche había caído junto con una tormenta, la luz se había ido hace unos pocos minutos y la casa estaba totalmente iluminada por velas. Tomé un portavelas y caminé hacía la sala de estar. Me acerqué a la chimenea y refregue mi mano libre en mi brazo. Tiré unos cuantos palitos y me senté en un sillón al frente de esta y coloque el portavelas en la mesita que tenia a mi lado izquierdo. Nina, mi gata, se acercó a mi y enredó su larga cola gris en mi pierna. La levanté y la acomodé en mi regazo, la empecé a acariciar y comenzó a dormirse sobre mi, miraba fijamente la ventana mientras disfrutaba el profundo silecio que envolvía la sala, cerré los ojos por un momento, el silecio fue torpemente interrumpido por un rayo seguido a los pocos segundos por un trueno largo y ruidoso, Nina se acurrucó aun mas en mi regazo posiblemente asustada por el trueno. Abrí rapidamente los ojos con un poco de miedo y miré nuevamente la ventana, vi a una mujer vestida totalmente de negro, con la cara cubierta por un pañuelo blanco. pasó rápidamente y parecía que ocultaba algo entre sus brazos. Pensé por un momento en su bolso ya que llovía mucho y tal vez no quería que se mojara lo que sea que llevara dentro. De un segundo a otro me olvide de la mujer y volví a cerrar los ojos acomodando mi cabeza hacía atrás. Me dormí por un momento pero me vi interrumpida por un ruido seco. Tres golpes sobre madera llamaron a mi puerta pero no le di importancia, había mucho viento fuera e imaginé que podría haber sido un pajaro o algo parecido. Mire a Nina y volví a dormirme sin darme cuenta. Unos minutos más tarde el llanto de un bebé me desperto. Mire a mi alrededor, desconcertada. Levante a nina y la coloqué en el suelo, agarré el portavelas y comencé a caminar hacía la ventana, nina me seguia detras mío y se enredaba entre mis piernas. Fuera todavía llovia torrencialmente. Volví a escuchar el llanto, esta vez me sorprendió más y camine rapido hacía la entrada. El sonido del llanto sonaba cada vez más fuerte y el miedo se apoderaba cada vez más de mi cuerpo. Abrí la puerta mirando a toda dirección y baje la mirada, una brisa fierte de viento me golpeo, la luz de la vela se apago y un escalofrío me envolvió entera.