Uno

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Hola. Aquí mi segundo fic porque a una le surgen ideas cuando Bárbara López anda por la vida con una gorra negra puesta hacia atrás. 

Enjoytz

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Valentina no estaba completamente segura, realmente no al cien por ciento, pero estaba casi convencida de que la mujer sentada frente a ella al otro lado del vagón del metro la estaba observando con demasiada atención. Y no precisamente a ella, si no a su ropa, sus zapatos y más preocupantemente, su bolso.

A pesar de sentarse un poco más erguida y dirigir su mirada hacia una de las ventanillas de más adelante para evadir tener contacto visual con ella, no pudo evitar que se le erizara un poco la piel y no en una manera agradable. La verdad es que no sabía en qué momento se había convertido en algo aceptable el observar tan descaradamente a alguien que es un completo extraño para ti en un lugar público, pero tampoco podía decir que era una experta porque pocas veces había utilizado el subterráneo de la ciudad para transportarse, así que tal vez ésta práctica era algo común ahí dentro. O más bien, puede que ésta fuera a penas la primera ocasión que lo hacía. Digo, la última vez que el chofer no la pudo llevar a algún lugar fue cuando la SUV se descompuso justo frente a su escuela y había tenido que usar un Uber para volver a casa.

Aún así, ¿Quién le aseguraba que esta chica que estaba positiva continuaba inspeccionando su atuendo – en especial su cartera, debía remarcar – no se dedicaba a asaltar jóvenes independientes pero ingenuas en el metro? Alirio, su 'driver', seguía las noticias en el radio y eran incontables las ocasiones en que le había tocado escuchar cosas como esas pasando todo el tiempo.

El miedo comenzó a apoderarse cada vez más de Valentina y discretamente, sin cambiar la "distraída" dirección de su mirada, atrajo su bolso hacia su cuerpo y lo abrazó fuertemente contra su pecho, dispuesta a gritar, salir corriendo o lo que fuera necesario para resultar bien librada de esto.

Poco a poco, de la manera más sutil, miró de reojo hacia donde seguía sentada la chica solo para estar pendiente en caso de que intentara algo. En realidad, no lucía como alguien amenazador ni a punto de sacarse un arma de la mochila que tenía tan sujeta contra su torso como ella llevaba ahora la propia. Es más, al permitirse girar un poco el cuello, daba la impresión, por la forma en que su cabeza estaba recargada contra el cristal de la ventana, que se había quedado dormida.

Luego entonces, eso no podría ser más que una estrategia para que Valentina bajara sus defensas y cuando menos se lo esperara, ¡Boom!, "arriba las manos" y todo eso.

La castaña comenzó a respirar profundamente tratando de calmarse. Honestamente sentía que estaba exagerando un poco porque, aunque le doliera en el alma admitirlo, ella tenía esta ligera tendencia a dramatizarlo todo.

Por ejemplo, la semana pasada había hecho una audición para obtener un papel en la obra que el club de teatro de la escuela siempre presentaba antes de las vacaciones de primavera y, por supuesto, obtenido el rol principal.

La actuación. Otro de sus talentos.

Sin embargo, el profesor Camacho le había dicho que necesitaba mostrar un poco más de firmeza de carácter, de independencia, que no se notara que era la pequeña consentida de papá. Y bueno, mientras eso no dejaba de ser cierto, también lo era que se había sentido como un insulto a su persona, su carrera y su habilidad innata para estar sobre un escenario.

¿Ven?, Dramática.

En fin.

Carácter.

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Por favor, no te enamores sin mí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora