Al protector de mis sueños,
De mi espíritu y alma,
Al clavero de mi templo,
Que guarda mi esperanza.
Al soldado que en los frentes,
Lucha noches y días,
Al que a los enemigos confina,
Y mí santuario purifica.
Al ángel que me acoge,
Bajo su ala que extiende,
Al mensajero que nos muestra,
Y con cuidado nos atiende.
A él le confío mis llaves,
Para que mi risa vuelva a emanar,
A él le confío mi voluntad,
Para que mis ojos vuelvan a amar.
Al que sacrifica su tiempo,
Al que dona su energía,
Al que nos entrega su ánimo,
Con Fatiga y Alegría.
Al caballero de armadura,
Que a todos nos defiendes,
Nuestro agradecimiento eterno,
A nuestros galenos valientes.