TRES DÍAS MÁS TARDE.
Justin y yo caminábamos por Third Street Promenade, debido a que una de las amigas de mi madre poseía una tienda de vestidos de novia allí y habíamos quedado en que iría a visitarla al store y que al mismo tiempo aprovecharía para hacerle una pequeña propaganda a través de mis redes sociales.
De mi brazo flexionado pendía una pequeña bolsa negra y otra blanca, me mantenía ocupada y de lo más concentrada chequeando los tickets, las devoluciones y el gasto, aquellos días mi tarjeta de crédito estaba produciendo muchos gastos y eso comenzaba a preocuparme, tendría que ponerme a regular el consumo y el uso responsable que le daba a la tarjeta.
A mi lado, Justin miraba, despreocupado, los escaparates de las tiendas mientras se peinaba con una de sus manos, – o más bien, se despeinaba – el pelo, mientras que la otra la guardaba en uno de los bolsillos de su pantalón, todavía me preguntaba cómo es que no se moría de calor con esa prenda larga y ajustada.
Mientras contaba con los labios entreabiertos inconscientemente, Justin se juntó a mí, me rodeó los hombros con su brazo y me atrajo hacia sí. He de reconocer que el gesto me encantó y que a pesar de que pasara día tras día, no me acababa de acostumbrar a su confortable roce.
—Mira, ¿tienes idea de lo que ha podido pasar ahí? —me preguntó de repente Justin. Levanté la vista de los tickets y la deposité en un puñado de gente concentrada alrededor de algo, expectantes.
Le miré confusa y me encogí de hombros.
Justin y yo nos vimos picados por la curiosidad y nos acercamos sin ningún tipo de rodeo hacia donde se concentraba toda la muchedumbre.
Me puse de puntillas, pero mi metro sesenta y cinco de altura me impedía la vista del más allá de todas esas cabezas tediosas.
—Jo, no veo nada. —imploré.
Justin me cogió de la mano y me arrastró entre toda aquella gente mientras se abría paso y yo me limitaba a seguirle y a intentar esquivar a todas las personas que habían allí, era incómodo y abrumador, pero todo fuera para que mi sexto sentido de la curiosidad se calmase de una vez por todas.
Un coche se había empotrado en otro por la parte del maletero, humo salía de ambos vehículos. Me llevé la mano a la boca para evitar que un gemido de espanto se escapase de entre mis labios. No me podía creer lo que estaba viendo, pero no solo porque un coche estuviera literalmente montado en otro y pudiera explotar o tal vez incendiarse debido a la gasolina, de un momento a otro. Escenas muy agresivas en mi cabeza se reproducían y yo misma me montaba películas horribles, me fue completamente inevitable pensar en lo que había pasado.
En el interior del coche permanecía tendido el cuerpo de una niña, estaba ensangrentado y no podía dejar de mirar en como los ojos los tenía completamente en blanco. La policía trataba de ahuyentar a todos los que merodeaban por allí y la concentración de personas se desvanecía por momentos dejándonos a Justin y a mí una visión más amplia de aquella situación, mientras que los agentes del FBI se encargaban de tomar notas del escenario y envolver el lugar con cintas de plástico amarillas. Pero eso no lo era todo, era el tío de Justin el que andaba borracho en el carro que, al parecer, él mismo había estrellado, él era el causante de ello.
Aquel hombre, aparentaba más viejo que la última vez... Tal vez no fuera porque el tiempo para él había pasado más rápido, el causante de sus diez años, por lo menos mayor, que la última vez, se debía al tan diferente aspecto. Tal vez fuera que la última vez que lo vimos no estaba tan desaliñado. Esta vez, el señor vestía con un polo marino y unos pantalones largos de color beige. Sin embargo, no era la vestimenta lo que le hacía aparentar más viejo, era la cara. Tenía ojeras y los ojos los tenía rojos, sus pupilas parecían que se le iban a salir de las órbitas de un momento a otro.
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ÉL - Un Verano En California [US #1#]
Novela JuvenilLos polos opuestos se atraen, pero... ¿quién elimina la opción de que los polos iguales también lo hagan? Completamente diferentes, pero; jodidamente iguales. Así eran ellos. Su alma era negra y su vida demasiado atormentada como para saber a ci...