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—Voltéate. Mírame. Mírame —repitió, tomándolo por la garganta. Las manos de Seokjin lo sujetaron sin mucha fuerza, pero fueron certeras.

Taehyung lo obedeció. Con los ojos nublados y un poco de saliva atorando su voz, logró enfocar su visión en el mayor después de intentarlo con insistencia.

Seokjin le robó el enésimo beso de la mañana y se tragó un jadeo grave de Taehyung cuando introdujo su medio por donde estaba entrando su miembro, después de sujetarle el cuello con sólo una mano. Continuó embistiendo. Tae gemía en voz baja aferrando sus dedos a las sábanas. Estaba de costado y Jin lo penetraba en cucharita. Hasta que el mayor decidió que necesitaba verlo y él dobló su cuello tanto como pudo para someterse.

La mañana había comenzado con una llovizna ligera. Habitualmente solían despertar tarde y desayunar en la cama, y esta vez la rutina cambió luego de que los besos matutinos no bastaran. El libido de ambos seguía en las nubes. El sexo era fantástico, Taehyung sabía que cada vez que se acostara con Seokjin terminaría completamente saciado. Y sentía ese interminable deseo de que su novio se lo hiciese como solamente él sabía. Jin era el mejor, y esperaba ser el mejor para Jin también.

Sus piernas sí estaban sanas, por lo que flexionarlas, separarlas y elevarlas les permitía variar las posturas tanto como sus músculos lo permitían. Seokjin soltó su cuello para elevarle una pierna hacia arriba e impulsarse más en su interior. Y Taehyung dejó que un lado de su cabeza tocara el colchón mientras su voz se cortaba. 

Sentía que le costaba respirar, que no podía hacer más que gemir como perra en celo por la fuerza y la rapidez con la que los embistes de Jin llegaban a su ser. 

Aunque recientemente hubiera descubierto las maravillas del sexo lento lo suyo definitivamente era ser azotado con toda la fuerza de mundo. Era un sumiso acostumbrado al maltrato, pero con Seokjin se sentía como lo que debía ser: sexo placentero y rudo. Sin violencia de por medio, sin insultos ni denigración hacia su cuerpo, sin golpes violentos ni movimientos que pudieran producir dolor e incomodidad. 

Por eso se asombraba tanto de que Seokjin supiera exactamente el cómo. Y es que su novio era tan increíble que jamás llegaba a ser un dominante agresivo. Dentro de toda su firmeza la dulzura jamás desaparecía. Dentro de sus ojos grises perdidos en la oscuridad de la excitación todavía podía distinguirse un brillo único que conservaba con cada mirada, por breve que fuera. Cuando sus manos presionaban en su cintura, en sus muslos y en su espalda, Taehyung no sentía ni una sola pizca de temor. Le costaba mucho recordarse dándole aquel empujón la noche en la que llegaron a casa y se besaban como locos. Y le costaba imaginar que pudiera entregarse a otro cuerpo que no fuera el de Jin.

—¿Lo sientes profundo?, ¿Mmm?, Estás apretándome tan bien. Dime lo mucho que te encanta.

—M-me encanta, hyung —obedeció.

Taehyung sentía los golpes continuos sonando fuertes y audibles. Su cuerpo rebotaba hacia adelante una y otra vez.

—Dime que eres mío.

—¡Ah~! —gimió—, Soy tuyo, ¡Tuyo!

—Mío, así es. Sólo mío —Seokjin jadeaba con voz profunda sin detenerse—, Me encanta cogerte. Me encanta ver tu rostro cuando estoy dentro de ti. Me encanta llenarte con mi verga, sentirla crecer en tu apretado agujero. Me gustas tanto, Taehyung —susurró a su oído.

—¡Jin! ¡Ahh! ¡¡Tan bueno!! —Saber que excitaba a su hombre era impagable. Saber que Seokjin lo disfrutaba tanto como él era el premio mayor. 

—Te ves tan hermoso... Eres perfecto, bebé. Perfecto.

Una de sus manos lo apretó en una nalga. Tae tenía su trasero marcado de rojo, las bofetadas y los apretones de Seokjin se sentían malditamente bien. 

Love Me [◇JinTae/TaeJin◇]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora