Lapsus Ceepypasta

Jane Y Jeff

Pasó el puente camino al bosque, la ruta se encontraba en calma así que simplemente suspiró ante el paisaje nocturno, dio algunas vueltas de un lado al otro, miró su reloj y suspiro.
La noche se tornaba fría y su espera se volvía larga, tenía algunas ideas rondando su mente pero las hacía a un lado para no sentir la ansiedad.

Por un instante creyó oír pasos a la distancia y al asomarse al puente no vio nada. Existía la posibilidad de que no se encontrarán, eso le hizo sentir aun más ansiedad pero se negó a creerlo y sentándose en un costado se dispuso a esperar.

Al otro lado del puente unos pasos se detuvieron, clavando la mirada en la oscuridad, dejo escapar un suspiro y  antes de ponerse en marcha miró los faroles con algo de nostalgia, guardo sus manos en los bolsillos y comenzó a caminar dentro del puente.
Sus pasos hacían un ligero eco, tan suave como un susurro ahogado pero lo suficientemente claros para ser oídos desde el otro extremo.

Casi antes de cruzarlo por completo, le vio, era una persona sombría la que le esperaba inmersa en un completo silencio casi sepulcral.
Ella no habló hasta que él estuvo justo a un paso de distancia.

-... Hola.

Solo se limitó a mirarla por unos segundos y lugo respondió con un movimiento de cabeza.

Jane hablo por unos minutos y al acabar extendió su mano para cerrar el trato. Jeff miró su  mano antes de estrecharla.

-Entiendes que ya no-

-No importa. Las cosas están empeorando, aliarnos es lo mejor que tenemos.

-Siempre Tan madura.

-Esperabas otra cosa?

-Tú si?

Titubeo un segundo y se puso de pie, ahora estaban uno frente al otro con miradas amenazadoras que cortaban el aire...
Jane sonrió y le miró con una expresión coqueta dandose a entender.

-Considera esta como una propuesta única, a la primera oportuni-

-Me matarás, lo se.-Él se veía muy confiado para su gusto.

Tanta molesta confianza era un dolor de cabeza pero lo dejaría de lado por esa ocasión. Ya todo estaba dicho y por más que odiara (en algún lugar de su alma el tener que proponer esa tregua) la idea, se sentía contrariamente entusiasmada.

Nuevas y desconocidas situaciones se aproximaban y su decisión de tener a su enemigo como aliado, sería una que le traería paz y una extraña felicidad. Aunque ella aun no lo sabía.