OLIVERO GIRONDO

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OLIVERO GIRONDO

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OLIVERO GIRONDO

Octavio José Oliverio Girondo

Poeta Argentino.

(1891-1967)


No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio.


Llega un momento en que aspiramos a escribir algo peor.


La cotidianeidad nos teje, diariamente, una telaraña en los ojos.


¡España! País ardiente y seco como un repiqueteo de castañuelas.


Un libro debe construirse como un reloj y venderse como un salchichón.


La experiencia es la enfermedad que ofrece el menor peligro de contagio.


Eres tan claro y limpio y sin dobleces que el vuelo de una nube te ensombrece.


Hasta las ideas más optimistas toman un coche fúnebre para pasearse por mi cerebro.


Nada ansío de nada, mientras dura el instante de eternidad que es todo, cuando no quiero nada.


¡Y ante todo está el mar! ¡El mar! Ritmo de divagaciones. ¡El mar! Con su baba y con su epilepsia.


Ante la exquisitez del idioma francés, es comprensible la atracción que ejerce la palabra "merde".


Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto, se arroja entre las ruedas de un tranvía.


¡El arte es el peor enemigo del arte!... un fetiche ante el que se ofician, arrodillados, quienes no son artistas.


¿Y no basta con abrir los ojos y mirar para convencernos de que la realidad es, en realidad, el más auténtico de los milagros?


Con la poesía sucede lo mismo que con las mujeres: llega un momento en que la única actitud respetuosa consiste en levantarles la pollera.


La arquitectura árabe consiguió proporcionarle a la luz, la dulzura y la voluptuosidad que adquiere la luz, en una boca entreabierta de mujer. 

EPÍGRAFES FLANTÁSTICOS PARA ESCRITORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora