Ante mi, una marabunta de luces y sonidos, me confirmaron que por fin había llegado a mi destino encomendado, la feria.
Mis pies deambulaban por el rocoso suelo, acercándose a aquel lugar donde niños, adultos y Pokémon comparten risas y emociones.
En el trayecto, una voz resonaba en mi cabeza, recordando el e-mail que recibí del Profesor Radi el día de mi cumpleaños:
"Encontrarás la feria abarrotada, pero debes ignorar cualquier que puedas recibir de feriantes y visitantes. Ve directamente al gimnasio: te entraré tu primer Pokémon."
Una leve sonrisa decoró mi rostro. El Profesor Radi era un gran experto en Pokémon, ha ganado muchos premios por sus descubrimientos y ha salido en muchos programas y revistas, gracias a las cuales mi madre ha podido enseñarme su aspecto. Un señor barrigón que siempre portaba una bata que le quedaba extremadamente pequeña ¿Su orgullo le prohíbe comprarse una de mayor talla o qué? Pero bueno, una cosa estaba clara, no iba a ser difícil distinguirlo entre una multitud, destaca más que un Beedrill en un grupo de Butterfree.
Con decisión, como si tuviese la habilidad agallas y los nervios la incrementasen, seguí el camino, el que presiento que dará lugar a una increíble aventura, una aventura donde la primera dificultad sería llegar al laboratorio sin distraerme por el camino. Aún con la distancia, los puestos se veían con claridad, la feria estaba montada en el pueblo donde estaba el laboratorio del Profesor, y debía atravesarla para llegar allí, pero hacía mucho que no iba a una feria y sería una gran prueba para demostrarme que estaba listo, listo para ser un Entrenador Pokémon.
Mis palabras y pensamientos no callaban, tal vez el miedo o la incertidumbre de llegar al iluminado y sonoro pueblo, pero amenizaron más que el silencio el camino a él.
Nada más entrar, la música del lugar me envolvió, como si cambiase de canción en un reproductor de música, y con ilusión me acerqué al primer puesto de juegos que vi. Sí, la parada principal era el laboratorio y no me debía distraer de camino, pero echar un ojo, e incluso una partidita, no hará daño a nadie ¿No?
-Buenas - Dije nada más llegar - ¿Hola? - Repetí tras la escasa respuesta.
El silencio fue mi único acompañante de aquella conversación "¿Estará cerrado" pensé, fui al primer puesto que vi, ya que no vi cola, pero tal vez por algo no había nadie. Volteé mi cabeza, cal Rowlet, para ver más puestos, pero en ninguno había gente tras el mostrador, y mucho menos haciendo cola frente a estos.
Era extraño, no había nadie, por lo que continué avanzado, prestando atención a los sonidos en busca de murmullos o voces cubiertas por la música de los puestos como un Mimikyu bajo su disfraz.
Nada, no había resultado, las calles desiertas de personas o Pokémon, una muesca en mi rostro mostraba lo extraño que me parecía todos ¿Calles desiertas en plena feria?
Continué caminando por la feria y, a diferencia de cuando entré, el sonido y la música se iban debilitando, hasta silenciar todo el pueblo.
Los puestos seguían vacíos, y ahora ya no habían los sonidos o luces característicos de una feria, casi empezaba a dudar de estar realmente en una.
Todo era muy sospechoso, notaba algo en el ambiente que no me gustaba. Me paré frente a un grupo de barriles, sacos y entre ellos una carretilla. Pensé en esconderme, ideas de peligro o de un posible ataque en el pueblo, podía ser la razón de tanto escasez de vida en el lugar.
Unas voces descartaron la idea, no era música, eran voces de personas, y guiándome por ellas caminé en su dirección, para acabar frenre a una taberna. Desde su exterior se veían luces a través de la ventana, sin dudas estaba abierta, al acercarme confirmé que las voces venían de ahí "Tal vez allí me puedan explicar qué ocurre" me dije. Puse mi mano sobre el pomo, pero rápidamente me aparté "¿Y si los responsables de esto están ahí?" pensaba al alejarme.
Volví unos pasos atrás, a la calle de puestos callados, y mis ojos se clavaron en uno de ellos "¿Es realmente mala la situación para mi?" me decía al dirigirme al puesto con peluches de premio.
- Una feria vacía solo para mí, sería el sueño de cualquier niño, podría jugar indefinidamente en cualquier puesto, e incluso - Mirando la MasterBall en el podio de premios - Podría tener el premio que era imposible en una feria normal.
No, no debía olvidar la razón que me había llevado allí, ir al laboratorio, no debía hacerle esperar.
Pasé de toda distracción y seducción que pudiera ofrecerme la feria, mi madre se había asegurado de indicarme el camino antes de salir.
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Feria Pokémon
AdventureEl día de tu cumpleaños, el Profesor Radi, una eminencia en su campo, te invita a su laboratorio para darte tu primer Pokémon, pero de camino surge un problema, entre tú y el laboratorio hay una feria. No debería de ser difícil pasar por ella para l...