Prólogo

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     Un treinta y uno de julio a las 9:42 de la mañana, el sol brillaba entre un despejado cielo azul, siendo un espectáculo visual como pocas veces se apreciaba al año en el condado de Kent en Londres. Uno de los parques residenciales mejores ubicados de la zona, en la gran casa de la familia Warren se encontraba Sabine Lucile Warren en su habitación a la espera de su desayuno, sentada frente a su computador leyendo una y otra vez los e-mails que su adorado le había dejado la noche anterior, con una sonrisa en el rostro pensando que hoy debería ser un gran día.

     La mañana transcurrió muy normal entre los cuales la rutina era pasear a Duff —su Pomeranian de 3 años—, hacer un poco de ejercicio, hacer sus deberes, incluyendo finalizar el trabajo sobre Perspectiva Visual que le había dejado el profesor Payne, el cual era bastante tedioso pero logrando finalizarlo con éxito, siendo menos complicado para ella debido a su IQ bastante sobresaliente.

     Entrando la tarde la ansiedad va aumentando debido a las ansias que siente, ya que la hora se va acercando. La hora pautada son las 6:30 p.m., algo completamente cliché, pero sin reducir la emoción por el encuentro. ¿Algo extraño? El lugar. Ya que no se acostumbra que en tu primer encuentro con tu crush electrónico vayas a un cine de películas viejas en blanco y negro. Eso a Sabine no le parece extraño, más bien le resulta atractivo por el gusto tan clásico y autentico, como cada uno de los mensajes que se acostumbraban a enviarse. Además que el local con decoración antigua al que nunca había ido anteriormente, sería el lugar perfecto para tomar cientos de fotos de este peculiar ambiente. Lo cual no solo ella había pensado, sino que su querida "pareja" virtual, siendo tan consiente de su amor a la fotografía, la alentó la noche anterior que lleve su cámara y disfrute tomando fotos, para que ambos luego aprecien las hermosas tomas. Él siempre la apoyaba, y amaba cuando Sabine le enviaba las fotografías que tomaba en su día. Y ella gustosa se las enviaba, pero lo que más anhelaba era poder captar con su cámara imágenes de su amor, a quien solo había visto por fotos —y algunos videos—, quedando encantada con su apariencia física por lo atractivo que era.

     Son las 4:16 p.m. y Sabine se encuentra tumbada sobre toda la ropa que ha sacado de su walking closet, frustrada por no conseguir el outfit perfecto, creyendo que ni su vestido favorito a la medida y de su diseñador preferido quedaría bien: un vestido azul con flores bordadas a mano, que le llegaba a la altura de los muslos y brindaba una hermosa vista de un elegante escote cuadrado; siendo lo suficientemente ajustado como para resaltar cada una de sus curvas tan perfectamente que se podría confundir por una segunda piel.

     Creo que ya no le quedará de otra, ese será el vestido perfecto para la cita perfecta. Ya nada podrá salir mal, o ¿sí?

     Son las 4:37 p.m. y por fin suena el timbre anunciando la llegada de Mr. Frederick, el mejor estilista del condado y un amigo cercano a la familia que ayudará en la tarea de preparar a nuestra chica, que ya es todo un manojo de nervios. Siendo Mr. Frederick no solo su estilista personal desde que tenía memoria, sino también un gran apoyo considerándolo hasta parte de su familia, se convirtió en su confidente y cómplice acerca de esta importante salida de la cual solo pocos sabían de su existencia. Aunque de igual manera, este no conocía la historia completa, obviándose así la identidad de su amor que ni ella conocía.

     A las 5:48 Sabine se encontraba entrando a su Porsche gris plomo, ya más que arreglada, retocándose un poco más el highlighter, ya que esto en cantidad nunca hace mal. Enciende el coche sin dejar de pensar en las palabras que su "tío" Frederick le dedico minutos antes de marcharse «A veces no todo es lo que parece, niña. Ve con cuidado, ya sabes mi número», creando tal vez un poco de inseguridad en ella, pero igual no es suficiente para eclipsar la emoción e ilusión que siente por esta aventura. Se asegura de tener todo lo necesario en su mini bolsa Gucci color crema: su celular, su pequeño monedero con su identificación y efectivo, las llaves de la mansión Warren, y un pequeño bolso con maquillaje. Su preciada cámara Nikon 12000 estaba al lado de su bolsa, ya que no cabía dentro de ella.

     Son las 6:20 p.m. y luego de 30 minutos de camino, Sabine estaciona su querido coche en las afueras del cine, mientras seguía imaginando como seria escuchar su voz en vivo y en directo, escucharlo reír, poder sentir una caricia y porque no, un beso. Emocionada toma su primera foto de la noche: la pequeña marquesina encima de la entrada del lugar que mostraba las funciones de la noche. Sabine no sabía que película entrarían a ver —decidió dejar eso en manos de su "novio"—, peor solo había según podía leer dos opciones a las que podían entrar: «Obdelava Zlata» y «Ultima Testimonii».

     Mientras entraba al cine se daba cuenta de lo solo que estaba el lugar, contando solo tres empleados y una pareja un poco mayor que se notaban que eran recurrentes al lugar, gracias a la animada charla que compartían con uno de los empleados. Ya desde el primer momento se dedica a tomar fotos con su cámara; todo el local está rodeado con artefactos antiguos como proyectores de cine antiguo colocados como exposición; afiches de películas viejas; rollos grandes de película.

     Ya esos tacones le empiezan a molestar a Sabine luego de 18 minutos de espera, caminando por todo el local tomando fotografías, hasta que decide tomar asiento en el mueble rojo frente al puesto de golosinas e intenta tomar fotos disimuladamente de los empleados detrás del mostrador que usaban un lindo uniforme color azul oscuro.

     Viendo por enésima vez la cartelera de palomitas, escucha su teléfono sonar, recibiendo un mensaje que la deja con palpitaciones aceleradas: «Estoy aquí». Sin hacer esperar más, alza la mirada hacia la puerta pero no hay nadie a la vista, confundida mira un poco más hasta que escucha una voz que le habla desde su derecha.

     —Hola.

     Excitada por el momento, voltea y con el ceño fruncido mira fijamente a la persona parada frente a ella y no lo puede creer.

                                                                                     

                                                                                             ° ° °

    

      «NOTICIA DE ULTIMA HORA: Sabine Warren, una estudiante de 23 años desapareció la noche de ayer 1 de julio, luego de salir de su casa a las 5:30 de la tarde para lo que presuntamente fue a un encuentro con una persona de identidad desconocida. Si conoce algo de su paradero, favor comunicarse con los números de emergencia o de las autoridades locales pertinentes, seguiremos informando al respecto. »

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