Sin Ampersand.

Capítulo I

Espero...

Tan sólo espero ese sentir que, sería natural para cualquier persona en estos momentos.
Nada; ni tan sólo un murmullo, un sollozo, un lamento tal vez.
Veo a los ojos de la muerte, es como ver el atardecer en la playa, sintiendo el sol acariciando la piel, y las olas que te empujan lentamente hacia la nada misma.
Parece que el tiempo se ha detenido, si no fuese por el sonido del reloj creería que estoy muerto; agacho la mirada, mi cabello cae sobre mi cara, ciertamente podría decir que lo hice al proposito, para no ver más el escenario que por desgracia el destino ha puesto ante mí.
¿Cuánto más durará éste maldito silencio?
¡No lo soporto!
¡Mátame!
¡Haz algo por favor!

[...]

Por fin es invierno, es mi época favorita, nada mejor que una buena canción, una tarde lluviosa y un cigarro en la mano para tener el mejor fin de semana.

*El telefono suena*

- Estamos en el club de siempre ¿No vienes?

- Suena bien, pero ya tengo otros planes, saldré con alguien más, lo siento.

- Vale, no importa, pero de la próxima no te escapas.

Claro...

2:23 AM

El vácio me habla
Me mira a los ojos
Ruega porque con él comparta
Porque con él malgaste mi vida
Léntamente me seduce
Suavemente mi alma consume
Me presta felicidad
Felicidad...

8:20 AM

- ¡Kiora!

Maldita sea...

- Hola Kiora.
- ¿Qué quieres Asula?
- Olvidaste tu cuaderno el viernes en mi casa, tan sólo quería devolverlo.
- ¿En serio? Gracias, la verdad no me había dado cuenta.
- ¿Te ocurre algo?
- No ¿Por qué la pregunta?
- Te notas algo distraido.
- Es sólo que no pude dormir bien.
- Se nota... las ojeras de tus ojos no mienten.
- ¿Tengo ojeras?
- No... Más bien diría que te estás convirtiendo en un panda.
- Casi me río esta vez ¿Por qué no te vas a tus clases mejor?
- No tengo clase ahorita, pero al parecer tú sí.
- No sé cómo lo sabes, pero no tengo ni el tiempo ni las ganas de saberlo, voy tarde, así que gracias Asula, nos vemos luego.
- Oye ¿Nos regresamos juntos hoy?
- No puedo, tengo otros planes.
- Vale... está bien, hasta luego.

[...]

- ¿Puedo pasar?
- Una vez más tarde señor Shilffer.
- Lo lamento...
- Pase y no distraiga a sus compañeros.
- Gracias.

Caminé con la cara agachada, paso lento y cuidadoso hacia mi lugar, dejé mi mochila en el suelo, no hacía más que ver por la ventana, contemplar las nubes por la mañana, una profecia de un final demasiado predecible, debí traer paraguas...
La mirada fija en el cielo, sólo dejaba la mente hacer lo suyo, poder por un momento alejarme de todo, poder alejame de ella...

Las horas transcurrian con normalidad, ellas acompañadas de las clases de siempre, todo parecia ser lo mismo, pero en el fondo, sabía que algo faltaba, un sentimiento, una palabra.

Al salir de la escuela me dirijí al lugar de siempre, compré la misma cajetilla, utilicé el mismo encendedor, me puse los viejos audifonos, puse la canción sin fin, las mismas personas regresaban de sus trabajos, los mismos niños pasaban de regreso a sus casas, platiqué con la misma señora, le compré lo de siempre, volvió a preguntar por ti, parece que su enfermedad está avanzando, no recordó lo que ya le había dicho tantas veces...

El camino a nuestro hogar fue el mismo, aún no han terminado de construir, al parecer he perdido la apuesta, al llegar a casa es más notoria tu ausencia, no se notaba ese calor, ese amor que siempre me recibia, con esos ojos color diamante, y un abrazo que me hacia cerrar los ojos lentamente y pedirle a algo que nunca terminara ese momento, hice tu comida favorita, tomé el control... no fui capaz, no quería terminar de ver la serie, tú y yo sabemos el por qué.