5 - REGRESO

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Drogo

Hablar con mi miniyo parece que me ha sentado bien, por lo que decido salir a dar una vuelta. Necesito despejarme y alejarme un poco de toda esta mierda.

—¿Dónde crees que vas?

Me vuelvo hacia Alicia y le dedico una mirada de desprecio. Todavía no comprendo cómo me pude dejar engañar por ella.

—A dar un paseo. ¿Algún problema?

—No es buen momento —responde tranquila —, pero si quieres relajarte yo puedo ayudarte a eso.

Se dispone a acariciar mi brazo y yo lo aparto de mala manera. No soporto que me toque. No soporto tenerle cerca.

—Escúchame bien, Alicia. No voy a acostarme contigo jamás.

¿Tan poco te preocupa la integridad de tus hijas?

Abro los ojos como platos no me puedo creer que esté utilizando eso para chantajearme. Es lo peor.

—¿Por qué no le dejas libre ya? —le pido —. Ya habéis conseguido lo que queríais de mí.

—¿Dejarle? ¡Con lo a gusto que está aquí! Además, todavía puede ser de utilidad. ¿Crees que no me he dado cuenta? Viniste aquí para espiar. Por suerte, te ha salido el tiro por la culata.

—¿Por qué haces esto, Alicia?

—Porque puedo. Y ahora, siéntate. Fiona va a volver a su ser en cualquier momento.

Escuchar eso me impacta. ¿En serio? ¿Voy a tener a Fiona delante de mí? ¿Por fin?

Suelto un suspiro pesado y me dejo caer sobre un sillón. Ahora mismo si que no hay nada que pueda hacer. Me tienen pillado por todos lados.

Dustin

—¿A dónde vamos, Dustin?

—Ten paciencia, pronto llegaremos.

—Espero que la sorpresa merezca la pena. Ya estoy harta de andar por esta mierda de bosque.

Sacudo la cabeza derrotado. No puedo con ella. Está demasiado consentida y mimada.

—Tranquila. Merecerá la pena de verdad.

Avanzamos durante un rato más por el bosque hasta que llegamos a la cueva. Una vez allí, le invito a pasar. Ella me mira con una cara extraña.

—¿Una cueva? ¿Me has traído a una cueva? ¿Pero cómo puedes ser tan cutre?

Paciencia, Dustin, paciencia. Pronto te librarás de ella.

—¿Por qué no entras? Tal vez te sorprendas.

Me lanza una mirada escéptica, pero por fin me hace caso. 

Una vez dentro, se queda impactada con lo que se encuentra. La cueva está totalmente decorada como si de una suite de lujo se tratara. Sabía que no podría resistirse a algo así.

—¿Esto... lo has hecho tú? —pregunta emocionada.

—Por supuesto. Es lo mínimo que se merece una mujer como tú.

Ella se lanza a mis brazos y yo no puedo reprimir una mueca de asco. Sí, es cierto, en el pasado Mia y yo estuvimos juntos, pero fue más por conveniencia que por otra cosa. Cuanto más le conocía, más asco me daba. Jamás en mi vida he conocido a una persona más caprichosa y consentida que ella.

Ella se separa ligeramente de mí y esboza una pícara sonrisa.

—¿Esto significa que esta noche por fin...?

DC XII:LA REINA DEL MUNDO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora