Jamás pensé en encontrar el amor de mi vida.
Nunca creí encontrar el tan aclamado "amor", de hecho, hacia ya bastante tiempo en el que dejé de creer en eso, gracias a un mala experiencia en el pasado. ¡Ah, las relaciones tóxicas!, Aquellas relaciones que son más destructivas que amorosas, aquellas que solo sirven para estropear tu autoestima y para hacerte sentir miserable, aquellas que están llenas de insultos y ofensas en lugar de palabras dulces y cariñosas, aquellas que ni siquiera deberían llamarse relaciones. Si bien comencé a mostrar escepticismo ante ese tema, también descubrí que nadie manda en el corazón.
Aún recuerdo aquel día soleado, el día en que le conocí.
Si bien los detalles no son relevantes, nuestra historia si lo es. Luego de ser extraños desconocidos pasamos a ser simples conocidos, y con el paso del tiempo nos volvimos amigos. Tiempo después-y sin que nosotros nos diéramos cuenta- nos encontrábamos tan cómodos el uno con el otro que nos hicimos mejores amigos, de aquellos que comparten hasta el más mínimo detalles de sus vidas con el otro sin miedo a ser juzgados. Si bien nuestra amistad era próspera y prometía mucho, sucedió lo que debía o no suceder. Así es, logré caer por aquél extraño que logró convertirse en mi mejor amigo. Bien pude haberle dicho sobre mis sentimientos sin tener el temor a estropear la amistad, pero no lo hice, ¿La razón?, Mi escepticismo ante esos temas. Si bien podía simplemente decirle, no tenía el valor, consecuencia de mi fallida y tóxica relación pasada, aquella que me dejó marcas e inseguridades en lo que éste tema respecta. Así que sí, decidí callar lo que sentía hasta que me consumiera y explotara o hasta que lo olvidara, y siendo honesto, era más propenso a que sucediera la primera.
Con el paso del tiempo aprendí a controlar el río de emociones que surgían en mí al verlo o al recibir la mínima muestra de afecto y atención de su parte.
Lo mejor vino después, luego de un largo tiempo donde sus muestras de afecto hacia mí se acentuaron y yo seguía intentando ignorar las tan famosas "mariposas" que sientes cuando estás al lado de la persona que pone tu mundo al revés llegó un día en especial. Ese día en específico habíamos quedado en ir de paseo, ¡Ah, ese día!, Recuerdo la manera en la que se reía de mis chistes y anécdotas, el día que fuí feliz. Recuerdo que antes de que pudiéramos despedirnos él me atrajo hacia sí para poder darme un beso y luego, al separarnos escucharle susurrar un pequeño "Me gustas" que quedaría grabado en mi mente para siempre. Ese fue el día que nos profesamos nuestros sentimientos el uno al otro, el día en que pude gritar a los cuatro vientos que amaba a Nakamoto Yuta, el día en que nos hicimos pareja.
Nuestra relación transcurría de manera increíble, éramos tal para cual, compartíamos los mismos gustos e incluso solíamos tener algunas expresiones similares, cosa que me llenaba de mucha ternura. A veces me preguntaba que había hecho para merecer a tan perfecta persona a mí lado.
Sin duda estaba agradecido con la vida por haberme puesto a Nakamoto Yuta en mi camino.
Estaba…
Luego de eso llegó el fatídico día. Ese día en particular Yuta y yo saldríamos para celebrar nuestro segundo año de novios, y está de más mencionar que encontraba feliz, nervioso y emocionado por lo que haríamos en el transcurso del día.
Me encontraba…
Había recibido un mensaje de Taeyong hyung, diciendo que le llamara en cuanto viera el mensaje, ya que debía decirme algo importante, ese motivo me extrañó y me preocupó en demasía, si bien no decía nada malo yo tenía un muy mal presentimiento, y ese mensaje por parte de mi hyung no ayudaba mucho. Con las manos algo temblorosas y un nudo inexplicable en mi pecho cogí mi teléfono y marqué el número de mi hyung, el cual contestó al segundo tono. Recuerdo que ni siquiera me dejó hablar cuando ya estaba gritándome alterado que corriera directo al hospital, aún recuerdo con claridad sus palabras.