Tu amiga

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Aitana espera a Iván en una cafetería a pocas calles de la radio, donde quedan habitualmente para hacer correcciones rápidas a los textos y comprobar que todo va según lo esperado. Aitana ha pedido ya lo que suelen tomar los dos y fija la vista en la pantalla de su portátil, preparando todo lo que le quiere enseñar.

Desde la fiesta, apenas han hablado y las pocas veces que lo han hecho, le ha dado la sensación de Iván apenas ponía interés en lo que le contaba, aunque tuviera que ver con temas de trabajo.

Supone que Iván tiene un mal día porque apenas contesta con monosílabos a sus preguntas. Sin entretenerse demasiado, Iván le hace un encargo de un artículo más, le devuelve algún manuscrito corregidos y lee lo que Aitana le enseña en su ordenador.

Aitana se muerde las uñas nerviosa al ver cómo frunce el ceño frente a la pantalla, temiendo que no le esté gustando su trabajo. 

Sin embargo, suspira, se recoloca en la silla y le felicita por su trabajo. Aitana suelta el aire que estaba reteniendo y sonríe levemente, algo más tranquila.

- Le encantó a todo el mundo el borrador que me mandaste de la exposición de Cepeda-comenta centrando su mirada en su café- Parece...parece una charla entre amigos, es increíble cómo consigues que la gente se abra y se sienta cómoda haciéndolo. Parece como si os conocierais de hace mucho.

Aitana se ruboriza y nota cierta amargura en el comentario. Quizá sea el momento de poner las cartas sobre la mesa.

Habría que estar ciego para no darse cuenta que las intenciones de Iván con ella hace unas semanas que han sobrepasado el límite de lo estrictamente profesional. Sabe que al resto de redactores no les invita a cenar ni alarga sus conversaciones por mensaje tratando de entablar una amistad.

-Iván, Luis es mi ex- traga saliva mirándole- Es complicado.

Iván asiente con la cabeza ante la confirmación por parte de ella de sus sospechas.

-Algo supuse. Pusiste cara de pánico cuando te dije que le tenías que entrevistar, aunque intentaste fingir que no le conocías. Te pusiste tensa cuando nos lo encontramos en la presentación del libro. Y os vi marcharos juntos.

Aitana nota cómo la última frase le hace daño a Iván al pronunciarla y ella está harta de provocar ese sentimiento en la gente.

-Iván, lo siento muchísimo. Eres un tío increíble, de verdad, te lo digo de verdad. Pero tú no me conoces, crees que soy de una manera y no es así. Y no quiero que conozcas todo lo que no sabes de mí-trata de explicarle para hacerle el menos daño posible con sus palabras.

-¿Por qué?

Cuando uno está enamorado es demasiado fácil endiosar a esa persona y muy difícil imaginar que no es perfecta y comete errores.

-Porque no estoy orgullosa de muchas cosas que he hecho.

-Los actos no nos definen.

-Sí lo hacen-le contradice Aitana. No quiere hablar con su jefe, quiere hablar con Iván que es un buen chico y le da pena que vayan a perderse la oportunidad de ser amigos- Cualquiera va a volverse loca por ti, porque eres atento, divertido y tienes una conversación increíble...

-Pero tú no-le interrumpe ahorrándole el mal trago de decirlo ella misma.

-Lo siento-dice acariciando su mano cerca de su taza.

Supone que sobre todo él necesita asimilar la situación y ella empezar a asumir que las cosas inevitablemente van a cambiar entre ellos. Recoge su portátil y deja un billete que paga ambas bebidas. Se pone en pie en silencio y le observa una segundos.

Canción Desesperada (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora