Alya se había golpeado la frente con la palma de su mano por lo menos unas cinco veces. Marinette, claramente, se había dado cuenta de que la había cagado, y muy feo. Pero prefirió seguir adelante, ignorando todos sus manos, dispuesta a responder a cualquier de sus dudas. Lo que fuera era bueno, o eso creyó.
—¿Por qué, Mari? ¡No puedo creerlo! ¿Por qué? De entre tantos hombros en París, en Francia, en el mundo... ¡No, el señor Agreste! ¡Imposible de creer!— reprochaba Alya, haciendo que Marinette ardiera en vergüenza.
—Solo pasó, Alya. No hay nada que explicar— murmuró la delgada jovencita con el cabello negro y ojos claros, sin querer hablar tanto. Le pena le carcomía.
—En serio, Marinette. Esta vez, fuiste muy lejos...—
—No puedo evitarlo, Alya. Tampoco me arrepiento, si soy sincera—
Silencio.
Alya, entonces, se mordió el labio intentando callarse. Quería decirle muchas cosas, pero al final decidió por simplemente guardar el debido silencio. Después de meses, su mejor amiga se había abierto con ella y le había confesado un enorme secreto, uno que de verdad merecía ser guardado con la llave más pesada y el candado más fuerte de todos.
—Alya... lo siento, es solo que... me siento sola en esto. Quería que alguien lo supiera y...—
—Marinette— interrumpió la morena, sonriéndole, pasando a abrazarla con notable fuerza —tu secreto está a salvo conmigo. Prometo no decirle a nadie, ¿sí? Pero venga ya, cuéntame todo, con lujo de detalles—
—Pues, bueno... sobre lo que ayer... ja...— Marinette, de solo recordarlo, se ponía con las mejillas rosáceas, sonriendo estúpidamente, alzando los ojos para mirar al techo, pues no soportaría ver la cara de su mejor amiga cuado supiera que... —Ayer perdí la virginidad— soltó finalmente
Se escuchó la sexta palmada sobre la frente de Alya
—Marinette, dios santísimo. A ver, bueno, antes que nada... ¿usaste protección?—
—Bueno, no... pero ese día fue un día completamente seguro para mí, ya sabes—
Ambas se miraron finalmente.
Lo que siguió después fue una larguísima charla sobre cómo Marinette había sido tan imprudente.
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Por otra parte, Gabriel Agreste, con una tremenda cara de enfado, terminaba de hacer el boceto del vestido de novia de su nuera. Después, le pasó la hoja a Nathalie, quien lo miraba extrañada, con la misma cara con la que reflejaba incomodidad desde hace meses. Nathalie no era tonta, ella bien conocía a su jefe y sabía que algo escondía, pero no estaba segura si meterse a averiguarlo era buena idea, así que simplemente salió de la habitación camino ahora a la alcoba de Adrien, a quien le preguntaría si el diseño era del agrado de la señorita Agreste, anteriormente Bourgeois.
Una vez estuvo en su soledad, Gabriel sacó el celular para admirar la galería de fotos. Tenía un album secreto, nombrado con una simple "M", a la cual si se ingresaba pedía una contraseña. La puso y, entonces, admiró todas las bellísimas fotos que tenía con su adorable noviecita, Marinette. Sonreía de solo verlas.
Había una foto en especial de Marinette que le gustaba mucho, una donde estaba sentada haciendo un examen, con el cabello suelto, una chaqueta de cuero y un vestido blanco y botines azul marino, Se veía preciosa. Claramente, la foto la tomó sin que se diera cuenta, y la guardaba como su más grande tesoro, pues para él esa foto significaba lo que lo había enamorado: el talento puro. Una joven intrépida, saludable, joven, aventurera e inteligente, llena de emociones y con un futuro incierto, pero prometedor.
De pronto empezaron a tocar la puerta, obligándolo a salir de la galería y por ende dejar la foto de lado, cerrando los ojos.
—Pase— dijo a quien fuera que tocara la puerta, descubriendo entonces a Adrien entrar con timidez. Con mayor razón, bloqueó su celular.
—Padre— dijo él —Ya tengo la lista de invitados—
Seguido de eso, Gabriel se ajustó los lentes y admiró la corta lista. Adrien era sociable, sí, pero sus amigos eran realmente pocos. Él confiaba más en que su esposa, Chloé, llenaría el salón de eventos con todos los hijos de políticos de toda Francia, e incluso invitarían a príncipes y gente importante, por lo que él redujo la cantidad de gente que tenía permitido llevar.
Gabriel, inmediatamente, separó los labios al ver cierto nombre en particular
—No vas a invitar a Marinette Dupain-Cheng—
—¿Eh? ¿Por qué no? Ella es una excelente amiga mía...—
—Porque lo digo yo, tu padre—
—Padre— Adrien fruncía el ceño, cruzándose de brazos —dime una razón lógica por la que no debería invitar a mi amiga del liceo—
Y entonces, Gabriel agradeció que su cara no refrejara muchas emociones a excepcion de cuando estaba con su pequeña y hermosa Marinette.
—Bien, invítala. Pero ella se sentará conmigo—
Adrien quedó estupefacto, no entendía nada y en definitiva, quería saber por qué
—¿Alguna razón en especial...?—
—Porque ese día se entrega un proyecto en PCA, y tendremos que discutir sobre su calificación—
—Pero padre, eso no te costaría toda la noche...—
Gabriel aprovechó lo imponente que se veía de pie y entonces se levantó, mirándolo frío, seco. Adrien no quiso indagar más, simplemente aceptó y se fue a su habitación a arreglar lo de la boda con Chloé, boda que se llevaría a cabo en dos semanas más. Unas benditas dos semanas más en las que todo podía pasar.
Gabriel, entonces, tomó cuerda de la soledad y llamó a su novia, pidiéndole que fueran a tomar un café. Marinette aceptó, saliendo del hogar de Alya para ir a ver a su amado profesor, con quien fue a tomar una bebida tibia y después, pasaron a un lugar desolado, cerca de un mirador, en donde Gabriel apagó el automóvil y se pasó atrás para hacer el amor con su novia.
Todo eso pasó mientras el señor de cabello rubio platino pensaba en cómo decirle que estaba invitada a la boda de su hijo pero que se sentaría con él. Ese día, esa tarde tomando algo juntos, y ese atardecer teniendo sexo fueron las mejores excusas para intentar olvidar el asunto, pero no pudo. Decidió que lo diría un par de días después, antes de que su hijo se adelantara y se lo hiciera saber.
El orgasmo llegó a ambos, y cuando se vistieron, decidieron regresar cada uno a sus hogares, no sin antes darse mil besos en el camino.
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"Especial" ; {Gabrinette - Gabriel x Marinette}
Fiksi PenggemarTras algunos acontecimientos desastrosos que ignoraba, Marinette había comenzado la universidad, especializándose en diseño de modas como siempre lo había soñado. Entre aquellos pasos de la vida que no tenía ni idea de que habían sucedido, estaba l...