primera canasta

20 0 0
                                    

Era una tarde soleada del 2009, en Aguascalientes, México. El centro de mi país y de Latinoamérica, una ciudad pequeña pero linda, con poco espacio pero gran diversidad.

Mi abuelo, entrenador y jugador de basketball desde su adolescencia. me entrenaba duro, muy duro para ser especifica, tenía que ser la mejor y tenía que igualar a las grandes estrellas de la liga. Yo, tan solo una niña de 7 años con poca fuerza y 0 por ciento de habilidad para esto, estaba exhausta a la primera vuelta del calentamiento y ya no podía más solo recuerdo el -¡sigue corriendo! ¡No pares!- y mis pulmones trabajando a carbón, era lo mejor y lo peor del mundo a la vez, pensar "algún día serás una leyenda de esto" me ponía emocionada pero frustrada a la vez, a quien le debía vender mi alma para jugar como Michael Jordan, Karl Malone, LeBron James o Kobe Bryant.

De todos ellos me apasionaba y me sigue apasionado el juego de Kobe Bryant, si, la Mamba negra, el dolor de cabeza de todos los equipos de la NBA que no fueran los Lakers de L.A, una velocidad simplemente excepcional e increíble, esos tiros y triples simplemente me dejaban ganas de ser como el de jugar como el.

Cada tarde llegaba emocionada de la escuela directamente a la T.V a ver el juego de los Lakers, era lo único que quería hacer en la tarde, no me interesaba salir a jugar con las niñas de la cuadra hasta nisiquiera una muñeca de las que estaban de moda, yo solo quería verlo a el y a los Lakers, a veces hacia la tarea mirando el televisor cosa con la que recibía demasiados regalos y hasta castigos.

En la siguiente semana jugué contra uno de los equipos más fuertes de la liga infantil, solo recuerdo mis nervios y mi desesperación y yo sentada en el asiento de atrás de la camioneta de mi abuelo, mis palabras con voz temblorosa -y...si son muy buenas- o -abuelito prefiero correr demasiado pero no me metas a jugar, por favor-, desde niña padecía miedo al jugar, y eso todavía prevalece. Las palabras de ami abuelito de -no estés asustada mija, para alguien que le echa ganas no hay nadie más fuerte- me dieron un poco de ánimos y me hicieron perder un poco el miedo.

Empezó el partido, recuerdo mi sudor escurrir por mi frente a cada paso que daba, corría todo lo que podía y hacia todo lo que podía, a mis compañeras les daba miedo agarrar el balón en un pase, a mi me daba miedo el siguiente entrenamiento que seguía. Mi abuelo me sacó 3 minutos para explicarme un poco de lo que estaba haciendo mal, así que al entrar de nuevo recibí un pase...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 24, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mamba Forever- R.I.P Kobe and GiannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora