Capítulo 5: Días colegiales.

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Turn on the light - Midsplit.

1.


Me meto a bañar rápidamente -no me conviene tardarme demasiado ya que la chica en mi habitación está esperando-, al salir encuentro a Katherine con una muda de ropa extendida para mí.

-Gra-gracias...

-Tomaré un baño y nos vamos -sonríe pícara-. ¿Te importa si ocupo algo de tu ropa?

Niego y espero mientras pongo al azar libretas en mi mochila. Busco las llaves hasta recordar que las dejé en la mesa de la sala. Katherine sale con los mismos jeans con que la conocí pero esta vez con una playera mía color blanco. Lleva el cabello mojado y parece malhumorada.

-Olvidé una toalla -gruñe niega para sí misma-. Me sorprende lo tonta que puedo llegar a ser.

-Ten, ocupa esta -le paso una toalla recién lavada y la acepta con una sonrisa más animada.

-Pero qué atento.

La observo secar su cabello con cuidado. Cuando termina este no está totalmente seco, parece húmedo y con volumen. Lo que me lleva a otra pregunta...

-La ropa que te pones...

-Como te expliqué, forma parte de mí y por tanto la gente no se percata de ello.

-Vámonos entonces.

2.

Durante el camino intento parecer normal, por lo general camino del lado derecho de la acera, del lado de los locales y casas -papá dice que es como conducir un auto, evitas chocar con personas y al mismo tiempo no estorbas con los que tienen prisa e intentan pasarte-. Pero esta vez ella va a mi derecha, por lo tanto yo voy en la orilla -lección de caballeros parte uno de mi padre-. Katherine mira a todos lados con curiosidad, acaricia a los gatos de las vecinas y da saltos de vez en cuando para evitar pisar las líneas de la acera.

-Ese chico escuchaba una canción muy bonita -señala al chico que acaba de pasar-. ¿Sabes cuál es?

-¿Recuerdas algo de la letra? -digo por lo bajo sin mover tanto los labios.

-No, no soy buena en esas cosas de otros idiomas -, se le ilumina la mirada con curiosidad-. ¿Sabes hablar otro idioma?

-No a la perfección. Pero mamá me ha enseñado inglés y algo de alemán desde pequeño. A veces me habla en francés, pero no lo domino.

-¿En verdad? -me mira durante diez segundos y vuelve la vista al camino-. ¿Eres el tipo de chico prodigio que sabe muchas cosas?

Niego.

-¿Lo haces por aburrimiento?

Asiento. No quiero que la gente me vea raro. Quizá Katherine lo entiende como una evasiva, porque no vuelve a tocar el tema. Permanecemos en silencio por dos cuadras hasta que vuelve a hablar.

-¿Cómo haremos en tu instituto?

Cuando pasamos el gentío y estamos solos suspiro y camino con más tranquilidad.

-No lo sé, ¿quieres hacer algo en lo que estoy ahí? -quizá si va a la biblioteca, a tiendas, no lo sé. No soy experto en lidiar con chicas que nadie ve.

-No me gusta ir a lugares sola -salta un escalón y sonríe cual niña pequeña-. Me da miedo, y no sé divertirme sola. Necesito compañía.

Ese comentario me recuerda a mi antiguo yo. Cuando no salía de casa por pensar que necesitaba a alguien. Entonces aprendí a salir y hacer cosas por mí mismo, actualmente puedo sobrellevarlo, pero en ese entonces era terrible.

Aquella chica invisible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora