Quiéreme Si Te Atreves

Capítulo 3

—Vanessa. Ya levantate, que vas a llegar tarde a la escuela. —gritó mi madre desde el piso de abajo

—Voy mamá. —me levanté y miré el despertador, me duché, me arreglé, tomé mi móvil y bajé al comedor a desayunar

—¿Que hay para desayunar? —me senté a la mesa

—Ten, come cereal. —mi madre siempre apresurada

—Madre, ¿Si me vas a comprar el vestido que vi en el centro comercial? —dijo Catalina

—Si hija, ten para que vayas y lo compres al rato

—Gracias madre

—Te vas a ver guapísima con ese vestido. —añadió Daniela

—Bueno ya me voy a trabajar que se me hace tarde. —tomó sus cosas y se dirigió a la puerta

—Adiós mamá

—¿Oye no me vas a llevar a la escuela? —exclamé indignada

—Perdón hija, ya se qué te prometí que lo haría pero tengo una junta
importantísima y no puedo faltar

—Pero es mi primer dia en esa escuela. Ni siquiera se como llegar

—Perdón pero si quieres que tu hermana Daniela te lleve. —abrió la puerta

—Pero madre. —protesté

—Mira te prometo que voy por ti a la salida si, ya me voy

—Pe pero... —grité

—Adiós. —azotó la puerta

—Bien adiós. —gruñi—. Daniela apresurate para que me lleves a la escuela

—Perdón, pero tu tienes dos piernas y bastante edad para irte tu sola

—Pero mamá dijo... —comencé a decir

—Mira no me interesa lo qué haya dicho, y ya callate y vete o te pego

—Sabes que eres una mala hermana, no se por que me tratas de esa forma, y si me voy a ir a la escuela yo sola, al fin que no te necesito. —respondí furiosa

—Bien estúpida,  ya estas entendiendo. —dijo Catalina

—No te pregunté Catalina, y ya me voy adiós. —me dirigí a la puerta, tomé mi mochila y abrí la puerta

—Bye adoptada, no te vaya a aventar un autobús. —contestaron al unísono.

Cerré la puerta y salí para la escuela, comencé a caminar sin pensar en lo tarde que se me estaba haciendo. No sabía ni a donde iba, así que decidí preguntarle a una señora donde estaba la secundaria Hiteway. Tomé el autobús, caminé unas cuadras más pero a fin de cuentas llegué a la escuela cansada pero viva.

—Uff, al fin llegué. —pensé y abrí la puerta.

En cuanto entré a la escuela, sentí una extraña sensación de que todos se me quedaban mirando de una forma extraña, no le di importancia y seguí caminando hasta mi casillero, lo abrí y metí algunas cosas, luego sonó el timbre y me fui al salón de física que era mi primera clase. Y por si fuera poco.
En cuanto entré al salón vi a...