Capítulo 10

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[...]

—Chicos, presten atención. —exclamó la maestra, lo cual hizo que saliera de mi zona de confort en la que me encontraba en ese momento.
—Hoy tenemos a una nueva estudiante ¿podrías decirle tu nombre a la clase?
—Esmeralda, mi nombre es Esmeralda Pattinson
—Bueno Esmeralda, pasa a tu lugar, sientate al lado de Monserrat
—Gracias maestra. —bien si eso era todo ya puedo volver a dormir.
La clase transcurrió normal y yo seguí dormida hasta que se acabó la clase. Por fin era hora del almuerzo.
—Vanessa, vamos a la cafetería, oí que tienen fresas y crema. —exclamó Jennifer
—De acuerdo
Al llegar a la cafeteria nos sentamos a comer.
—Y dime Vanessa, ¿si piensas decirle a Santiago lo que sientes por él? —habló Jennifer después de un rato
—Pues tal vez lo haga cuando esté lista. —volví a lo mio. Comer
—Uhm, más vale ahora que nunca
—Oigan yo no se ustedes pero ¿Que les parece la chica nueva? —preguntó Monserrat
—¿Quién, Esmeralda? Ah si, pues ella es bastante mona
—Si, por qué, para mi parecer es muy presumida, solo vean la conviviendo con esos chicos de tercero. —exclamó sin dejar de verla. Y como el tema de conversación se centró en ella, me atreví a preguntar
—¿Ella va en nuestra clase?
—Si —respondieron al unísono— ¿No te habías dado cuenta o que?
—No, me quedé dormida. —yo diría demasiado
—Oye Vanessa, no quiero hacerte enojar pero, ya viste con quien esta hablando Esmeralda ahora. —me miró Jennifer
—Ya se, y a mi que me importa si le habla o no. Ella puede hablar con quién quiera y él también
—¿Estas celosa verdad? —Monserrat me miró y volvió su atención a la escena
—Claro que no, es solo que ella se ve que es una quita hombres. —fruncí el ceño
—Bueno, si dices que no estas celosa, ¿por que no vas y saludas a Santiago eh?
—Bien, lo haré, pero solo para que vean que no estoy ''celosa''
''—¡Dios mio que me muera! bueno que se muera ella."
—Ahora voy. —comencé a caminar hacía ellos
—Hola Santiago
—Hola Vanessa, oye te presento a una amiga, mira ella es...
—Esmeralda, si, se muy bien quién eres. —interrumpí
—Hola Vanessa espero que nos llevemos muy bien. —sonrió
—Oh si, eso espero tambien. Nos vamos a llevar muy bien. —no notó mi sarcasmo, lo se por que sonrió
—¿Bueno y que se te ofrece Vanessa? —habló Santiago
—Nada, solo venía a saludar y ya. —me encogí de hombros
—¿Y ya? —alzó las cejas
—Si y ya me voy
—Adiós
—Adiós Vane. —exclamó Esmeralda con una sonrisa
—Adiós Esme-nsita querida. —sonreí triunfante, me di la vuelta y me fui
—Perdonala, es que a ella no le gusta que le digan Vane. —fue lo único que escuché decir de Santiago
—¿Y qué tal te fue? —habló Montserrat
—PÉ-SI-MO. —me dejé caer en la banca
—¿Por qué?
—Pues porqué es muy lambiscona, por eso
—A mi no me parece lambiscona. —se encogió de hombros
—Pues a mi si. —grité y seguí comiendo sin decir nada más.
Las clases siguieron su curso normalmente, lo único diferente era que Esmeralda se la pasó pegada a Santiago hablando con el y a mi no me hizo caso como siempre lo hace, da igual no me importa.
Y ya por fin sonó el timbre de salida, pensé que Santiago me acompañaría a casa pero no fue asi. Se fue con Esmeralda, así que tuve que irme yo sola total, ni que lo necesitara a él para irme a casa. Yo puedo irme sola, pero las sorpresas no terminan ahí por qué cuando llegué a casa, me di cuenta que había otra aún más importante.
—¡¿Madre!? pero...¿que haces aquí a esta hora tan temprano? —si, eso fue.
Me encontré con mi madre al abrir la puerta, se encontraba sentada en un sillón de la sala
—Me salí del trabajo un rato para estar con mis hijas. —sonrió
—¿Y ese milagro que te pasa por la cabeza hacer eso? —alcé una ceja
—Bueno es que tengo que hablar seriamente contigo y con tus hermanas. —en esta casa el término seriamente asusta demasiado. Más sorpresas hoy al parecer
—¿Ah ahora si quieres hablar? —me crucé de brazos
—Daniela, Catalina, bajen por favor tengo que hablar con ustedes y con su hermana. —gritó
—¿QUE PASA? —respondieron al unísono al bajar las escaleras
—Hijas, sientense. —todas asentimos.
Se hizo un silencio muy incómodo durante unos minutos ¿Qué nos irá a decir ahora? Espero que sea algo bueno como que enviarán a mis molestas hermanas a un internado en Bangkok
—Bien, niñas —empezó a decir—. Yo sé que ustedes ya han crecido lo suficiente como para tomar decisiones y también como para entender las mías. —Por dios, cruzo los dedos por que sea el ínternado en Bangkok
—Ya vayamos al grano quieres. —me recargue en el sofá y subí los pies a la mesita de cristal
—Bien el punto es, que desde que su padre murió, yo ya no eh vuelto a estar con nadie así que. —tragó saliva
—Pfff ya se, tienes un novio. —interrumpió Daniela.
Ahora la que tragó saliva fui yo
—S-ss-i, pero pronto va a pasar a formar...parte de esta familia
—¡¿QUE RAYOS ESTAS DICIENDO MADRE?! —me levanté de golpe
—Estoy diciendo que...me voy a casar con él
—¡¡¡QUE!!! ¿ESTAS LOCA O QUE TE PASA? ¿CÓMO QUE TE VAS A CASAR CON UN SEÑOR QUE NI CONOCEMOS NI NADA? —grité.
Ya que mi ilusión del internado en Bangkok se había ido al carajo
—Vanessa, tengo derecho a rehacer mi vida. —protestó
—¡¡Pero no con ese señor!! —fruncí el ceño
—Ni siquiera sabes quién es Vanessa por dios
—Por eso mismo, y ni lo quiero saber. —rodé los ojos
—Por primera vez estamos de acuerdo con Nessa mamá. —habló Catalina mirándome a mí
—No les estoy pidiendo permiso, les estoy avisando que así va a ser. —se levantó del sofá y se cruzó de brazos con una expresión de enojo en su rostro
—¡Bien, pues casate y ya! —exclamó Catalina
—Bueno aparte de que me casaré con él...les tengo otra noticia
—¿Ash ahora que, estás embarazada de ese tipo? —me llevé una mano a la sien
—No, resulta que nos vamos a ir a vivir con él, su hijo y su hija. —dijo al fin
Al decir eso, mi enojo, rabia y coraje se hicieron tan grandes que me tiré al piso boca abajo y empecé a patalear como niña de 5 años. No podía permitir que ese hombre reemplazara a mi papá
—¡¡¿¿QUE, POR QUE, NO PUEDE SER!!?? —grité
—Si puede ser, nos mudaremos con él a su casa después de que nos casemos
—No podemos dejar esta casa e irnos a vivir con un extraño. —exclamó Daniela, mientras yo no dejaba de hacer berrinche de niña de 5 años, se ve raro a alguien de 14 años así pero lo hacía por qué me resultaba, siempre obtenía lo que quería
—No es ningún extraño Daniela, además les va a caer muy bien
—Pff, si como no. —alzó las cejas y rodó los ojos
—Y tu Vanessa, ya basta. No te va funcionar hacer berrinche. Me oíste, no te va a funcionar. —gritó
Me levanté del piso, me crucé de brazos y me dejé caer en el sofá
—Pues que quieres que te diga que me alegre por ti, pues fijate que no, ese señor no es mi papá. —dije al borde del llanto
—¿Y quién a dicho que él es tu papá?
—Sabes qué —me llevé las manos a la cabeza—. Ahí te ves, no soporto esta situación. —gruñí
—¿A donde vas?
—A mi cuarto, no quiero seguir discutiendo contigo. —corrí escaleras arriba
—A no, no vas a ningún lado iremos todas de compras. —me detuve a medias escaleras
—¿Solas acaso? —alcé las cejas
—No, con ese ''señor'' como tu le dices
—Ash vayan ustedes si quieren, pero yo, no voy a ningún lado con ese extraño 
—Vamos Nessa sera divertido. —dijo Catalina
—Ah ahora ya cambiaste de tono, IN-TE-RE-SA-DA. —bajé las escaleras
—Vamos hija, no te aisles de nosotras, ven para que te distraigas un poco. —habló mi madre tomando su bolso
—No, y no hay nada que puedan hacer para convercerme, NADA. —alcé las cejas

Quiéreme Si Te AtrevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora