Parte Única

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➤adhara venus camille athenea Black Van hoffken.

6:00 a.m, Atenas, Grecia.

La rubia de apenas 9 años se levantó rápidamente de la pila de libros que a ella le gustaba llamar cama, bajo las descuidadas y ya viejas escaleras de madera, dirigiéndose hacia la cocina a preparar el desayuno a su gruñón padre antes de que este despertara y se enojada con ella.

Colocó la greca en la estufa dañada y se aseguró de prender esta sin quemarse de más los dedos pues no tenía un baño con el cual agarrar los bordes calientes, colocó una salten para tostar algunos panes para su padre.

La joven no quería problemas, su pequeño cuerpo ya dolía con los golpes que el día anterior había recibido se su padre, abraxas black, un viejo alfa de ideas retrógradas acerca de la educación infantil que no le importa lastimar a su pequeña hija hasta el punto de dejarla inconsciente.

Adhara vivía constantemente con miedo.

No tenía una madre en la cual apoyarse y no conocía más familia que no fuera su agresivo padre, así metida en sus pensamientos no se dio cuanta de la presencia de su padre en el marcó de la puerta, observandola con un cinturón de cuero negro en sus callosas manos, Adhara se sobresalto al escuchar la fuerte y demandante voz gruesa de su padre hasta el punto de chillar.

-mocosa, que mierda esperas? Tengo hambre mocosa, deseo desayunar ahora.

La niña de apenas nueve años asintió temblorosa, tomando la greca caliente entre su blusa de tela fina, quemando sus palmas y levemente su abdomen, mordió su labio interior derramando pequeñas lágrimas por sus mejillas delgadas, para dejar el café en la mesa llena de clavos sobresalientes junto con las tostadas, para recibir por parte de su padre un golpe con la correa en las piernas por la tardanza.

Como cada se quedó observando a su padre comer mientras ella moría de hambre, sus mejillas estaban mojadas por el ardor de sus piernas, parada en el comedor en silencio para no recibir una golpiza mañanera.

Fueron 10 largos minutos que estuvo contando internamente, después de terminar de comer su padre simplemente se acerco a ella, dejó un asqueroso beso en su frente y salió de casa para seguramente, ir a un bar a beber. La rubia comió las pocas sobras de su padre llorando, después de terminar las sobras, lavo los platos y con piernas temblorosas subió nuevamente hasta el ático, su habitación, tenía que alistarse para el instituto.

Se adentro a la ducha y se limpio con un trapo húmedo las heridas, el agua estaba helada y su cuerpo no resistía altas temperaturas por lo débil que estaba, salió del baño luego de haber durado 7 minutos en allí y pasó a colocarse el uniforme escolar que era dos tallas más pequeño, pues era el mismo que utilizaba desde hace dos años.

Tomó su bolso y trago en seco por la presión que este hacia en su hombro, suspiró y salió de la casa, sintiendo la brisa fría golpear su pálido rostro. Camino 30 minutos por un pequeño camino, que la llevaría al instituto de manera rápida.

A adhara no le importaba tener que caminar al instituto mientras sus compañeros iban en carros costosos, le gustaba estudiar y era lo importante.

Las horas del instituto pasaron normal, fue a enfermería a la hora del almuerzo a ayudar a la señora enfermera, la cual la ayudaba a cambio de que la rubia le contará historias de terror.

Adhara era bueno en ello.

Asi pasó la mañana, entretenidas clases que la distraían de su vida, al salir de la escuela camino con rapidez hacia su casa, tenía que preparar el almuerzo a su padre.

Llegó a casa y sin quitar su incómodo uniforme ajustado al cuerpo preparo algo simple, arroz y carne, termino rápido dejándolo todo en la mesa y subió a su habitación antes de que su padre llegará.

Estando en su habitación se dedico a hacer sus tareas utilizando libros polvorientos, que hacían que estornudara adorablemente cada dos minutos.

Al caer la noche bajo a la cocina y como era costumbre simplemente dejó una cerveza en la mesa, a su padre no le gustaba cenar y la chica estaba segura de que el vendría borracho como cada noche.

Nada cambiaba.

Antes de poder subir a su habitación, escucho la puerta ser abierta y cerrada con un fuerte portazo que hizo que saltará, su padre estaba a metros de ella tambaleándose y con una apariencia horrible. La menor hizo un intento de huir a su habitación pero su padre a pesar de la borrachera que calgaba fue las rápido, la tomó del cuello apretando cada vez más su agarre antes de soltarla tal cual una muñeca de trapo, haciendo que adhara caiga en seco al piso.

Gimio de dolor con un puchero tembloroso y ojos revestidos de lágrimas de dolor, su padre pateo su abdomen con fuerza colocando una sonrisa cruel en sus labios carnosos, mientras adhara se retorcía de dolor, así continuaron los golpes hasta que el mayor se aburrió y la dejó allí inconsciente, alrededor de su propia sangre y con más moretones para la colección.

Así terminó su día, otros lo verían como una cosa horrible pero para ella, era el pan de cada día, no tenía derecho a quejarse, no podía cansarse mucho menos escapar, simplemente le tocaba aguantar como la valiente chica que era.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2020 ⏰

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