Sabía que podría hacerlo, conseguí el traslado por parte de la universidad. No conozco la cultura, ni el idioma, pero la Universidad de Seúl en Corea del Sur aceptaba de inmediato estudiantes de Inglés y Francés y eso hizo de mi intercambio algo realmente sencillo. Ofrecían las clases de coreano gratis y clases especiales para que no me retrase con mi aprendizaje. 1 año en otro país era un sueño.
- ¿Tienes todo? – pregunta mi madre por octava vez en el día.
- Así es mamá- le respondo con una sonrisa – no tienes que preocuparte por nada. – le doy un beso en la mejilla y sonrío.
- Lo sé- con ternura retira un mechón de cabello de mi rostro y besa mi frente- mi niña grande.
El cariño y la comprensión de mi madre son infinitos, la extrañaré demasiado.
- Bien, es hora de ir al aeropuerto
Mi madre se recompone y con su ayuda bajamos las maletas, llevo demasiadas cosas así que entre las dos llevamos cuatro.
El viaje al aeropuerto es triste y difícil pero mi madre y padre hacen lo posible por hacer el viaje ameno y divertido o quizás solo soportable.
…
Mi vuelo es anunciado, es el momento, todo pasa en una nube de llantos y despedidas, mis ojos reaccionan cuando estoy sentada en clase turística de ida a Corea del Sur.
Me pongo mis audífonos y trato de no pensar en la tristeza que me embarga. Cierro mis ojos y me dejo llevar a mi nuevo hogar.
Ahora el mundo es diferente, todos tienen ojos rasgados, tomo mi maleta de la banda transportadora y hago mi camino a la salida del aeropuerto, alguien grita algo en coreano detrás de mí pero, como es mi yo normal, decido ignorar al extraño que comienza a correr detrás de mí.
No me detengo hasta que toma mi brazo y tira de mí, asustada me doy media vuelta y lo observo, siempre pensé que todos los asiáticos eran iguales, nunca logré diferenciarlos y también creía que ellos pensaban lo mismo de nosotros. Ahora me daba cuenta de lo equivocada que estaba, él no se parecía a los otros asiáticos, tenía unas pestañas muy largas, cabello increíblemente oscuro, rostro alargado pero lo que más lo caracterizaba eran sus labios, gruesos, carnosos, besables.
El chico me sonríe, es una encantadora sonrisa mostrando todos los dientes, blancos y perfectamente alineados, me sonrojo enseguida. Él dice algo pero mi coreano es nulo y solo pongo cara de no entender lo que me dice. Él sonríe aún más y levanta su mano donde sostiene un objeto que me parece tremendamente familiar.
- Elena.
El muchacho dice mi nombre y sonrío, el objeto es una bolsa de color rosa, muy pequeña pero muy útil, dentro de ella está mi pasaporte, dinero, mi identificación oficial como mexicana y mi iPhone 5c rosa, ¡Este chico me ha salvado de ser deportada!
Implemento mis pocos conocimientos en la cultura, pienso rápido y se – por información proporcionada por mi mejor amiga- que algunos hablan inglés.
- Soy Elena, muchas gracias, me haz salvado- le regalo una sonrisa mientras tomo mis cosas de sus dedos. Él me sorprende con otra bonita sonrisa.
- No te preocupes- me contesta en inglés – vi que se te cayó de las manos e imaginé que lo necesitarías.
- ¡Oh que bueno que hablas ingles! – digo con alegría y alivio – Ya no sabía que decirte.
- ¡Claro! Últimamente el inglés es muy importante, casi todos tratamos de hablarlo. – sonríe al notar mi entusiasmo - ¿Vas a buscar transporte? ¿Te importaría si te acompaño?
No debería, pero él me inspira confianza, solo espero no estar equivocada.
- Claro, vamos – sonrío una vez más y caminamos juntos a la salida del aeropuerto.
- ¿Turista?- pregunta con sincera curiosidad.
- Estudiante de intercambio- contesto- ¿Y tú?
- Estudiante nativo- sonríe de nuevo y nos detenemos en la acera a esperar por transporte.
- ¿De verdad?
- ¡Claro! Si lo deseas un día de estos puedo enseñarte la ciudad.
- Eso sería de mucha ayuda, gracias.
Mi madre siempre me ha acusado de confiar demasiado en las personas, quizá tenga razón, pero la sonrisa de éste chico me ha dejado cautivada.
En realidad no hablamos mucho, pero su mirada no se aleja de mí en ningún momento y su sonrisa no de su rostro.
- ¡Oh! ¡Soy un maleducado! – dice de repente sobresaltándome – soy Lee Gikwang.
En ese momento un taxi se acerca con velocidad y estaciona frente a mí, miro al chico que hace una pequeña reverencia despues de ayudarme a subir mi equipaje al automóvil. Abre la puerta para mí.
- Yo soy Elena Belletti- digo con una sonrisa y subo al vehículo.
- Lo sé.
Por supuesto que lo sabe, mi sonrisa se hace más grande. El conductor dice algo que no logro entender y mi rostro refleja mi confusión porque Gikwang me dice:
- Él te está pidiendo la dirección a la que te diriges.
Enseguida comprendo y le digo al chico:
- Voy a la Universidad de Seúl.
Él comprende mi preocupación y le dice en coreano algo al conductor quien comprende rápidamente. Hablan un rato y luego el chico se dirige a mí.
- Te cobrará alrededor de 3.500W, ¿Esta bien?
- Claro,- digo, ¿Por qué no puede dejar de sonreír? Me distrae mucho.- Muchas gracias, Lee Gikwang.
- Solo Gikwang, que tengas mucha suerte, Elena Belletti.
- Solo Elena.
Le regalo una última y pequeñas sonrisa y el automóvil comienza a moverse y lo último que logro ver es su rostro sonriéndome y su mano sacudiéndose en el aire a modo de despedida, sé que no lo olvidaré, el chico hizo mucho por mi hoy y eso no se olvida fácilmente, muy en el fondo sé que quiero volver a verlo, un chico tan sonriente es difícil de ver hoy en día, pero las probabilidades son mínimas.
“Lo que ella no sabe es que el destino hace de las suyas y este chico podría ser el protagonista de varias de sus aventuras.”
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Shadow
FanfictieElla, era una chica que encontró el amor sin saber que lo estaba buscando. Él, era un chico que la encontró mientras estaba perdida. Ella lo rescato, él le dio lo que más necesitaba. Ella lo espero, él la dejo plantada. Ella lo quiso, él estaba ocup...