Capítulo 31: Todo se enciende en mis manos

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Jumin se despertó de pronto, en el hotel en el que estaba, con una embriagadora sensación. Miro a su lado, estirando su brazo para encontrar a su esposa, por inercia, pero ella no estaba ahí. Le tomó una fracción de segundo volver a su realidad. Miró su celular. Eran las 4 am, tenía la cama empapada, al igual que su pantalón de franela. Suspiró pesadamente, mientras intentaba calmarse, pero el sueño que había tenido, se lo impedía. Recordaba los labios rojos, muy rojos de su esposa, haciendo cosas deliciosas con su boca.

Pero ella no estaba ahí, ella estaba lejos, durmiendo, o al menos, eso esperaba. La deseaba tanto, que ya ni en sus sueños podía mantenerse tranquilo al respecto. ¿Cuánto había pasado? ¿Cómo un mes? ¿En serio había pasado un mes? ¿En qué momento pasó un mes? Jumin pensó en todas las cosas que hizo durante un mes completo, en vez de dedicarle algunas noches a su esposa. ¿Algunas? No. Todas las noches debió dedicárselas, ya que ahora que estaba lejos, se sentía completamente desesperado. Nunca había estado tanto tiempo sin tener sexo, desde que comenzó su vida sexual, lo que lo hacía sentir muy frustrado. Siempre a su lado había una mujer que le provocara el placer necesario, pero ahora solo pensaba en una.

¿Sería muy desesperado ver un par de videos que tenía en su celular con su esposa y... aprovechar la soledad? Jumin se puso a pensar que hacía bastante tiempo que no lo hacía, al menos, sin intención de algún juego candente, o con una videollamada, o como la previa a una noche tórrida. En realidad, no lo había necesitado. Por eso tenía contrato con mujeres. Y ahora con la única mujer con la que no tenía un contrato – o al menos, no de ese tipo – se encontraba lejos, y durmiendo. ¿Y si no lo estaba? No. Debía controlarse, tampoco era un animal. ¿O sí?

Suspiró pesadamente. No podía dormir así. Se levantó de la cama, y fue hasta el baño para darse una ducha de agua fría. Quizás, podría iniciar su día más temprano que de costumbre para volver antes a casa.

A las 7 am la vibración del celular de Crystal, la despertó. Tenía un terrible dolor de cabeza, y durante la noche anterior, había olvidado apagar su celular. Lo tomó sin mucho ánimo, y descubrió que tenía un par de mensajes. Los abrió, y nuevamente se trataban de unas fotos. Las fotos nuevamente eran de Elisa, amarrada en una cama, con Jumin encima, esparciéndole algo que parecía crema, sobre su cuerpo desnudo. Era una sucesión de fotos, una especie de recorrido de la boca de Jumin por el cuerpo de Elisa, untando en crema. Estaban sobre una alfombra color verde, en un suelo de madera, frente al fuego. Una casa que se notaba que no era de la ciudad, sino de las afueras.

Crystal gritó de rabia, y tiró su celular hacia la pared, quebrando su pantalla. Estaba completamente cansada de aquellas fotos que lo único que hacían era confundirla. Estaba claro que aquella era la intención, y que se aprovechaban del momento en que ella y Jumin no estuviesen juntos, como si supieran exactamente su agenda. Crystal abrió los ojos de la impresión. Era evidente que se trataba de Elisa, ya que incluso, coincidía en que las fotos eran enviadas cuando los dos iban de viaje. ¿O eran de otra persona que tenía acceso al itinerario de Jumin?

Solo había tres personas que tenían completo acceso a aquella información: Caroline, Isabelle y ella misma. ¿Acaso sería capaz de dudar de su nueva amiga? ¿Pero no resulta que ella también trabaja para Elisa? ¿Y si en realidad aquella amistad era completamente falsa?

Crystal tenía que descubrir todo antes de volverse completamente loca. Las fotos lo único que conseguían era hacerla enojar. Ella ya no dudaba de Jumin, pero sentía tanta rabia al ser observadora de aquella intimidad en el pasado, que solo sentía unas ganas indescriptibles de remover todo el mundo para destrozar a la maldita persona que hacía eso.

O quizás simplemente era víctima del dolor de cabeza terrible que sentía por beber tanto, dormir poco, y despertarse tan temprano. Crystal sacó de su cajón un par de analgésicos, se puso una mascarilla para dormir, y se dio vuelta. Sentía tanta rabia, que se negaba a que una situación tan ridícula como esta le quitara el sueño. Y solo esto bastó para volver a dormir.

De sudor y ternura «Mystic Messenger» [Jumin/MC] [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora