Mi persona favorita [Hinanami]

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Hajime se encontraba paseando en un parque junto a su perro Firu. Nada podía perturbar esa mañana tranquila en la zona, o al menos eso pensaba.

—¡¡Hinata!!— se escuchó en la lejanía.

El chico sabía de quien provenía esa voz, tomó a Firu en sus brazos y salió corriendo del lugar, pero le fue imposible escapar, Firu se escapó de su agarre y fue corriendo hacia Nanami, la gamer algo problemática. La chica acarició al fiel amigo de Hinata mientras que él iba a donde ellos.

¿Por qué Hinata quería escapar? para saberlo tendremos un pequeño flashback en estos instantes, nos situaremos en la entrada de Kibogamine.

—Hinata,Hinata,Hinata— decía la gamer muy entusiasmada.

El joven voltea y le presta atención.

—¡Hoy es viernes! ¡PREPARATE LA... me estoy desviando del tema— organizó sus ideas —¡juguemos todo el día!—

Nuestro amigo de ahogue aceptó porque, vamos es Nanami, un rayo de sol. Lo que no sabía Hinata es que nuestra gamer se quedaría dormida en su hogar, esto ocasionaría que nuestro amigo de ahogue se quedara plantado en el arcade, jugó algunas cosas solo, bebió alguna bebida solo y regresó a su hogar solo. Esta sería la tercera vez que Nanami había dejado solo a HInata.

Fin del flashback, volvamos al parque.

—Me quedé dormida de nuevo, perdón por dejarte así— lucía muy arrepentida y triste, sus lindos ojos como les decía Hinata, estaban cristalinos. 

Hinata solo suspiró, cosa que Nanami tomó a mal y empezó a llorar.Hinata la estaba cagando. Acercó la cabeza de la gamer levemente a su pecho y la abrazó.

—No estoy enojado, sé que eres muy torpe para esas cosas. Y eso es lo que me gusta de ti— dijo dedicándole una sonrisa a su novia.

—Si no estás enojado ¿por qué intentaste huir de mi?— preguntó secándose sus lágrimas en el pecho de su novio.

—Quería hacerte preocupar pero...  creo que hice algo más que eso— se atormentó a si mismo en su cabeza.

Nanami rió, sabía que Hinata estaría atormentándose por lo que hizo, lo conocía muy bien. Hinata le dió un beso en su frente y se alejó de ella.

—¿Quieres acompañarnos?— preguntó el joven con ahogue.

—¡Por supuesto!— tomó la mano de su novio y le sonrío, cosas que él amaba ver.