MARATON PARA QUE LA CUARENTENA SEA MÁS LLEVADERA
(1/3)
Daniela Calle
Al día siguiente dormí hasta tarde. O más bien dormí todo el día.
Incluso llamé al trabajo de media jornada que realizaba en el puerto deportivo, y dejé que el gerente volviera a echarme la bronca de nuevo. (Algo sobre que si llegaba tarde otra vez o llamaba diciendo que estaba enferma un día más, me despedirían. La verdad es que me importaba una mierda que me despidieran, pero si lo hacían, perdería el pase de acceso al barquito que necesitaba usar a veces, cuando los chefs daban clase en Parker Island; las tarifas de los barcos privados eran muy caras).Cuando por fin encontré motivos para levantarme, eran las seis de la tarde.
Pensé que debía empezar a prepararme para pasar la noche con Paula. Bajé las escaleras para ver qué había dejado ella antes y me encontré con un montón de bolsas de plástico llenas de todo tiempo de comida basura: Cheetos, tabletas de chocolate, veinte tipos diferentes de dulces de fruta y un montón de vodka y cerveza.Era como si Paula hubiera soltado todo aquello sin intención de guardarlo.
Cuando terminé de meterlo en la despensa, eran ya las siete y mi querida amiga me había enviado un mensaje de texto:Paula: ¡No me mates, pero tengo que cancelarlo todo! Aunque tengo una razón de peso. Tiene un eight pack que te mueres, y te lo contaré todo mañana, ¡te lo prometo!
« ¿Qué coño… ?».
Reprimí un grito de frustración mientras le respondía.
Yo: Es la enésima vez que me dejas colgada por un chico, Paula. ¡Un chico que ni siquiera es tu novio! Y ya me he hartado. No sabes lo que significa la amistad ni nada que se le parezca. Así que cuando decidas que quieres aprenderlo, házmelo saber».
Moví el dedo al botón de enviar, pero no lo apreté.
Paula no valía la pena.
Cogí parte de los sándwiches que había traído y me fui a mi habitación.
Hice zapping en los canales de cocina y, finalmente, me decidí por uno en el que el chef preparaba una especialidad de crème brûlée. Me puse un pijama y me metí en la cama con la libreta, dispuesta a tomar notas.Cuando el chef estaba comprobando la temperatura de la crema, empezó a vibrar mi móvil. Poche. De inmediato me la imaginé besándome los labios y abrazando mi cuerpo tenso contra el suyo, así que supe que no debía hablar con ella en este momento.
Le di a ignorar.
Pero volvió a llamar.
Lo ignoré de nuevo.
Así que me envió un mensaje de texto.María José: ¿Me estás ignorando porque no quieres admitir que tenía razón sobre Paula?
Yo: En realidad te has equivocado con ella. Estamos en mi casa, haciendo fotos y comiendo pizza. Te llamaré después.
María José: La estoy viendo en este momento, así que a menos que te hayas dejado barba y bigote en las últimas seis horas, estoy segura de que te ha dejado colgada.
Yo: Por desgracia, no… ¿Está con un tipo con barba y bigote?
María José: Sí. Y da la impresión de que es unos diez o doce años mayor que ella.
Yo: Estás de coña.
María José: No lo estoy. ¿Qué estás haciendo?
Yo: Lamentándome por las patéticas amigas que tengo. Tú incluida. ¿Y tú?
María José: Preparándome para ir a casa. Estaba tratando de ayudar a Johan a encontrar a una chica que pudiera ser su amiga «solo amiga».
Yo: ¿Ha funcionado?
María José: No. Ha decidido que la opción «rollo de una noche» le mola más. ¿Quieres compañía?
Yo: La verdad es que no…
Mentí.
María José: Bueno, pues voy para ahí. Estate preparada dentro de veinte minutos. Te recogeré y vendremos a mi casa.
Yo: ¿Le pasa algo a la mía?
María José: Podría responderte, pero ahí pasó algo que nunca ocurrió.
Me sonrojé.
Yo: Bueno, nos vemos dentro de veinte minutos.
ESTÁS LEYENDO
Sinceramente Calle y Poche - Adaptación caché. (TERMINADA)
Fiksi PenggemarCalle y Poche han sido mejores amigas desde cuarto de primaria. Su amistad es tan buena que en ningún momento se han planteado ser algo más que amigas... Siempre se han contado todo en cuanto a sus vidas y sus relaciones, pero por algún motivo ningu...