Lo Imperdonable

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La nave llegó del espacio. Ésta era una nave nueva que llevaba diecisiete hombres, incluido un capitán. Venían después de que sus compañeros nunca regresaron a la tierra. Esta vez trajeron a más personas para contar con refuerzos en caso de que algo salga mal. Llegaron. Era el tercer viaje a Marte! Todos los hombres de la tripulación habían dejado a sus familias sin saber si regresarían o no. Pero estaban dispuestos a arriesgarse por sus compañeros. Estaban emocionados.

- ¡Es Marte! -exclamó el navegante Lustig.

- Bien, escuchen lo que les voy a decir. - dijo el capitán John Black.

Todos salieron del cohete. Miraron fuera y vieron la salida del sol. Se extendía un pueblo verde y tranquilo bajo el cielo primaveral de Marte. Había casas blancas de ladrillos rojos. Los hombres se reunieron.

- Nos separaremos en grupos e iremos a buscar a nuestros compañeros, y por favor...- replicó el capitán John Black- No caigan en cualquier trampa ni se distraigan con nada! No sabemos a qué nos enfrentamos.

- Entendido capitán! - contestaron todos.

- Según parece, el cohete de Nathaniel York estalló el día que llegó a Marte, y él y sus compañeros murieron. En cuanto a Williams y sus tres hombres, el cohete fue destruido al día siguiente de haber llegado. Porque si hubieran sobrevivido, se habrían comunicado con nosotros.- dijo John Black

Se separaron y comenzaron a buscar. El capitán John Black salió con dos de sus hombres, Hinkston y Lustig. Comenzaron a caminar, el viento rozaba las ramas verdes, caía una lluvia suave. Se oía a lo lejos que alguien tocaba la guitarra, la música iba y venía dulcemente. El cielo estaba sereno y tranquilo. Parecía que no había nadie.

- ¿Creen que vayamos por el camino correcto?- preguntó Lustig.

- No lo sé - dijo Hinkston.

- ¡Oh, por favor, claro que vamos bien!- contestó el capitán.

Siguieron caminando y por fin encontraron una casa. Fueron hacia ella y tocaron la puerta. Respondió un a mujer joven.

- Hola, que se les ofrece?- dice la mujer.

- Hola! Venimos de la Tierra!- exclamó emocionado el capitán.

- Emm... sí y quién no?- pregunta la mujer

- Como?- contestó desconcertado el capitán.

- Pues...- dijo la mujer- todos somos de la Tierra no?

- Pero esto es Marte!- dijo Lustig.

- Marte? Estamos en Ohio! Pero qué se han tomado ustedes hombres?

- Le puedo preguntar qué año es?- pregunta el capitán.

- Todos saben que es 1838!- explica la mujer.

- Discúlpenos un momento.

El capitán se aleja para hablar con los hombres y muy desconcertado les dice:

- Muchachos aunque no lo crean... Parece que estamos en la Tierra y solo retrocedimos unos años!

- Que!?- exclamó Lustig.

- Quiere decir que nos salimos del camino y llegamos de nuevo a la Tierra?- preguntó Hinkston.

- No lo sé. Pero debemos regresar al cohete y buscar a los demás para explicarles lo que está sucediendo. - dijo el capitán.

Tomaron sus cosas y regresaron en búsqueda de los demás hombres. Iban caminando desconcertados, sin saber el por qué estarían de nuevo en la tierra, y encima, retrocedieron en el tiempo! En medio del camino Lustig comenzó a temblar y echó un grito.

- No lo puedo creer!

- Qué te pasa?- pregunta John Black.

- Es mi abuela!- exclamó Lustig.

- Tu abuela? No había muerto hace años?

- Pero aquí está!

El capitán la veía, pero no creía que eso fuera posible. Pensó que había algo raro detrás de todo esto. Hinkston tampoco creía en lo que estaba viendo pero decidió mejor no meterse en la situación. Lustig se acerca a su abuela. La abuela lo ve y salta de la emoción.

- Mi nieto! No lo puedo creer!

- Abuela! Cómo estás?- preguntó Lustig.

- Muy bien! Te he extrañado muchísimo!

- Yo mucho más!- Lustig comenzó a llorar de la felicidad.

Al capitán le parecía absurdo. Como podría ser que su abuela estuviera viva. Debe ser una trampa. Primero les dicen que están en la Tierra, y ¿después su abuela difunta revivió?. Se puso a pensar un rato en todo lo que estaba pasando, mientras Lustig decide irse tomar un café con su abuela y ponerse al tanto de lo que se perdieron.

- Es que no puede ser! ¿Ahora qué vamos a hacer? Nuestro plan está arruinado!- exclamó el capitán.

- Yo sé que esto es cero creíble, pero mírelo capitán, está tan feliz.- le contesta Hinkston.

- Pues sí, pero cuando se dé cuenta de que todo esto es una trampa, no le quedará nada de felicidad!- dijo furioso el capitán.

- ¿Cómo está tan seguro de que esto es una trampa?

- Ponte a pensar, de seguro los marcianos están jugando con nuestras mentes para después matarnos.

- Mmm.. pues también podría ser real.- contesta muy seguro Hinkston.

- Pues lo averiguaré yo solo.- exclamó el capitán.

El capitán se la pasó horas intentando conseguir pruebas para probarle a Lustig que su abuela no era real. No consiguió nada. Mientras tanto Lustig disfrutaba volver a encontrarse con alguien que le tuvo mucho cariño de su familia. No quiso creer ningún comentario que el capitán le hacía. John Black no pudo más. La única manera de demostrar que no era real sería asesinándola. Si muere, regresaría a lo que era realmente. Un marciano. Así Lustig se daría cuenta que ellos jugaron con su mente todo este tiempo y seguirán adelante con su plan.

Llega el capitán a la casa en donde se encontraban Lustig y su abuela. De un momento a otro su abuela había fallecido. El capitán esperaba con ansias ver cómo se convertía en ese condenado marciano. No fue así. El llanto de Lustig no paraba. Nunca se lo iba a perdonar. 

Lo ImperdonableWhere stories live. Discover now