¿Como no desearte? {Jenlisa}

Capitulo 26. La fiesta de compromiso.

Cuando llegaron a la casa de los padres de Lalisa, se sorprendieron al ver la cantidad de gente. Jungkook, quien aún con moretones, había asistido, tomó por los hombros a Rose, quien vestía un bonito y corto vestido amarillo pálido. Jennie, por su parte, ni había salido de su zona de confort, y contrario a Rose, vestía toda de colores oscuros como de costumbre, junto con sus típicos accesorios pesados y su chaqueta de cuero negra.

— ¿Buscamos a Lalisa? — Sugirió Jungkook, pero en ese momento, la madre de La,Isa interrumpió el momento, saludando a los tres amigos de su hija.

— Espero que se la pasen bien, y me gustaría pedirles que no traten de amargarle el día a mi hija — Pidió la señora Manoban de manera amable, con una sonrisa más falsa y venenosa que sus palabras.

— ¿Disculpe? — Roseanne, quizá más indignada que la propia Jennie, fue la que dijo aquella palabra sarcástica y salida de tono.

— Lo que escuchan. Se que ustedes no están de acuerdo con la pareja de mi hija, pero Lalisa me ha pedido que por favor, comprendan que ella es feliz junto con Kai. — Mintió la señora Manoban — No envenenen la cabeza de mi hija.

— La que la está envenenando es otra persona, señora Manoban. — Jennie no se guardo las palabras.

— Saben que Lalisa es indefensa e inocente. Por eso mismo, es fácil convencerla de cosas que ella no quiere, pero yo en lo personal, no quiero ver problemas en su pareja. ¿Entendido? — La señora Manoban los dejo, ignorando la palabra de Jennie.

— Esa bruja. — Rose miró con rabia a la persona que le había dado la vida a su mejor amiga.

— ¿Lalisa enserio dijo eso? — Preguntó Jennie.

— Por supuesto que no, Jennie. Lalisa no solo odia a Kai, le teme. Lo puedes ver en su mirada cada vez que está con el. Lalisa jamás habría dicho eso, mucho menos a su madre. — Aseguró Jungkook y Rosé asintió a sus palabras.

— Él tiene razón, Jennie. La señora Manoban es simplemente tan caza fortunas como su marido.

Jennie sintió odio hacia los Manoban, odio hacia sus padres por admitir eso. Odio a Kai, por hacer sufrir a su princesa.

— Busquemos a Lalisa.

(...🌪...)

Lalisa sabía bien que Jungkook estaba ahí. Rosé también. Jennie, como quería verla. Pero no podía. No eran sólo las amenazas de Kai, Lalisa sentía que le había fallado. Le había fallado de muchas formas, y no sería capaz de mirarla a la cara sin sentir vergüenza.

— ¿En que piensas, Lili? — Kai tomó su mano.

Kai ahora se sentía su dueño, y no solo quería entrar en su cuerpo, si no también en su mente. No porque la amará, no, si no porque así podía sentir que era duelo de ella, y eso lo llenaba de orgullo.

Que bien se sentía tener el control de una persona.

Y eso repudiaba a Lalisa, porque sabía que Kai estaba logrando su cometido.

— En nada — Respondió de forma seca, pues incluso con los golpes y las frases que la rebajaban, ella no cedería ante Kai tan fácilmente.

— ¿En nada? ¿Estas segura? — Ante esas preguntas, Lalisa asintió — Pues deberías de pensar en otras cosas. En tus hijos, por ejemplo.

— ¿Mis hijos? — La voz de Lalisa tembló.

— Así es, en tus hijos. — Kai sonrió de manera cínica — Quiero dos niños y una niña. ¿Tu que opinas?

— ¿De que mierdas hablas, Kai? — Lalisa se tomó el atrevimiento de subir un poco su tono de voz, incluso sabiendo que eso podía traer consecuencias.

— De que si todo sale como lo tenemos planeado, en un año o menos estaremos recibiendo a nuestros hijos.

Lalisa pensó en gritarle que no, en decirle lo mucho que le temía a esa idea. Pero a ese punto, ya se había rendido. Así que simplemente asintió con la cabeza.

Poco tiempo después, llegaron a la mansión Manoban. Lalisa pensó en todos los recuerdos que tenía en esa casa y en sus grandes jardines, las interminables habitaciones llenas de misterio, que había recorrido más de una vez. Las galletas con su nana, las discusiones con sus padres, toda su vida estaba entre esos muros altos de color azul claro.

— Y recuerda, ni una sola palabra a nadie Lalisa, o tendremos problemas.

(...🌪...)