Capítulo 10: Revolucionario

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─¡¡Y el barril explotó!!

Grito lo más enérgicamente que pudo el pequeño moreno estirando los brazos hasta la cabecera aun yaciendo recostado sobre la cama del joven revolucionario. Hak, quien estaba revisándole las heridas, solo asentía con la cabeza sin poder contener una diminuta sonrisa de ternura en sus labios. Sabo se sentía igualmente conmovido desde su posición tras su escritorio.

─ Todo parece estar bien. Solo deja de moverte tanto pequeño mono.

Le regaño el gyojin al moreno golpeándole suavemente sobre la frente. Luffy se rio.

Sabo apartó su mirada de su hermano para continuar revisando el papeleo que hace tan solo minutos, Hak había depositado en su escritorio.

Eran aún más reportes que hablaban de las consecuencias de la guerra desde muchas de sus sedes en Paraíso. Sabo frunció el ceño.

─ ¿Qué sucede con las noticias del Nuevo Mundo? ¿Koala se está encargando de ellas?

Cuestiono el rubio sin apartar su mirada del papeleo. Tanto Luffy como Ace le miraron en silencio. Hak se tenso.

─ No hay noticias, Sabo-kun. El comandante Dragón ha cortado todas comunicaciones desde la última vez. Creímos que quizás tu sabias algo.

Sabo suspiro ruidosamente. No. Tampoco había recibido noticias. Y eso le preocupo.

Mirando el den den mushi exclusivo de su comandante sobre su escritorio. Sabo sintió que algo estaba mucho más mal de lo que quería saber. Y tuvo el impulso de llamar.

─ Si tuviésemos que saber algo, Dragon-san ya nos lo hubiera informado.

Apareció Koala en la puerta entreabierta de su dormitorio. Traía consigo un carro repleto de comida que hizo salivar inconscientemente a los tres jóvenes en aquella habitación.

─ Con tu permiso.

Koala ingreso y se dirigió hasta los morenos. Quienes la recibieron sentándose obedientemente y preparándose. Sabo luchó duramente contra el impulso de salivar. Olía delicioso.

Se mantuvo estático tras su escritorio, sin siquiera mover un musculo. Ace le observó de reojo al recibir su porción de las manos de la castaña. Luffy estiró sus brazos y le quito lo primero que encontró. Koala rió suavemente.

─ Todo es para ustedes. Así que pueden servirse como deseen. Lo único que no sabía con certeza era si deseaban café, sake o jugo. Así que lo traje todo.

Ace asintió y lo agradeció.

─ Luffy se encarga del jugo. El sake es mío. Y si quieres le sirves el café al comandante.

Si Sabo hubiese estado más atento, hubiese rodado los ojos ante su comentario. Koala se retiró con el termo de café.

Sabo hizo un puchero cuando la castaña le sirvió una taza.

─ ¿Qué hay de mi?

Koala rodó los ojos.

─ Como el comandante deberías de unirte a nosotros en el comedor.

Sabo señaló el papeleo en su mesa.

─ Hak me ha traído trabajo.

─ Después de comer.

Contraataco la castaña. Sabo iba a replicar pero Hak se le adelantó.

─ Escucha a Koala, Sabo-kun. O terminaras aplastado otra vez.

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