07.Una guitarra que llora

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El llanto de la guitarra,
escucho su eco a la distancia,
alguien la ha dejado de tocar,
y no puede estar en paz.

De seguro fue el viajero que se le olvidó en el maletero,
o el músico que dejó sus sueños,
llora guitarra, llora,
que quizá tu vaquero regrese por el sendero,
o ese niño que creías perdido venga de regreso.
Pero, mí dulce amado, no regresará por su dulce guitarra.

Escribo en notas largas,
las lágrimas ya no me alcanzan,
cada gota llena el camino que me conduce a tus dulces manos,
y en dorado están nuestros nombres grabados,
un puente y su arco,
atravesado por este príncipe desorientado.

El llanto de la guitarra,
proviene del llanero solitario que la ha abandonado,
se siente sola en el campo:
es la granja de mí amado.

Torturado por esos molinos,
llevado a corriente por remolinos,
se encontraba perdido,
la tormenta deshizo cada uno de nuestros hilos,
el infinito se encontraba fragmentado,
el Universo desmoronado.

En sueños...
Él aparece,
siento el calor de sus labios,
ambos corriendo por el campo sujetado de su mano,
le escucho y su voz calma mis temores,
susurra que debe marcharse,
y con el amanecer se deshace.

Los cuervos giran alrededor del campo,
cada uno con su objetivo en el dulce trigo,
el viento se los regala,
ellos se marchan.

Eramos efímeros,
tu alma llevaba pena, la mía una condena,
fuiste el rey de mí corazón, yo el rey encontrado en cada canción,
fue triste, la manera en que el reloj golpeaba las sombras,
te habías perdido,
polvo eras, polvo sos.

El tiempo,
se está tomando su tiempo para olvidarte,
cariño, tu nombre está en mis labios,
las rosas en mí jardin,
tu abrigo en mis manos,
y nuestro amor,
es un recuerdo que habita en el único corazón que sigue latiendo por los dos.

Al horizonte,
cuando las auroras iluminan el norte,
se escucha a un poeta y a una guitarra,
llorando al ritmo de las olas,
creando una sinfonía,
ambos han perdido a su amado,
ambos están condenados.

Él carga con la guitarra,
la guitarra carga con los recuerdos,
y su amado los visita en sueños.

El algoritmo de la mente: el efecto ansiolítico de la poesía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora