cinco

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-somos criminales, no nos enamoramos- respondió Kakuzu a la pregunta de Konan.

-entonces algún momento no lo fuimos- dijo la kunoichi terminandose su vaso de sake.

-pero eso fue hace mucho tiempo, Konan- el espadachín tomo la botella de sake para rellenar su vaso, pero este ya se había terminado. Su rostro reflejó decepción, su plan inicial había sido embriagar a sus compañeros y reírse un poco de ellos, estaba aburrido y fue lo mejor que se le ocurrió. Pero las cosas habían tomado un rumbo diferente, sin contar que solo dos botellas de sake no eran suficientes.

-yo no recuerdo haberme enamorado nunca- dijo Sasori con tranquilidad- no lo necesito y no creo que me pase; ya he suprimido todos los sentimientos en mí.

-yo solo me concentro en mis recompensas y tratar de no arrancarle la cabeza a Hidan cuando hace alguna tontería.

-pero Hidan es inmortal- respondió el Zetsu blanco- aunque le arranques cada miembro, él seguirá viviendo- continuó la parte oscura.

-no lo digo por matarlo, se que es inmortal y por eso ahora es mi compañero, muy a mi pesar, es solo que luego querrá que vuelva a ponerla en su lugar.

-en eso tienes razón Kakuzu- Hidan apareció en la cocina con más botellas de sake. Todos lo miraron y él se carcajeo- ¿Que? Mi religión no me prohíbe beber; además, es la única forma en la que puedo soportarlos.

"Que sincero" pensaron todos.

-escuche de lo que hablaban y supe que necesitaban un poco de esto- continuo. Puso las botellas en la mesa y luego se sentó en una de las sillas- ¿Y bien? ¿Quien revelará sus secretos ahora?

El jashinista soltó una carcajada mientras miraba a la chica de cabello azul, sin Dada se estaba burlando de ella por su pregunta. La kunoichi estaba por golpearlo cuando la voz de Itachi se escuchó por sobre las carcajadas de Hidan.

-puedes comenzar tú si tanto te emociona.

Las carcajadas de Hidan sesaron, golpeó la mesa con las palmas de las manos y retó a Itachi, sentado frente a él, con la mirada. Unos segundos después cayó inconsciente.

-no debería utilizar su Sharingan tan a la ligera, Itachi-san.

Kisame analizaba el cuerpo inconveniente de Hidan, su cuerpo se apoyaba en la mesa y las dos botellas vacías de sake estaban a su lado, quien no supiera que había sido víctima de un gensutsu pensaría que había caído por ebriedad.

-lo Vi necesario- respondió el Uchiha con simpleza.

-también me gustaría tener un Sharingan- pensó Kakuzu en voz alta ganándose miradas curiosas de parte de todos, pero dejaron de mirarlo cuando Sasori abrió otra botella y comenzó a servir el sake.

Lo tomaron en silencio, tal parecía que el tema quedaría en el olvido y no había problema con eso, sin embargo, para sorpresa de todos, fue Uchiha Itachi quien recobró las riendas de la conversación pendiente.

-yo si, una vez.

...

Parecía escena de película romántica, una donde lo había ninjas, jutsus ni peligro por todos lados. Era como una de esas películas que a los hombres no les gustan, o al menos así parecía para ella.

Myūzu, ya recuperada de la sorpresa inicial por la acción de Deidara, cerró los ojos y comenzó a mover los labios correspondiendo el beso. Con cuidado rodeo el cuello del artista y abrió los labios para animarlo a seguir. Mientras tanto, Deidara posó las manos en la cintura de la chica y la atrajo a su cuerpo; ella se estremeció al sentir la humedad de las lenguas de las manos del rubio. Se separó con lentitud y centro la vista en una de ellas; su vestido había quedado babeado.

-lo lamento- Deidara bajo la mirada y se dió la vuelta para ocultar la vergüenza que eso le producía.

La chica de cabello café y ojos azules como el cielo antes del anochecer, suspiró con cansancio, noto la incomodidad de "su artista" y se sintió basura por haberlo hecho sentir incómodo; no había sido su intención y a decir verdad, no había sido repugnante para ella, simplemente la había tomado por sorpresa pues Deidara nunca antes la había tocado de esa manera y mucho menos besado... ¡BESADO! ¡Deidara la había besado! Él a ella ¡ÉL! Había sido la primera vez y se había sentido tan bien sentirlo, respirar su aroma y envolverse en su calor. Había sido perfecto. Entonces, Myūzu, al ser consciente de que Deidara de Akatsuki la había besado, se dió cuenta de que ese era su primer beso real.

el arte es una explosión. (una historia sobre Deidara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora