11. Algún día

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Si algún día él les pregunta por mí,
díganle que estoy bien,
díganle como mi risa sigue iluminando días,
inventen mentiras de cómo viajé a la Luna,
incluso escriban mis mejores rimas,
rían y lloren por mi.

Si algún día él les pregunta por mí,
no le digan cómo lloro amargamente,
no comenten como me abrazan fuertemente
mientras me desvanezco en el suelo,
no le digan cómo mi mirada se pierde,
no le digan que deben llamarme a medianoche
para calmar todos mis tormentos.

Si algún día él les pregunta por mí,
díganle que salto entre las praderas,
cuenten cómo el antidepresivo hace sus efectos,
díganle cómo mis brazos se extienden para abrazarlos,
cuenten cómo me río sin control,
incluso reproduzcan mi canción favorita,
rían y lloren por mí.

Si algún día él les pregunta por mí,
no le digan cómo me duermo en vuestras piernas,
no le cuenten cómo he cambiado,
no le externen sus preocupaciones al ver como
toda esta lucha la estoy perdiendo,
no le comenten cómo me duele caminar
por los lugares donde se escribió nuestra historia.

Si algún día él les pregunta por mí,
rían y lloren por mí.

Si algún día él les pregunta por mí,
jamás comenten cómo su partida
me hizo hundirme más y más.

Si algún día él les pregunta por mí,
mejor digan que no saben dónde estoy,
y no me han visto en semanas,
si algún día él les pregunta por mí,
rían y lloren como yo lo haría.

El algoritmo de la mente: el efecto ansiolítico de la poesía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora