1. Enredadera

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De tallos débiles y flexibles

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De tallos débiles y flexibles. Tienden a ser invasoras y también pueden eliminar o inhibir otras especies.


Lo que más detesto en mi vida son los días viernes.

Muchas personas se juntan en las calles, la música de mis vecinos y vecinas bombardean la ventana de mi habitación hasta la madrugada. Mientras que, en el trabajo, teníamos que tomar muchas órdenes por el constante flujo de público y, para variar, tenía que ayudar en la cocina en la mañana y trabajar como barista en la tarde y, por último, cerrar el lugar al final del día.

A veces, quería denunciar a Junhee por no haberme advertido sobre esto cuando me ofreció trabajar en su cafetería, pero no lo hago porque no tengo dinero para un abogado. Ah, ese maldito cara de lagartija.

Suspiro pesadamente y observo los dos postres que casi termino de decorar: un cheesecake de oreo y un pie de limón. Pongo chispitas de color plateado y unas hojas de menta a un costado del cheesecake. Luego, siento como Yongsun me pone un puñado de harina en la cabeza y escucho las risas de Yuchan provenientes de detrás del mostrador; no puedo evitar sonreír. Debí imaginarme que harían otra travesura al instante en el que escuché los intentos de risas disimuladas de él y Jeongin.

Sin decir nada, tomo un pie de limón que está al frente mío y, en un movimiento rápido, le estampo el postre en el rostro de la chica que está detrás de mí.

—¡Byeong!

—Karma... —canturreo sintiéndome victorioso. Esta vez le había ganado definitivamente, además, fue la mejor revancha hasta ahora.

Las risas aumentan cuando Yongsun comienza a chillar entre risas y a buscar desesperadamente algo para limpiarse la cara. Chan le lanza el paño de su delantal y ella trata de limpiarse el rostro con cuidado de no dañar el maquillaje que no había sido afectado por el merengue del postre.

Me voy a la puerta trasera que está dentro de la cocina y salgo al pequeño callejón para sacudir mi ropa y mi cabello entre risitas. Realmente toda la situación había sido graciosa. Agradezco mentalmente a Moonbyul por recomendarme decolorar mi cabello para que quedara de un color blanco hace unos meses atrás, pues los restos de harina que quedaron en mi cabeza no se ven.

Las cosas que tengo que aguantar y todo por culpa de él. Bah, me da igual, eso ya no me afecta en lo absoluto; es mejor trabajar aquí que estudiar biología marina.

Sí, claro.

Me estiro cerrando los ojos y escucho el sonido de la puerta al abrirse. No me molesto en saber quién había salido, pues al segundo después, el humo de cigarrillo entra en mis pulmones. No recuerdo la última vez que consumí uno de ellos, aunque tampoco es como si lo necesitara.

—¿Quieres uno? —su voz suena algo ahogada, como si hubiera dado una calada mientras me preguntaba aquello. Yo niego sin mirarlo, de repente el polvo que flotaba en el aire se había vuelto interesante—. ¿Estás bien, Byeongkwan?

Mi mirada se encuentra con sus pupilas artificialmente azules. Al parecer, por fin le habían llegado sus lentes de contacto. Sonrío y giro sobre mis talones para quedar frente a frente, realmente ese color le quedaba bien, pero jamás se lo diría: eso alimentaría su enorme ego.

—Estoy perfectamente, Jun —miento sin borrar la sonrisa de mis labios. Pongo mis manos en los bolsillos del delantal y relajo mis hombros, tratando de demostrar que en realidad estaba bien. Necesito cambiar el tema en ese mismo instante—. ¿Y tú? No hemos hablado mucho últimamente, con todas las modificaciones del local debes estar estresado.

Él me analiza por un par de segundos, consumiendo lentamente el tabaco de aquel cigarrillo hecho por él mismo y suspira pesadamente, dejando salir su frustración. Murmura un "mhm" y patea una piedrita inocente.

—Solo es caótico el hecho de actualizar el itinerario y hacer todo el papeleo para justificar las compras con sus valores, ya sabes, por si alguna vez nos roban tengo el respaldo...

—Entiendo —respondo en un balbuceo, sin entender completamente. No tengo ni la menor idea de cómo liderar un negocio y tampoco quería saberlo.

—Sabes que puedes contar conmigo, ¿no? Estoy aquí para lo que necesites —él se agacha y apaga su cigarro, luego recoge la colilla.

Esa costumbre de no contaminar, la ha inculcado Moonbyul, su novia, a casi todas las personas con las que ella habla. Le doy gracias en mi mente por segunda vez.

Sonrío, esta vez de verdad y reprimo aquel picor que siento en el borde de mis ojos. Antes de responder, presiono mi labio inferior con mis dientes para controlar el temblor que amenazaba con derrumbar la tranquilidad que me pretendía todos los días de trabajo. 

—Lo sé.

Sin duda, Park Junhee es el mejor amigo, hermano y jefe del mundo.

Las sonrisas iban y venían, también los coqueteos de parte de la clientela hacia el cuerpo de trabajo. Fue muy chistoso cuando Yongsun sacó a un cliente por hostigarla y más aún cuando Jun y Jeongin lo amenazaron con exponerlo a la policía, se lo merecía; pero no fue divertido cuando tuve que detener a Chan cuando estuvo a punto de golpear a aquel tipo. Aun así, las horas avanzaron más rápido de lo que estaba acostumbrado. Quizás era porque mi mente estaba en otro lugar o porque realmente estaba cansado, había sido un día demasiado extraño.

Cuando llegué a casa, todas las luces estaban apagadas y mi madre estaba en su cama intentando ver una película. Como cada viernes, le di un trozo de pastel que había comprado y ella lo comió con una sonrisa en su rostro; había extrañado aquella expresión. Luego, me recosté a su lado en silencio sin decir ninguna palabra y acaricié su cabello hasta que ella sucumbió hasta caer en los brazos de Morfeo.

Y cuando entré a mi habitación, no pude aguantarlo más.

Mis lágrimas pesan en mis ojos desde hace bastantes minutos, todo mi cuerpo duele al estar en una misma posición desde hice contacto con mi cama. El frío atraviesa mis huesos y la agonía me hace temblar.
Mi corazón duele, duele tanto y esto me consume. Ha crecido tanto que envolvió mi alma y no me deja escapar, a pesar de todos mis intentos por detenerla. Estoy cansado, pero no puedo rendirme.

Necesito despertar de esta pesadilla.

Los días viernes son los peores.

Flower Boy | wowkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora