Una sincera canción pudo escucharse a las afueras de un muerto edificio.
Día 1
Todos los días a las siete de la mañana Seungcheol estacionaba su coche a tres cuadras de su trabajo, esto porque el estacionamiento estaba a reventar de autos todos los días sin importar que tan temprano llegase, y aun cuando llegaba temprano y quedaban espacios vacíos estos estaban reservados para puestos más altos que el suyo. Así que, a pesar de tener un auto no se ahorraba la larga caminata de siete minutos todos los días.
Caminaba por las calles con su maletín en una mano, su traje cuidadosamente planchado y lavado por si mismo y su cabello un poco desarreglado gracias al viento, era la viva imagen de un hombre ocupado, de esos que son personajes de fondo en las películas de jóvenes emprendedores, lo único bueno, para Seungcheol, era que aún conservaba todo su cabello y no estaba medio calvo como los otros hombres con los que trabajaba. Y otra cosa que no podía faltar en él; el café, siempre comprado de una pequeña cafetería que quedaba de paso.
Ese día no fue distinto, estacionó a siete minutos de su trabajo, caminó por tres hasta detenerse en la cafetería y compró un café sin azúcar que siempre pedía igual. Solo que el café sabía un poco más amargo que otros días, y quizás fue el hecho de que la señora que lo atendía antes ya no estaba, y Seungcheol no pudo preguntarle el por que a la chica que mascaba chicle y veía su celular cada dos palabras que le dirigía. Bien, su mundo no se acababa por un café.
De cualquier modo no pudo quejarse demasiado acerca del sabor, ya que tan pronto salió de la cafetería y le dio dos sorbos al café un chico apareció de la nada en una patineta y lo golpeó en el antebrazo, la bebida terminó impregnada en su traje. Dio media vuelta para gritar, pero el chico ni siquiera lo escuchó gracias a los gigantescos e innecesarios audífonos que llevaba. Por eso detestaba a los jóvenes.
Con su traje oliendo a café y la gran mancha que tardaría en secar se quedó en medio de la calle pensando que hacer; llegaría tarde pero limpio o llegaría temprano y sucio ¿Qué es mejor? Si hubiera sabido que estudiaría cinco años una tonta carrera para ponerse a pensar en ello hubiera sido mejor estudiar algo que sí le gustase. Porque para su desgracia no pensó bien en lo que sería de su vida. Al final fue al trabajo, el bono de puntualidad no podía perderse por un muchacho idiota sobre una patineta.
Llegó al edificio esperando que el viento hubiera secado la mayor parte del café, se detuvo antes de entrar y limpió lo que pudo con las servilletas.
Escuchó el sonido desentonado de una guitarra, su mirada giró a una de las esquinas del edificio encontrándose con la figura encogida y calmada de un chico y una gigantesca guitarra acústica. Bien, la guitarra no era enorme, pero la forma en la que el tipo estaba sentado hasta casi abrazarla lo hacía parecer así.
Ese chico no debería de estar ahí, miró hacia los guardias de seguridad y estos solo se encogieron en hombros intuyendo la pregunta.
—¿Por qué está aquí?— Preguntó aun así.
—Lo pidió amablemente.— Dijo el guardia. —Es solo un chico, y no hace tanto ruido.
—Está prohibido, aun si lo pidió con flores y chocolates.— Seungcheol suspiró y se giró caminando los pocos pasos que lo separaban del tipo. No era su trabajo, pero habían reglas, y detestaba a los niños tontos que pensaban que podían saltárselas como si nada. —No puedes estar aquí.— le dijo.
El muchacho levantó la cabeza y lo miró, un pequeño lunar presumiéndose sobre una de sus mejillas y los ojos castaños mirándolo con confusión. Estos se cerraron como medias lunas de pronto y una sonrisa apareció tan infantil como la de un niño haciendo una travesura. Quizás el chico tenía veinte, o menos, Seungcheol ya no distinguía edades, solo niños, jóvenes y viejos.
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When You love Someone (SeokCheol/SVT)
FanfictionSeungcheol detesta su trabajo, pero detesta mucho más a los jóvenes, y más si estos están sentados fuera de un edificio tocando música ruidosa.