Capítulo 16.

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Ella no era una niñera, no era algo a lo que quisiera dedicarse de por sí, pero ser profesora de los Abbruzzis era como serlo

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Ella no era una niñera, no era algo a lo que quisiera dedicarse de por sí, pero ser profesora de los Abbruzzis era como serlo. No tenía nada en contra de ello y la verdad le encantaba ver a los chicos, pero en ocasiones sus clases terminaban en horas de risa, de película, de bailes o de palomita endulzadas.

Aun desconocía que le hacían esos chicos a ella, pero cada momento que pasaba con ellos era único y aunque su meta principal siempre fue, es y será enseñarles piano, a veces se les olvidaba por completo.

Bradley se encontraba mirando a la morena fijamente mientras movía su ficha de ajedrez. Sandy y Alexandra por otro lado se encontraban en una supuesta clase de baile, por lo que esta vez solo quedaban el peli negro y ella, con brownie durmiendo a su lado claro y Samantha en algún lugar de la casa haciendo magia con sus pinceles.

—Crees que vas a ganarme, Mile, pero ya yo soy experto en este juego, mi tío Loras me ha dado las mejores clases del mundo, no vas a ganarme—dijo dándole una sonrisa tiernísima a Milena.

—Soy una mujer competitiva, Bradley. Deberías saberlo, no me rindo fácil—le respondió moviendo una de sus fichas y con ello quitándole un peón al chico quien se rio al perder su ficha y eso le causo risa también a la chica.

Pasaron unos minutos decisivos en los cuales la mayor de los Romanueve se estaba sintiendo claramente derrotada por un pequeño, pero eso la hacía tener esperanza en la humanidad y sobre todo, la hacía feliz ver a un chico tan emocionado frente a ella.

Samantha apareció llena de pintura y con una sonrisa en su casa. Su barriga estaba a punto de explotar, era una mujer demasiado activa para estar embarazada y especialmente en sus últimas semanas, no lucia cansada o molesta, simplemente feliz.

— ¿Qué hacen? —Pregunto acercándose a la mesa donde se encontraba Milena y Bradley.

—Estoy derrotando claramente a Mile, mami.

—Aún no he perdido—replico la morena.

— ¡Oh pero vas a perder! —dijo Samantha alentando a su hijo. Este le regalo una sonrisa a la mujer y con eso ella se agacho un poco para darle un beso en la frente al chico causando que este hiciera una mueca.

Milena adoraba las historias de amor, le encantaban de alguna manera. Pero desde que había conocido la de esta familia, cada vez más le parecía imposible poder llegar a tener la suya.

La mujer embarazada a su lado se apoyó de la silla de ruedas de Milena antes de hacer una pequeña mueca de dolor y luego, en constantes segundo escucho los gritos.

— ¡Jaque mate! —grito Bradley.

— ¡Rompí fuente! —grito Samantha.

Y luego, literalmente, empezaron los gritos.

En casa todo se descontrolo, no era porque no estuvieran listos, era porque no lo esperaban en ese momento y de todas las cosas que Milena Romanueve se planteó vivir, ver a su jefa gritando porque había roto fuente no era una de esas cosas.

ARRIÉSGATE CONMIGO | LIBRO #3 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora