Adios

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Hoy no llevo pasiones en los labios, ni hirientes cadenas en las manos. ¿Recuerdas a esa ave que iba en moribundo vuelo? Ahora ya no busca un nido y son el viven de las olas las que borran los golpes de su vida y las caricias de su dolor.

Hoy ya no siento el sufrimiento de estar vivo, solo la pesadumbre de ser consciente de esas mentiras que nos hacíamos, las peores eran las que me hacían sentir vivo, las que llevaban amor.

Poco a poco esos maderos cruzados que me clavaban a ti, van susurrándome que me levanté, que aún no es momento de caer, que oponga los brazos a este torrente de calamidades.

Lo que nos diferenciaba no era la piel ni la raza, era nuestra alma y la mía te pertenecía... ahora no se contenta con haberte perdido, ruega de estar a tu lado, ruega de ver tu sonrisa, de sentir tus manos, de tenerte cada día un centímetro más cerca, aún sabiendo que a este paso la vida terminará antes de poder volver a verte.

Esta es la última lágrima que suelto y esto es lo último que te escribo.

Ya nos despedimos sin siquiera decirnos adiós, pensar que antes nos decíamos amor... No te culpo, y con el tiempo dejaré de culparme. Te deseo lo mejor ha dónde los viejos dados eternos te quieran llevar... Adiós amor.

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