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Sin embargo, como toda persona, gran parte de Freddy también venía a ser la adolescencia de un Omega macho. Y sí, al igual que todos lidiaba constantemente con sus hormonas, sin embargo las hormonas de un Omega macho llegaban a ser... un poco menos tolerables.

"¿M-mamá?" Dio un paso inseguro y entró a su casa.

La tarde anterior había sido un mar de emociones espectacular. Pasó el día entero con sus amigos en casa, divirtiéndose, y pues también tuvo la oportunidad de deambular tranquilamente por las calles con Fred, Golden y Fox.

Pero eso no quitaba el hecho de que estaba en la mitad de su celo, y hoy después de un largo día en el colegio, el asunto empezaba a empeorar un poco.

Se sentó en el sofá cruzado de piernas y abrazó una de las suaves almohadas. Ya sentía la temperatura de su cuerpo aumentar de nuevo. Su mamá le había dicho que volvería tarde del trabajo como la mayoría de veces, pero eso lograba causarle más dudas y pensamientos tentadores.

¿Debería quedarse en el sofá? ¿O mejor empezar a buscar los supresores? Nunca supo dónde los guardaba Helen de todos modos, como él recién se convirtió en Omega hace menos de un mes, siempre se le pasaba por alto los odiosos supresores. Sus ojos inquietos observaron su celular. Ese aparato estaba muerto de tanto usarlo en el colegio, y para el tiempo que le tome al objeto revivir solo para preguntarle a su madre dónde guardaba las pastillas, él ya estará mordiendo esa almohada de la desesperación y llenando toda la casa con su apestoso aroma dulce. Pero, ¿para qué iba a usar los supresores si estaba solo en casa?

«Cariño, auto safisfacerse es una necesidad como humano, ¿entiendes?»

Su pantalón azulado empezaba a sentirse húmedo. Claro que le estaban entrando una ganas inmensas.

«Algún día tendrás que hacerlo y esto está bien, ¿va? Algunos normalmente empiezan en su primer celo, pero cuando sea el día que sea, solo asegúrate de...»

Cerrar las ventanas para que nadie pueda olfatear las feromonas.

Eso fue lo que hizo. Se cambió de ropa a una más corta y ligera y se sentó en el centro de su cama.

"¿Es...estoy apunto de hacerlo...?"

Sinceramente las pastillas se le hacían cansadas de tomar a cada rato, además de caras. Ugh, cómo extrañaba no tener rango, no desprender feromonas por todas partes y estar fuera de todo el drama por el que pasaba ahora. Apenas llevaba unos pocos días en celo y ya no lo soportaba, antes sus calenturas de adolescente normal podía controlarlas y no tocarse por días, pero lo que sentía ahora... ¡no se comparaba absolutamente a eso, era como el cuátruple de una calentura común! Y pensar que tendría que lidiar con su celo por cada tres meses...¡por el resto de su vida! Bueno, al menos hasta cumplir los sesenta años. Aún así ya no soportaba a su Omega interno diciéndole qué tenía que hacer. Ya no soportaba pensar todo el día en Alfas rudos y fuertes... destrozándole deliciosamente en la cama mientras le clavaban los colmillos en el cuello. Bueno, eso sí lo toleraba.

"Hmmgh..."

Inmediatamente se tuvo que morder el labio y se encogió de hombros. Joder, parecía que al mínimo pensamiento que tenía, su cuerpo (en especial cierto amiguillo allá abajo) era experto en responder a la primera. Frunciendo el ceño, se recostó de lado en sus sábanas. Su pulso drásticamente comenzaba a alterarse sin motivo alguno, y apenas un escalofrío recorrió por toda su columna se abrazó desesperado. En ese instante supo que ya no había vuelta atrás. Se sentía tan urgido que estaba seguro de que no sería capaz de dar ni dos pasos fuera de su habitación.

Three Alpha Issues. [#Omegaverse #Lgbt]Where stories live. Discover now