Capítulo XLVIII

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     Lugia aterriza y yo bajo de su lomo de un salto, él extiende sus alas en cuanto estoy en tierra firme como si intentara lucir más intimidante. Jason avanza lentamente hacia nosotros, con una Pokebola en la mano. Ya no empuña el arma con la que pretendía dispararme, pero esa no es razón para bajar la guardia. Yo tomo igualmente una de mis Pokebolas y acaricio el cuello de Lugia para indicarle que no debe atacar aún. En su lugar, lanzo la Pokebola.

     — ¡Ve, Blastoise!

     — ¡Yo te elijo, Seviper!

     A esa arpía le van muy bien los Pokemon venenosos

     Un minuto entero es el tiempo que transcurre sin que nosotras o nuestros Pokemon hagamos un movimiento. A nuestro alrededor ocurren tres explosiones, los cristales estallan y la onda expansiva hace que una corriente de aire levante nuestros cabellos. Cada sensación que mi cuerpo percibe en este momento es como una señal. Es como si el calor abrazador de las llamas que arden a nuestro alrededor pudiera asemejarse al calor humano de una persona colocándose detrás de mí. El viento que sigue soplando es similar a un par de manos que se colocan en mi espalda para darme ánimos. Y el sonido de los cristales que no dejan de estallar oculta una voz. Un susurro que al llegar a mis oídos, parece estar siendo amplificado por un megáfono que suena sólo en mi cabeza.

     —Confío en ti —me dice.

     ¿Qué más puedo pedir ahora?

     Sé que es verdad, sé que ella confiaba en mí… Y no voy a defraudar su confianza.

     — ¡¡Ataca, Blastoise!!

     Con una potente ráfaga de agua, Blastoise es quien lanza el primer ataque. Seviper se recupera inmediatamente y lanza un aguijón venenoso. Blastoise, al ser tan grande, tiene problemas para moverse con agilidad. Eso no es impedimento para que esquive ese aguijón, pero su tamaño le impide prepararse para el siguiente golpe con la rapidez que yo quisiera. Aún así, su contraataque es dos veces más potente que el primero. Seviper lanza ácido de su boca, mismo que es tan corrosivo que los escombros que nos rodean sucumben ante sus efectos y comienzan a derretirse. Blastoise consigue combatir el ácido con el agua y ataca con una ráfaga de burbujas explosivas que dejan a Seviper aturdido, momento que Blastoise aprovecha para embestirlo y estrellarlo contra un muro que termina por derrumbarse. Seviper, sin embargo, se recupera y lanza de nuevo su ataque. Esta vez, el ácido se dirige hacia mí y yo tengo que saltar para esquivarlo. Al percatarse de ello, Blastoise lanza de nuevo sus burbujas explosivas. Se nota enfurecido, por no decir que incluso un brillo asesino destella en sus ojos. Seviper lanza un aguijón venenoso que rebota contra el caparazón de Blastoise, intenta atacar de nuevo pero Lugia se une a la contienda cuando las ansias por vengar a mi hermana terminan por quebrantar todo su autocontrol.

     Jason lanza otra Pokebola para igualar el marcador.

     — ¡Yo te elijo, Venomoth!

     Venomoth sale volando hacia Lugia y las alas de ambos se enroscan cuando comienzan su batalla en las alturas. En realidad desearía que hubiera agua cerca de aquí, estando en mí elemento podría tener una probabilidad más grande de ganar.

     Blastoise ha conseguido dominar a Seviper y lo tiene con el rostro contra el suelo, aplastando su cabeza con una de sus patas. Sin embargo, Seviper consigue girar sobre sí mismo y dispara de nuevo ese ácido que Blastoise no puede evitar esta vez.

     — ¡¡Blastoise!!

     Corro hacia él a toda velocidad. Blastoise cae al suelo retorciéndose de dolor cuando el ácido comienza a destruir la piel de su pata derecha. La sangre brota, él chilla y no deja de retorcerse.

     — ¡Lucario, ayúdame!

     Lucario sale de su Pokebola en cuanto me escucha llamar su nombre. Retrocede un poco al ver lo que ocurre en la pata de Blastoise, pero logra controlarse y deja salir un poco de agua de sus tentáculos para lavar la herida. Mientras él se encarga de ello, mostrándose bastante inconforme por la tarea que le he encomendado en lugar de enviarlo al campo de batalla, yo me levanto lentamente y fijo mi mirada asesina en Jay Jason. Ella me devuelve una mirada de indiferencia y esboza una sonrisa maligna. La veo tomar otra Pokebola, pero yo soy más veloz que ella a la hora de llamar a mi siguiente Pokemon.

     — ¡Ve, Dewgong!

     — ¡Weezing, yo te elijo!

     Dewgong parece estar enfurecido, así que su ráfaga de viento gélido es más potente de lo normal y consigue paralizar a Weezing por un segundo, antes de que éste se recupere y ataque sin piedad.

     Mientras tanto, Lucario se aleja de Blastoise una vez que se ha deshecho de todo el ácido y se encarga de abatir a Seviper. Sus poderes no tienen comparación, Seviper no es rival para él. Lucario ataca haciendo aparecer un torbellino de agua que se forma con los restos de las técnicas que Blastoise usó durante su batalla. Seviper intenta correr, pero el torbellino termina por atraparlo y, con Seviper dentro, se transforma en una esfera de agua que Lucario mantiene suspendida en el aire. Tras un par de segundos, Lucario hace estallar esa misma esfera de agua y lo único que cae al suelo es el cuerpo inerte de Seviper, que ha fallecido ahogado.

     Jason se muestra sólo un poco perturbada.

     Sólo quedan Weezing y Venomoth.

     Y luego… Ella.

Pokemon V: La Batalla Contra la EliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora