⚘⸻ DRAGON BALL: La mejor amiga de Gohan - ✓ |Reeditando| ✓

✖Capítulo 45: Reunión familiar✖

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Naomi podía percibir al retortijón en su estómago y al nudo en su garganta como presagios de lo mal que se estaba haciendo a si misma al cometer tal estupidez, pues desde el inicio supo que era una muy mala idea... Desde el inicio supo lo que implicaría ir a la fiesta de Bulma. Allí estarían todos aquellos con quienes no ha tenido contacto desde hace semanas, meses. Incluso vería, por primera vez y con sus propios ojos, lo maravillosa que era la relación de Gohan y Videl.
Un cosquilleo incómodo se extendió a lo largo de su espalda al pensar en ellos como la pareja más feliz sobre la faz de la Tierra.

¿Se arrepentía de su decisión?¿De dejar ir al saiyajin? Por supuesto que sí, y ahora lo sabía más que nunca; ¿Lo admitiría? Por supuesto que no. Jamás sería capaz de poner en esa situación a Gohan, de arrebatarle su felicidad a Videl de esa manera o, aún peor, de arruinar la poca dignidad que le resta a su corta existencia. Todavía podía pensar, gracias a Kami, debido a su orgullo.

Torció las comisuras de su boca en tanto su mirada se posó sobre el paisaje al otro lado de la ventana en un vano intento por relajarse. Sus dedos jugaron entre si sobre su regazo, mientras que su pierna comenzó a saltar de arriba hacia abajo con palpable ansiedad.

Toda su figura, probablemente, reflejaba nervios en su estado más puro en ese instante, ya que Eimi, sentada a su lado, la vio con extrañeza al sentir la serie de movimientos que orquestaba. De esa forma, la rubia no tardó en poner una mano sobre la inquieta pierna para detenerla, haciendo que la pelinegra la observara.

—Naomi, debes calmarte ya— Su mirada enmielada, ahora más profunda gracias a la máscara de pestañas, obligó a la aludida a que detuviera todas sus manías. Eimi se encontraba seria. Pero, a la vez, podía distinguirse cierto ápice de comprensión en su mueca.

La saiyajin bufó y desvió la mirada, dándose dos segundos para amenizar el torrente de emociones en su interior.
Se sentía pésimo. No podía estar sucediéndole aquello por razones más incorrectas, como lo era Gohan. Tenía que calmarse de alguna u otra forma y, por sobre todo, dejar de lado esos sentimientos hacia su mejor amigo.

—Oye. Todo estará bien— Ahora, los ojos negros de la azabache se habían detenido en la espalda de Lya, dueña del auto y actual conductora del mismo. Esta, sonriente, observó sobre su hombro por breves segundos a la joven antes de devolver su mirada a la carretera. A Naomi le resultaba tan extraño verla en su forma humana que, por breves segundos, se sintió como si le hablase una extraña —Estarás con nosotras en todo momento; no te preocupes. Ya verás que la pasarás asombroso. Después de todo, no todos los días tienes la suerte de asistir a una fiesta de Bulma Brief— Su tono divertido hizo que la pelinegra elevara una de sus comisuras y asintiera con lentitud, dándole la razón.

Si había algo que era motivo de alegría, y razón suficiente para dejar de sentirse de esa manera, era que, efectivamente, hoy era un día especial para Bulma. Además, debía pensar en que por fin vería a todos sus amigos, a su familia, y debía dejar de imaginar como la recibirían tras tanto tiempo. Esto fue lo suficientemente positivo como para que su malestar cese poco a poco.

—Naomi, ¿Trajiste tus medicamentos?— Cuestionó de repente la rubia mientras revolvía, de forma desesperada, su pequeña mochila color crema. La pelinegra se limitó a ejercer presión en su mandíbula cuando oyó la pregunta, pues, como naturalmente, detestaba tener que depender de algo tan mundano para sanar. Y cabía recalcar que la recuperación de sus brazos estaba siendo bastante lenta, por más que sólo hayan pasado un par de días.

La pelinegra movió un poco sus hombros de manera circular hasta que sintió pequeños pinchazos en torno a su articulación. Suspiró y apoyó la cabeza en el asiento de forma abrupta, llamando la atención de Eimi. Sí, sus hombros siguen hinchados.