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TaeHyung levantó su mirada hacia mí, con una sonrisa no muy pura.

-- ¿Primer gemido? Precioso nena. -- Susurró en mi oído.

Volvió a posicionarse sobre mí y sentí su bulto aun más pronunciado. 

De repente, una preocupación se me hizo presente. ¿Acaso tenía planeado tener relaciones? Porque eso sí que no iba a ser posible. Aguantaba mucho, pero no todo.

TaeHyung seguía besando mi cuello y podía escuchar su respiración agitada al mismo tiempo. Estaba acelerando sus movimientos y estos se volvían cada vez más agresivos y bruscos.

Llegó el momento en el que TaeHyung volvió a crear fricción con nuestras intimidades, pero varias veces y con más fuerza y velocidad...

Pensé que esto no tendría remedio. La erección de TaeHyung crecía cada vez más y sus manos ya no acariciaban mis pechos, los apretaba. La dureza de sus expresiones era sin duda una imagen aterradora. El hombre se arrancó la polera, dándole aún más salvajismo al espectáculo.

Llegué a tener tanto miedo que se me humedecieron los ojos y quedé media paralizada. Era mi instinto de defensa, no muy efectivo físicamente claro...

Al segundo, TaeHyung reaccionó y detuvo sus movimientos.

-- ¿Por qué lloras preciosa? -- Preguntó acariciando una de mis mejillas.

Su voz se cortaba por la respiración con exceso de agitación. Intenté calmarme, no tenía que parecer débil. Aunque lo fuera.

-- Lo siento. Vas muy rápido. -- Informé sollozando.

TaeHyung contestó con un beso en la frente que me pareció de lo más adorable y relajador. Entendió que necesitaba un poco más de tiempo y me dejó entonces respirar un rato.

Tomé el tiempo de relajarme y mirar la belleza del pedazo de hombre que tenía. Pensé que si TaeHyung veía que yo correspondía a sus movimientos si él asentía mis deseos, podría controlarlo más fácilmente. Entonces, decidí agradecerlo con un pequeño beso en la comisura de sus labios.

Segundos más tarde, sonrió y me volvió a besar. Siguió con el mismo tema pero con intenciones un poco más dulces. Fue desamarrando poco a poco la camisa del uniforme, mis pechos quedando fuera.

-- Definitivamente, el negro te queda de maravilla. -- Declaró asombrado por mi supuesta belleza.

Por mi parte, no dejaba de mirar, admirar a este hombre que tenía encima.

Bajé mi mirada por su torso desnudo recorriendo desde su pezón hasta su ombligo, volviendo después a su otro pezón.

-- Los tuyos son más rosados. -- Afirmó notando lo que estaba mirando descaradamente.

Me sonrojé, incendié, avergoncé.

¡Por qué este hombre tenía que decir estas cosas!

Intenté cambiar de tema pero las cosas se fueron complicando dado que sus manos bajaron hacia la zona de mi intimidad. Dejó de besarme, para enderezarse.

-- A partir de ahora, quiero que cierres los ojos y te concentres en lo que sientes. -- Mandó separando levemente mis piernas.

Obedecí, con confianza, pero cuando sentí sus hábiles dedos pasar por mi monte venus, fue un reflejo apartarme. TaeHyung volvió a poner su mano y siguió.

Volví a quejarme por el roce e intenté sacar su mano.

-- Muñeca... -- Empezó serio. -- He sido muy bueno contigo. Ahora, pórtate bien. -- Recordó.

Era verdad, Taehyung había sido comprensivo conmigo en lo que le había pedido pero me molestaba tener esas sensaciones. No quería aceptar que me gustaba.

Me disculpé rápidamente, recibiendo una sonrisa de su parte.

TaeHyung volvió y pegar su mirada en mí, para no perderse ni una de mis reacciones al descubrir estas nuevas sensaciones al acariciarme.

TaeHyung sacó mi falda, dejándome con las mangas de la camisa y en ropa interior.

Después de pasar unos segundos mirándome, TaeHyung decidió sacar la parte de abajo de mi ropa interior. Cerré las piernas rápidamente y me tapé inconscientemente. Él solo quitó mis manos y abrió mis piernas, como si nada.

Así, pasó lo que tenía que pasar. Empezó a tocarme y yo hice lo que me pedía, cerrar los ojos e intentar disfrutar.

Era agradable, pero desesperante. Esta era la única vez en la que TaeHyung se había vuelto delicado. Masajeaba mis labios vaginales, de abajo hacia arriba. Entreabrí mi boca y no me aguanté de ruidos indecentes.

Me gustaba y me avergonzaba al mismo tiempo.

Unos minutos después, TaeHyung parecía haber recorrido toda mi feminidad. Yo me encontraba cada vez más extraña, en un estado nunca antes experimentado. TaeHyung volvió a posicionarse sobre mí y me besó tiernamente.

Ya pasaría a lo que más me asustaba.

-- Respira. -- Aconsejó despejando mi rostro de cabello, viendo que mis nervios empezaban a subir.

Respiré hondo e introdujo un dedo rápidamente.

Ahogué un gemido, sorprendida. Se sentía demasiado raro, pero jodidamente bien.

-- Santo cielo. No me imaginaba que serías así de estrecha. -- Comentó en voz baja asombrado.

TaeHyung empezó a mover su largo dedo dentro de mí, eso sí que era el cielo. Atraje su cuerpo hacia el mío inconscientemente. Ambos estábamos pegados, nuestros labios en los oídos del otro. 

Taehyung introdujo otro dedo, al ver que lo disfrutaba. Ahí sí que se sentía que ardía, no me llegaba a doler, pero era una molestia. Una molestia exquisita.

-- No... M~mh, por favor. -- Me quejé en voz baja.

-- ¿Te duele? -- Preguntó sorprendido, deteniendo sus movimientos.

-- Arde. -- Corregí respondiendo su pregunta.

El hombre acarició mi cuero cabelludo y me abrazó.

-- Tranquila, ya estás casi. -- Informó, volviendo a moverse un poco más suavemente.



P. O. V TAEHYUNG

Había logrado que mi pequeña disfrutara aunque sea un poco del momento de intimidad que le daba.

Por mi parte, me gustaba más que nadie. Ver sus primeras reacciones al sentir placer me ponía demasiado duro. Su primer gemido al ser punteada por mí era tan inocente, pero me sonaba tan erótico...

Nunca hubiese pensado que su intimidad iba a ser tan chica y apretada. Si le dolía con dos dedos, ¿cómo iba a ser cuando la folle?

Sin duda, iba a tener que prepararla mucho. 

Claro, por más que lo deseaba, no lo iba a hacer hoy.

¿Por qué no?

Porque sabía que Yoon todavía no estaba lista para soportar aquello. Además, su propio disfrute era la prioridad.

Eso no significaba que se me habían quitado las ganas de tenerla bajo mío meterle mi masculinidad bien duro y hacerla gritar. Me era difícil controlarme.

Para resumir mis planes de hoy, quería darle un orgasmo e inventarme un motivo para castigarla.

Su castigo iba a ser, darme placer a mí y además, un par de chupetones. Quería absolutamente ver su piel pura marcada y maltratada.

Para mí no era una penitencia de verdad, pero sino, no tenía excusas para realizar lo que quería.





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Dirty Job [ 𝗞𝗧𝗛 ¹⁸ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora