10 - MIEDO

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Nicolae

—A media mañana llegarán los representantes de los clanes de la ciudad. Están todos muy afectados.

—Gracias, Lucie —le digo dedicándole una triste sonrisa —. Ocúpate tú de recibirlos. Seguro que lo harás muy bien.

—Sería interesante que la princesa me acompañara. Más que nada para que le vayan conociendo.

Suspiro. Adoro a Christen. Pese a su cabezonería, es una buena chica, pero no sé si está preparada para esto.

—Nicolae, sé cómo te sientes —me dice cogiéndome del brazo con cariño —, pero no puedes protegerle eternamente. Tiene que asumir su destino.

—De acuerdo. Hablaré con ella. Sólo dame algo de tiempo.

—El que necesites.

Lucie me da un suave beso en los labios antes de abandonar el despacho. Mientras le veo alejarse por la puerta, me paso la mano por el pelo nervioso. No sé cómo voy a tocar el tema, pero es algo que debo hacer. Quiera o no, Christen va a ser coronada como reina de las brujas.

De repente aparece por la puerta una asustada Beatríz. Eso me inquieta.

—¿Qué sucede?

—Es Draco... No sé qué le ha pasado, pero está en estado de shock.

¿Draco en ese estado? Es algo que me cuesta mucho creer. Él siempre ha sido más bien cerebral, por lo que no entiendo que se encuentre así. Algo grave ha tenido que sucederle.

—Yo me ocupo —contesto dirigiéndome a la puerta —. Y, por si acaso, avisa a Viktor.

Ella asiente mientras que yo me dirijo al comedor. Si algo está afectando a Draco, estoy seguro de que Viktor será capaz de calmarle. Su mente es demasiado fuerte para mí.

Cuando llego, me quedo sorprendido por la escena que se presenta ante mis ojos. Draco está agazapado en una silla agarrándose las rodillas y temblando.

—No... No... Otra vez no... —es lo único que puede articular.

Por su parte, Christen le abraza desesperada tratando de transmitirle algo de calma, cosa que no consigue.

Despacio, me acerco y le indico a Christen que se separe de él. Ella asiente y me obedece. Veo lágrimas en sus ojos. Está preocupada por su hermano de verdad.

Me agacho delante de él y le cojo la cabeza con mis manos. Se me hace un nudo en el estómago al ver su rostro completamente aterrorizado. ¿Qué le ha pasado?

—Draco, mírame —le ordeno.

Sus ojos me miran, pero no me ven. Es como si estuviera perdido en otro mundo. Un mundo terrible, por lo asustado que está.

—¿Qué sucede?¿Qué le pasa a mi nieto?

Viktor y Rose  irrumpen en el comedor y vienen directos hacia donde yo estoy. Inmediatamente me pongo de pie dejándoles el camino libre.

Coge la cabeza de Draco entre sus manos y una gran preocupación se dibuja en su rostro. Aprieta fuertemente los ojos y se concentra en él. Sé que esto le va a costar. Está en un estado malo de verdad.

—¿Por qué está así, Nicolae? ¿Qué le ha ocurrido? 

Obs ervo a Rose con tristeza. Es incapaz de contener el llanto al ver a su nieto así.

—No lo sé —respondo con sinceridad —. Sólo espero que Viktor sea capaz de calmarle. Yo me he sentido incapaz.

Todos nos quedamos en silencio observando cómo Viktor trata de penetrar en la mente de su nieto. Le está costando mucho y eso me preocupa.

DC XII:LA REINA DEL MUNDO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora