👑Capitulo 29: Próximo Rey

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Despierto un poco adolorida; estos días dormir junto a Felipe me hace acordar de la falta que nos hacíamos.

Esa noche después de estar con Amir y Aram me fui directo a buscar a Felipe, mi amado esposo.

Pero me recibió de una manera que no esperaba.

O tal vez sí.

Conozco demasiado a Felipe, sus celos enfermizos tambien harán que mi amor se disminuya.

—¿Donde estabas? Hace horas saliste de la celda.

—También te extrañé querido.

—¿Donde estabas?

—Tengo hijos, tengo a mi consejero, mis damas; personas que están a mi cargo; necesitaba saber como estaban todos.

Felipe baja su cabeza.

—Lo siento; el solo pensar que ahora te tengo solo para mi me hace querer encerrarte y que solo yo pueda ser tu visitante.

Preocupante.

Cambié de tema al instante.

—Te extrañé, y siento mucho lo que ha pasado con tu madre y tu nación.

Él me besa y me da un cálido abrazo.

—Portugal nos ha ayudado mucho; traje a Magne para que consiguiera un buen matrimonio  en Francia.

—La única de sangre real aquí soy yo junto con mis hijos, y bueno mis cuñados.

—De eso te quería hablar.

Se le nota un poco tenso.

—¿A que haces referencia?—Pregunté inquieta.

—Tu hija.

Me suelto de sus brazos de inmediato.

—¿Estas hablando en serio?—Reclamé—Celina solo tiene catorce, su madre aún vive y tiene naciones para dejar a su cargo; no necesitamos de Portugal.

—Magne tiene diecisiete; son una herencia de jóvenes reyes, es lo que el reino de España y Portugal necesitan; unos gobernantes jóvenes.

Lo pensé un poco; era cierto... Celina era la próxima gobernante de España, tal vez necesitaba estar entrenada desde ya.

—Lo consideraré; voy a conocer más a fondo a Magne; no dejaré que mi hija se despose con cualquier hombre.

Ya había arreglado un acuerdo con el vaticano; ellos me permitirían deshacerme de la creencia de dos reyes, una reina.

Por eso mis hijos no tendrían que sufrir como yo lo hice, con un matrimonio de tres.

Mi pequeña Celina no tendría de controlar a dos hombres y pagar el precio como lo he hecho yo.

Y mis dos varones no tenían que soportar a otro hombre con su esposa.

Fue esfuerzo de muchos años y oro, pero lo conseguí.

Lo hice por ellos.

Felipe me besó.

—Ahora, necesitaremos herederos.—Me dijo tomándome de la cintura.

Reí, y pasé esa y todas las noches que venían a su lado.


(...)


Hoy, estoy justo en frente de la tumba de Carlos.

Lloro desconsoladamente teniendo que aparentar algo que no es verdad.

Dos Reyes Una Reina ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora