—Esa voz me insitaba a matarlos.
El recuerdo se repetía.
Las palabras seguían grabadas con tinta fresca en su mente.
Esas y todas las anteriores.
—La voz me impulsa, pero yo soy quien obedece —su cabeza gacha y sus ojos vagos esquibavan la mirada de la rubia, confusa—. Todo lo que hayas visto esa noche no fue por obligación... sino por elección.
—Un momento, ¿a qué te refieres?
—Es como si esas palabras despertaran el odio y la ira en mí... es como si pudieran revivir todo el dolor que he pasado y lo convierten en energía oscura que dreno por medio de mi poder —suspiró, con un sentimiento de vergüenza y culpabilidad—. Esta no es la primera vez.
Mack escuchaba, sin interrumpirle.
Su corazón latía aceleradamente, pero no estaba asustada, al contrario, estar a su lado le producía mucha paz y seguridad.
Tomó su mentón para levantar su cabeza y observarlo a los ojos, pero un sentimiento de dolor atravesó su pecho a ver sus ojos lagrimosos. En ellos vislumbraban películas de sus vivencias y experiencias, cada cicatriz y cada rasguño se hacia presente en el color de su iris ámbar verdosa, había detallado sus ojos hasta el cansancio hasta que por fin observaba lo que misteriosamente llevaban guardando pesadamente como una cruz.
—Cuando empiezo, no puedo detenerlo —su voz estaba quebrada en su garganta, una lágrima cayó por su mejilla.
Ella aprisionó su rostro entre sus manos, tomando sus mejillas y haciéndose poseedora de todo lo que cargaba para hacerlo suyo propio.
—No importa cuánto hayas hecho, ni a cuántas personas hayas lastimado ni asesinado —sentenció con firmeza—, eso me importa en lo más mínimo, ¿entiendes?
—Eres arriesgada, Kenzie —bromeó el chico rodando los ojos.
Mack rio ligeramente.
—Si no lo fuera, ¿cómo demonios harías para sobrevivir? —bromeó ella de vuelta para luego abalanzarse sobre él y cubrirlo entre sus brazos con fuerza—. Quizás seas la destrucción encarnada, pero será imposible que tu poder destruya esto.
Aiden enterró su rostro en su hombro y besó su piel descubierta, luego le rodeó con sus brazos y la acercó más a si mismo.
Nunca se había sentido tan plenamente.
Nunca había sentido tanta serenidad.
Nunca había sido más sincero como lo era con ella.
—¿Crees que esto vaya demasiado rápido? —cuestionó el chico cuando el abrazo se disolvió y se vieron tan juntos como el espacio del tiempo, donde sus respiraciones se cruzaban y respiraban el mismo oxígeno.
—No, creo que esto va a nuestro ritmo —respondió ella esbozando una sonrisa.
—¿Crees que pueda darte un beso? —preguntó él con dulzura, observando sus ojos llenos de destellos.
Ella asintió con el corazón subiendo de frecuencia en su pecho.
—Solo si será aún mejor que la última vez —después de aquellas palabras, ambos labios se fundieron en uno tal como la aleación de dos sólidos.
Era una mezcla de emociones hermosas que ambos comenzaban a vivir, quizás estaban siendo demasiado arriesgados, pero no podían evitarlo. Lo que sentían el uno por el otro no podían callarlo y menos ocultarlo.
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Homeri Oddysea Universum
Science FictionEl llamado de auxilio proviene de todos los rincones del universo que sucumbe bajo el poder de un imperio, no queda mucho y las fuerzas se disipan cada vez más rápido. No hay forma de escapar. La sangre llama. La muerte espera paciente. La guerra e...