24. Alusión de amores sangrientos

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¿Qué hace la vida de un hombre miserable?, ¿Qué compone la estaca que desgarra lentamente? ¿Cuán amarga puede ser la sangre? ¿Cuán incoherente puede ser la entrega de esa alma?

Solamente soy un jugador, inexperto y poco creativo, muy pretencioso, posesivo de los tesoros que conquisto. Largas aventuras he cursado, ciertamente de todas las joyas que he hallado: eres la más entrañable y extravagante de todas.

He tenido jugadas estúpidas, pero creo que jugar con la muerte fue la peor de todas. Pautas me diste, pero tu pequeñez me hizo dudar de tu grandeza. De todas la armas que empuñé, ninguna fue más fuerte como las palabras con las que apuñalé.

Desgarré tu confianza, destruí el valle donde crecimos, desestimé la belleza que te embarga al dañarme. En noches oscuras me ofreciste tu abrigo y consuelo, mientras yo lo hallaba en ratos de placer. Me enseñaste lo sublime de tu canción y yo me propuse a escupirlo totalmente.

Tu pensar era de admirar, y tus palabras de mil tormentas me salvaron, cargaste con la cruz que no quise llevar. Construiste una gran represa para el carmesí que nunca debí derramar. Te ataque, te molí, te destrocé nunca importó cuan fuerte era el golpe, regresabas a mí con una cálida sonrisa, la que un día también tuve osadía de quitar. Eras un gran tesoro y ese valor le quité, pero entre todas mis acciones; tu corazón te regresaré.

Amor mío, al vacío iré, en el infierno me podré pudrir, sé que vendras por mí, mas no lo hagas porque como fénix volverás a batir tus preciosas alas.

El algoritmo de la mente: el efecto ansiolítico de la poesía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora