Prólogo

163K 8.9K 6.3K
                                    

Cuando giré hacia el campo, vi a William caminar tranquilamente hacia mi dirección con la cabeza gacha y sin despegar sus ojos de los míos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando giré hacia el campo, vi a William caminar tranquilamente hacia mi dirección con la cabeza gacha y sin despegar sus ojos de los míos.

Una sonrisa macabra se formó en su rostro.

Fruncí mi ceño al no ver a Hans a su lado ¿Fue con las supervisoras? La idea me molestó, ilusa de mi al creer que si podría afectarle mi comportamiento. Luego tendría tiempo para enojarme, mientras tanto debía librarme del que cada vez estaba más cerca.

Sin reparar en que alguien podría verme, salí corriendo hacia el ascensor al ver que ya estaba llegando junto a mí.

Todo estaba mal, mis nervios estaban a flor de piel y mi respiración ya estaba agitada. William no tendría ningún problema en subir las escaleras, incluso podría llegar primero.

¿Cómo se me ocurrió? No creí que reaccionaría de esa forma.

Cuando las puertas del elevador se abrieron, saqué despacio mi cabeza inspeccionando el pasillo. Nada. Un poco aliviada, me encaminé a mi cuarto sigilosamente, pero a mitad del camino un ruido me alertó, lentamente giré sabiendo de quien se trataba.

Sabía que subiría, desde un principio vi determinación en sus ojos.

¿Cómo podía lucir tan fresco después de haber subido cuatro pisos a esa velocidad?

Al ver que sus piernas empezaron a dar pasos, corrí hacia mi cuarto con él imitando mi acción. En el momento que iba a cerrar la puerta, puso uno de sus pies impidiendo que esta se cerrara por completo.

Internamente agradecí que solo lo detuviera, si hubiera empujado con lo cabreado que está, yo habría volado al piso.

Cuando estuvo adentro, cerró la puerta con seguro y se acercó a mí.

- Dime florecita - deslizó uno de sus brazos por mi espalda pegándome a él, con total seriedad extendido en sus expresiones - ¿Qué creías estar haciendo? - acarició mi mejilla paseando sus dedos hasta la mandíbula.

Impulsé mi cuerpo hacia atrás cuando su rostro estuvo cerca del mío, sin embargo él le restó importancia y se centró en mi cuello aspirando mi olor.

Reuní voluntad y con toda la confianza del mundo se lo dije - No es de tu incumbencia - giré mi rostro hacia el costado evitando su mirada.

¿Él si podía estar coqueteando con las hermosas supervisoras, pero yo no podía hablar con un amigo?

Una pequeña risa no es lo que me esperaba de respuesta, pero arrastrarme hacia la pared y friccionar su cuerpo contra el mío si fue sorpresivo, principalmente por la rapidez en que lo hizo.

- Ya verás que sí, florecita - pasó su pulgar por mi labio inferior - pagarás por los dos.

.

.

N U E S T R A (Míos #1) En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora