Al abalanzarme sobre aquellas partículas solo me fije en dos, una que pensé que sería mi salvación, una sonrisa agradable y amistosa, pero la otra la había visto, y no sé qué era, pero sabía a donde me podría llevar, o que clase de respuestas me podría dar.
Lo años transcurrieron, son solo una pintura más, pero esa escena, aquella visión jamás la olvidare, compartíamos la misma visión, yo acercándome con un poder absoluto, 3 pisos debajo me daría cuneta que estaba algo o alguien que no podría saber hasta que me acercara a sus aposentos y la despojara de todo lo que la ataba, un plano cenital desde mi perspectiva, sentía la grandeza, su miniatura, su temor, sus pesares, pero sobre todo su aparente estabilidad, mientras que ella con su plano nadir vio solo a un ser más, un espíritu incluso, alguien más que no tendría importancia en su vida, y menos a 3 pisos sobre ella, pero eso estaría a punto de cambiar.
Yo la miraba desde lejos, con cautela, como aquel león cazando a su gacela, o miento, tal vez ambos éramos dos gacelas con sed de libertad, o incluso dos caballitos de mar en busca de alguien que ocupara su asiento contiguo del tren acuático.
Los días pasaban y solo podía observar como la dulzura de un perfil no autorizado por mi radar de soluciones era captado a un radar de 180 km cuadrados a la redonda, algo grande pero no era tan preciso, lo habían dejado atrofiado y con fallas.
Un día casual solo tome la decisión, hacerlo, después de una discusión que tomo horas para llegar a una decisión, algo anticuado pero en eso me había convertido, mis agallas fueron tapadas por basura que dejaron en mi laguna, y debía aprender a vivir con eso en lo que lo limpiaba, me acerque a ella, en su grupito de amigos habían dos o más personas que sabían de mi inhóspita existencia, algunos sabían de mi mañanas, otros de mis excentricidades y otros de mis pecados, solo llegue, me senté a su lado, y el resultado de varios días de hablar por un chat que solo se limitaba a compartir varios renglones de texto, con la misión de que por ese medio logre descubrirme a totalidad, solo con un gesto lograría hacerlo. Recosté mi cabeza sobre su hombro, un movimiento básico e incluso idiota hasta para mi pero lo hice, escuchaba como todos hablaban y yo como con el árbol, solo pase a un estado de pasividad total. Sus y algunos de mis amigos me incluían en su conversación, y yo con leves respuestas solo lograba acotar historias u opiniones poco relevantes, tenia que preocuparme en no quedar hipnotizado por la calma que me producida, solo que una sirena anunciando el regreso a la estabilidad y normativa nos arruinaría la fiesta de argumentos.
La primera cita fue algo extraño, para mí ya que el lugar no era del todo puro, pero el motivo sí que lo era, un lugar lleno de historias apestosas, hechas por personas cotidianas y extremistas en sus decisiones, pero nosotros resaltábamos, aunque un pequeño acompañante formaría parte de nuestra tripulación, desde ese día en ocasiones hasta un punto en el que se volvió crucial e incluso un punto neutral para ambos. Llegamos y nos sentamos en un lugar apartado, entre los juegos infantiles para padres con cosas mejores que pensar que en sus propios hijos y para parejas desesperadas por encontrar un lugar donde rozar sus cuerpos, pero no, nosotros desde el inicio demostramos ser diferentes, nuestros cuerpos bajaron y se adueñaron del lugar, reposaron y como dos mamuts en descanso con su robustez de cuerpo nosotros la transformábamos en robustez de presencia. Moví mi primera pieza, y me acosté sobre sus piernas, mi cabeza nuevamente se unía a su cuerpo y con el miedo de lograr una unión de la cual no me separaría nunca lo hice, después de su primer movimiento todo eso dejo de ser un juego de ajedrez a ser un escrito colectivo, cada unos escribiendo un párrafo, acotando un sentimiento y sensación. Sus manos recorrían mi cabeza, dirigiéndose desde el oxipital hasta la zona parital, a cada momento, una y otra vez, domándome y manteniéndome tranquilo, manso y extrayéndome mis ideas iniciales de la cabeza. Pronto tuvimos que emigrar, mas que todo quisimos hacerlo, ya con una intuición y semejanza más sabíamos que lo nuestro no era estar estáticos, llegamos a unos columpios en donde como dos niños que quieren descubrir y lastimarse a propósito jugaban sin querer saber que hora es, de arriba abajo se balanceaba resultado de la fuerza propulsada por mi mano, con una sonrisa entre dientes y un miedo de un empujón erróneo nos reíamos sin parar, sintiendo y recordando lo que era ser un par de niños sin preocupaciones. Nuestra cita tuvo un límite, como todo, algo decidido por una ubicuidad inexplicable, predicada por sus raíces, por su educación, debíamos regresar y no sabíamos si era correcto desobedecer, así que solo lo hicimos, nos fuimos. Ya en el camino que nos conducía por la vía de regreso, antes de dejar nuestro semi paraíso recogí un recuerdo del lugar, una muestra que al salir de ahí se pudriría por no compaginar con el mundo abrumado y absurdo, una flor, la arranque como un déspota, como un inconsciente, un atrevido, aun no sabia quien era, fue un impulso, me rehuse a mis principios e hice lo que por años dije que no haría, se la entregaría, me vesti de un caballero homicida y falso, para corroborar una ley, algo mas con lo que sabría a que me enfrento.
N.- Jamás me gustaron las rosas, ni las flores.
Con una sonrisa interna de ironía y alivio dije:
J.- Pero. ¿Por qué?
N.- Siempre las vi como un gesto de falsedad, de hipocresía y atrevimiento total.
Sabia la razón de su respuesta, no necesitaba más, ahora sabía que deseaba quedarme con ella y saber de su complejidad cerebral, emocional y espiritual
Los días pasaban como la brisa meciendo a Quito, dulce y sombría, una de esas tardes donde la oscuridad se había posado y la única luz era la que se prendía con la presencia, si con los sensores de movimiento de los postes de luz de la ciudad, soñé con algo, con un impulso que me obligaba verla, no recuerdo porque ni para que solo quise hacerlo, y se lo dije:
J.- Puedo ir a verte?
N.- A esta hora?
J.- Si, solo es una pequeña visita.
N.- Pero que les digo a mis padres.
J.- No lo sé, se creativa
N.- No tengo nada
J.- Ya se
J.- Diles que necesitas recibir un trabajo y que es urgente que te lo vaya a dejar
N.- pero no me lo creerán.
J.- si no lo intentas no lo sabremos.
Aquel chat se inundo de dudas, de espera impaciente, de fuego fatuo y permisos que nunca se sabrán el porqué de sus decisiones.
N.- No me lo vas a creer
J.- Que sucedió?
N.- Me dijeron que sí. Pero no sé cómo sucedió
J.- Suerte tal vez o es que la vida nos quiere ver viéndonos.
N.- Tal vez
J.- En 20 minutos estoy ahí.
Como niño mimado, les comenté a mis padres, si podría salir a ciclear un momento, excusa mas que coherente, y su decisión fue asertiva.
Y ahí estaba yo a las 7 pm siendo participe de un Quito con fisuras pero que todavía resistía más caos, las calles eran sombrías, parecían un regalo envuelto con las luces que alumbraban ciertos lugares que la gente necesitaba, el centro, a un par de cuadras de su morada estaba repleta de personas, incluso a esa hora, aun se alimentaba la gente, comida chatarra, salvación rápida, de momentos, infiernos, donde en esquinas limpiadas por la luz habitaban carritos de comida rápida, yo solo pedaleaba cada vez más, con una fuerza inimaginable, con el miedo de ser atrapado, pero a su vez con la inspiración de verla, en si no pensaba en nada, solo me acompañaban mis canciones, no pensaba en ella, pensaba en mí, en que decir pero lo hacía porque no quería planear nada, aprendí que nada se planea de forma meticulosa, siempre en un plan perfecto hay algo de lo que no somos conscientes.
Al llegar al lugar de encuentro, a una esquina que sería la parada perfecta, punto de encuentro por si algo sale bien o sale mal, ahí estaba ella, con un pantalón suave, un pijama notable, junto a un chico, y sus guantes extraños pero elegantes, solo quería fijarme en ella y eso hice. La noche se alargó, entre risas y miraditas coquetas que escapaban con un mensaje interno y llegaban a su destino, un par de ojos que los recibían como niños esperando sus regalos de navidad, las horas pasaron y el trabajo que debía dejarle se olvidó, solo éramos ella y yo, entre charlas que ya no recuerdo, pero miradas que hasta el día de mañana se sentirán.
El día llego, aunque no sabía que había llegado, solo lo viví como un día cualquiera, sin saber lo que debía hacer, aunque si, seria participe de un programa de colegio, con mi silencio y educación, ella debía someterse a un acto cívico que definiría su ciudadanía y lo hizo con respeto, elegancia y toda la atención que se necesitaba. Y yo pues había hecho mi labor, aunque mas que eso era un acto de reconocimiento, un mensaje en sobre, un detalle anticuado pero clásico, la había dirigido hacia mi aula de clase donde tenía escondido aquella luciérnaga entre faroles desactivados que tomaban forma de libros y cuadernos y se la di, entre sus manos transportaba una parte de mí, una parte que cada vez se haría más y más grande
Nuevamente, entre la soledad y momentos cruciales se tornaría el ambiente decisivo, un color mañanero, amarillo anaranjado con trompetas imperceptibles pero retumbantes en el fondo, junto a los escombros de un intento cívico por recordar lo que fuimos y lo que no volveremos a ser.
Sentí nuevamente un peso, suave por su masa, pero intenso por su motivo, donde mis pesares volvían y mi futuro se desvanecía, y aunque sabía lo que debía hacer quería saber la forma de mi destino una vez más, un diente de león, blanco y puro como su razón de existir.
Pase minutos dudando, recorriendo lugar a lugar en busca de una respuesta, hasta que me decidí, sabía lo que debía hacer y estaba decidido, solo hacía falta encontrarla, recorrí el lugar desesperado en busca de ella, llamadas que salían, y mi cuerpo deseoso de iniciar la acción, hasta que entre en el estado de reposo antes de entrar a una guerra de palabras y argumentos total. Ella llego a mí, no fui a donde ella, por arte de magia mi necesidad apareció de la nada y los nervios fueron creciendo poco a poco.
J.- Necesito decirte algo
N.- Claro
J.- Pero debe ser en un lugar más privado
J.- Sígueme….
Y ahí estaba yo de la mano de una inocente criatura que pronto seria quien decida si continuar con un camino o elegir otro.
J.- No sé cómo empezar, pero bueno
N.- Por el final
J.- Lo hare desde la mitad.
Mira. tu eres grandiosa, aprendí mucho contigo, me motivaste a hacer cosas que tal vez jamás las hubiera hecho de no ser por tu impulso presencial, me encanta estar contigo, me haces olvidar de todo problema y …
Ahí estaba yo, resultado de una masculinidad sin forma coherente, solo sabia que era diferente, en base a un aprendizaje sensible y consiente, fue ahí donde recordé todo lo que había aprendido, las personas con las que me había cruzado y recordar que no era lo mismo, que era diferente y por ende tenia miedo a nos sujetarme a una norma de aprobación segura, más bien cree un nuevo sistema y lo hice totalmente mío, en base a las palabras, la elocuencia, los hechos y las promesas sustentadas sobre mi propia existencia.
N.- No lo sé…. Te lo diré mañana
Fue una respuesta bastante asertiva, junto a una sonrisa cómplice por su parte, pero aun mis dudas estaban ahí, no se porque, sabia su respuesta, pero quería jugar al niño detective. Estuve emocionado lo que resulta del día, la noche paso como un viaje en avión, seguro del destino, pero con miedo de no despertar o incluso de despertar.
Los meses contiguos pasaban como tarjetas postales de una familia que las encontró en una caja entre la inmundicia de su ático antes de su mudanza, un gesto triste pero nos replanteaba la acción inicial, del porque ser uno solo, y seguir siendo individuales a su vez. Nos replanteaba nuestro acuerdo, un pacto que se llevo a cabo con el uso de la palabra, un poco de ADN y objetivos.
Un día soleado, debía asegurarme de que todo saliera perfecto, no de acuerdo a un plan establecido, pero si a unas pautas ¨legales¨ para no llevar a cabo nuestro deceso hacia el mundo pasional tan temprano. Una convención, algo anticuado, pero a mi perspectiva una primera y nueva aventura de esa estirpe. Cuando la vi fue un golpe, o un disparo, como aquellos de las tiras cómicas, más específicamente las de ¨condorito¨, si, con una caída y todo, aunque la mía solo se notó en la seguridad, mi nerviosismo aumento como el tamaño en sus tacones, la hacían ver un poco mas alta de lo que era, ahora la tenia a mi nivel, pero esta vez fue más notable visualmente, además usaba un atuendo bastante incognito, digno de una inspectora policial de los 80’s, Una gabardina que la cubría como un plano Americano, unos jeans que cubrían el camino de la serpiente y una blusa que en contraste con la gabardina hacia juego con sus mejillas, rosadas como las hojas de una primavera fuera de nuestro contexto, pero dignas de la apreciación por tanta hermosura, seguido de un par de canicas, fabricadas meticulosamente, escondiendo un tesoro valuado de 24 kilates y por ultimo su cabello, largo y lacio, aunque según la visión de personas que no importan estaría despeinada, siempre le dije que la naturalidad forma el perfecto Arte, el no concentrarse en como se muestra si no siempre cuidar lo que es.
Nuestro recorrido empezó bien, libros antiquísimos, libros que había buscado por décadas, ella con su literatura fantástica, y yo con la literatura esotérica, un contraste tan fuerte que a su vez coincidíamos en la historia contemporánea. El recorrido fue largo, lleno de visitas prometedoras, incluso momentos claves, de compra, conocimiento, reconocimiento y emoción fugaz. Pronto salimos de aquel lugar, tan pronto como así asignaba su calendario establecido, nunca fue un problema para mí, aunque a veces hubiera querido detener el tiempo y solo pensar en que existimos ella y yo, en un lugar donde podríamos hablar sin preocupaciones, donde nuestro conocimiento se elevaría y nuestra motivación mutaría de ser un bajón emocional a ser una incentivación paternal.
El tiempo no tenía razón de ser, aun menos cuando nos escapábamos en pleno amanecer hacia los sótanos de una colegio que cubría con su infraestructura parte de una naturaleza inmutable, pero nosotros la recuperábamos con un beso, viendo hacia las montañas, las nubes con forma de océano, siempre le comentaba que me sentía como una sirena o incluso el esqueleto de un marinero junto a su tripulación, hundido en un barco sin salida, y las nubes daban un soplo de vida siempre que eran chocados por los rayos luminosos de un sol que era insensato de la maldad y frialdad que habitaba entre miles de estudiantes, cansados de una educación absurda y con hambre de sus propios secretos.
El tiempo no tendría remedio, siempre acabaría por terminar, pero esta vez no, apenas empezaba y no tenia un cronometro bajo su sobaco, escondido como la alarma de un estudiante ¨prometedor¨ que inhala la luz de su lampara y exhala lo aprendido junto a una dosis de H2O y un poco de cianuro resultado de varias pepas de manzanas ingeridas ¨accidentalmente¨ llevando así la cuenta en espera de que haya consumido las suficientes.
Las reuniones junto a sus compatriotas; compañeros separados, acelerados a su tiempo, marginados de una clase aparentemente mediocre eran siempre de aprendizaje, perdida de neuronas o incluso renacimientos totales.
Un día bastante luminoso, las mentiras una vez mas serian la tarjeta de entrada a la puerta de seguridad para el escape, una mentira piadosa, con la finalidad de liberarse, pero con la capa de seguir hundido. Llegamos a la morada de uno de sus amigos, no quería saber nada mas que no fuera ella y yo sobre un mismo regazo. Yo creía que conocías alguien a su totalidad cuando caía la noche, pero ese día aprendí que solo necesitas darle a cualquier persona un lugar donde ser el mismo y lo será, sin restricción, con personas de su confianza y esa persona seria capaz de matar o incluso revelar el secreto que nos atormentaría la vida a todos, auméntale a eso unos grados de alcohol y tendrás un ¨Tom y Jerry¨ perfecto, donde las persecuciones argumentales tomaran formas colosales o incluso las personalidades asfixiantes nos ahorcarían sin parar y tal vez solo tal vez una llama se encendería bajo las sabanas de un edredón sin pertenencia, definitivamente pasaría alguna de las tres.
Rápidamente el alcohol se hizo presente, vaso tras vaso dejábamos de pertenecernos y llegar a ser uno con el juego, las bebidas fueron cada vez en aumento, aunque tenia claro mi objetivo, renacer junto a ella, a lo largo de nuestra coexistencia siempre prometimos hacerlo, cuando nos hallemos en problemas ahí estaremos para recordarle al otro quien es o incluso si es necesario renacer de una forma diferente, pero con la misma finalidad de la forma que sea y estaría seguro que lo conseguiría solo con juntar sus labios a los, míos. El alcohol nos hacia participes de un juego bastante repudiable, aunque entretenido, apostando nuestro tambaleo con un solo movimiento de jinetes con letras desde la A hasta la K.
De pronto ella en su intento por volver a su normalidad me dijo:
N.- Ya vuelvo amor, voy al baño
Había recordado en uno de mis viajes astrales hacia ese lugar había un espejo, en un intento inocente de captar ese momento con un parpadeo luminoso tan rápido como seria nuestro intento de escapar la seguí. Y ahí estaba atrás de su cuerpo, como aquel diente de león que se deja llevar por la brisa, por la actividad de cientos de seres vivos y ahí estaba ella, en espera de su turno por entrar en la capsula de retoque, donde sabrías quién eres nuevamente y si puedes seguir siéndolo. La puerta contigua a aquel lugar de sanación estaba abierta, yo con uno de mis chistes fui y me senté sobre la cama, con un pequeño silbido, ademan súmmum de llamado lejano de ser atractivo o elegante, pero lo logré.
Pronto la puerta que nos separaba de un lugar lleno de penas y pesares seria cerrada y formaríamos un templo que tomaríamos prestado, pero sería solo nuestro durante los próximos 60 últimos minutos que estaban anotados en nuestras cabezas como si se tratara de algo que nos recuerde lo que hacíamos antes de entrar a un paraíso prohibido.
Los cálidos besos, uno tras otro junto a la agresividad que se vestía de lujuria acompañaban cada soplo y resoplo que expulsaba mediante sonidos melódicos mientras mi gusto saboreaba la ambrosia que tenia en frente, primero por el cuello, poco a poco, suave mientras la sonata elegida para ese momento nos deleitaba mientras maquillaba las pruebas aparentes que serian suficientes como para acusarnos del mayor caso hedonista de la historia.
La desnudez se haría presente en un 50% a expensas de llegar pronto al máximo, pero no sería así, solo nos deleitábamos con nuestras puras existencias, mientras nuestros pechos se juntaban los cuellos se repudiaban y nuestras bocas se deseaban cada vez más y más, durante el tiempo que duro no quise salir, las ilusiones volvieron a mí, convirtiéndome en dueño y señor pero a la vez un esclavo o un bufón que a diferencia de su estereotipo solo tomaba el objetivo de este último, deleitar a su amo, en este caso a una ama que se preocupaba por sus súbditos, una ama ejemplar pero así mismo oculta, con secretos y habilidades que posiblemente fueron inculcados por un ente que comprendía el funcionamiento humano peor no su límite.
Un único elemento me haría volver a la realidad, pero a su vez volver con mas ansias, un espejo en forma de corazón, era el marco perfecto para una foto juntos que la colocaría sobre mi escritorio como recuerdo memorable que refute lo que con el paso del tiempo inexistente alteraría en mis recuerdos frágiles.
Los labios mojados, espaldas aruñadas, pechos marcados, abdómenes acariciados, sexos masajeados, cabellos alborotados y zona ajustada a una necesidad que crecía como un virus, imparable, pero este virus acareaba a una sensación inolvidable, explicita en el cuerpo, notable en sus sonidos y memorable para su psiquis.
Pasado vario tiempo, pero no el total ella volvió.
N.- Debemos parar
N.- Esto esta mal, va en contra de todo lo moral, no es zona de nuestra propiedad y y…
J.- Quieres volver?
N.- Tal vez
Llegado a este punto mi definición neutral había cambiado, o tal vez se adapto al contexto, pero tenia claro que porcentajes teníamos. Como un principio de Pareto sobrepuesto a una ley sensible de paridad mis palabras retumbarían sobre su glándula pineal.
J.- Esta segura?
Mientras mi mirada transmutaba a una invitación al pecado su cuerpo se adormecía y su mirada bajaba hacia mi cuerpo, y el suyo. Una respuesta temblorosa marcaria lo inevitable
N.- Si
Mientras su mente le ordenaba a su cuerpo levantarse mi cuerpo le imploraba y formaba un tratado amoroso con el suyo. Pronto nos envolveríamos una vez mas sobre las sabanas desordenadas, con un hedor abominable, se necesitarían 3 lavadas para poder quitar nuestra marca registrada de su esquina.
El tiempo paso, y no fuimos consientes de ello, lo aprovechamos, hasta el ultimo movimiento, y los abrazos se hicieron presentes, palabras que acompañarían al momento llegaron con un traje de etiqueta, pero un peinado alborotado.
J.- Te amo
N.- Yo te amo mas
Después de recalcar lo obvio, nos acurrucamos y aun no listos para salir sonó una alarma, aquella alarma nos despertaría de nuestra faena utópica, fui consciente de que el tiempo en segundos no nos favorecía y de que lo mas inteligente era salir de ahí y llevar a mi novia con seguridad hacia su morada.
En un intento absurdo por salir se escucharon estruendos afuera, en el baño los gritos eran incesantes, todos querían entrar, desesperados y amontonados, nosotros decidimos quedarnos a esperar y pronto saldáramos de allí.
Nuestro anfitrión nos ofreció comida y aunque sabíamos que no podíamos quedarnos nuestra necesidad fue más, agradecidos aceptamos y acompañamos a nuestros compañeros en la ultima cena, donde las miradas de complicidad se harían presentes, más a mi que a ella, sus comentarios fuera de lugar sobraban y con un intento de resaltar mi aparente ¨hombría¨ impuesta por ellos llegaban los comentarios mas impertinentes para la hora de la comida.
?.- Pensé que te demorarías menos
?.- Espero que la habitación no haya quedado manchada
Estaba harto y una sonrisa dibujaba mi carisma, mientras que ella se concentraba en su alimento, me moleste por la incomodidad que produjeron, en la posición que la dejaban a ella, podría haber sido una broma, pero acababa de regresar a este mundo y mi radar de sarcasmo o bromas era inservible, además no era como ellos.
Entre un camino de árboles, asuntos en apuros y flores que caían de la nada se poso nuevamente este pajarillo que me susurraba
- Es hora de volver
Lo acepte con lagrimas en los ojos, de repente ella me regreso a ver y aunque yo estaba en aparente deceso ella seguía sonriendo.
N.- Resucitemos juntos
Eso me llevaría a una conclusión global, aunque especialmente con ella. Que las historias aun no terminaban.
ESTÁS LEYENDO
Premoniciones
SpiritüelDentro de la cabeza de un ser humano hayan predicciones y momentos visibilizados, aunque no se sabe lo que podrá ser o no ser real.